Tenía complicidad a escala binacional

Extendió su tentáculo de poder a todas las áreas estratégicas de seguridad y creó alianza con la DEA y el FBI

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CIUDAD DE MÉXICO.- Considerado el funcionario más influyente de la administración del presidente Felipe Calderón, Genaro García Luna extendió su influencia a todas las áreas estratégicas de seguridad, fortaleció a su equipo de incondicionales y logró crear alianzas con instituciones extranjeras como el FBI y la DEA estadounidense, que incluso lo condecoraron por su “lucha contra el narcotráfico”.

Paralelamente, de acuerdo con archivos de este semanario, él y sus colaboradores cercanos fueron señalados desde 2004 por estar al servicio de los hermanos Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa; 15 años después, la Corte de Nueva York lo requiere por esas acusaciones.

Actualmente uno de sus hombres de mayor confianza, Ramón Eduardo Pequeño García, ocupa un puesto estratégico en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador después de encabezar la Unidad de Inteligencia de la Policía Federal (PF) y estar al mando del monitoreo de las cámaras de seguridad de los centros penitenciarios en 2015, cuando se fugó Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

Investigaciones de la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) arrojaron que buena parte de los funcionarios más cercanos a García Luna fueron corrompidos por el narcotráfico, pues desde el sexenio de Vicente Fox surgieron evidencias de que la Secretaría de Seguridad Pública fue una de las dependencias más infiltradas por el Cártel de Sinaloa y otras bandas delictivas.

Ajustes cruciales

Por ejemplo, Édgar Enrique Bayardo del Villar, ex inspector adscrito a la Sección de Operaciones de la entonces Policía Federal Preventiva (PFP) fue puesto a disposición de la SIEDO por servir presuntamente a Ismael “El Mayo” Zambada García. Cercano a García Luna, con un sueldo no mayor a 26 mil pesos mensuales, Bayardo consiguió en poco tiempo la prosperidad: compraba al contado vehículos de lujo y residencias.

El 30 de octubre de 2008 su jefe en la PFP, Gerardo Garay Cadena, lo puso a disposición de la SIEDO. Tras convertirse en testigo protegido, Bayardo fue asesinado el 1 de diciembre de 2009.

Otra pieza de esta red, presuntamente al servicio de los hermanos Jesús e Ismael Zambada, es precisamente Garay Cadena, comisionado de la PFP que el 1 de noviembre de 2008 renunció a su cargo para ponerse voluntariamente a disposición de las autoridades. De inmediato fue arraigado por la SIEDO. El 11 de diciembre se le consignó por el delito de delincuencia organizada y tras pasar cuatro años en prisión fue exonerado por falta de pruebas.

Las pesquisas también abarcaron a otros funcionarios ligados a Garay Cadena. Uno de ellos es Francisco Navarro, jefe de Operaciones Especiales de la SSP, con amplio control en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, reconocido como uno de los puntos de entrada de droga y salida de dinero del narcotráfico.

Dos días después de que renunciara Garay Cadena, el 3 de noviembre, García Luna nombró como comisionado interino de la PFP a Rodrigo Esparza Cisterna. Años después, en 1993, cuando era delegado de la PGR en Sinaloa, brotaron los primeros rumores sobre una relación de Esparza con “El Chapo” Guzmán. El delegado fue acusado de actuar contra la administración de la justicia y se le dictó auto de formal prisión, pero éste fue revocado el 23 de agosto de 1993 por el sobreseimiento de su caso.
En junio de 2013, días antes de concluir el sexenio de Felipe Calderón, el narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, denunció en una carta pública:

“Genaro García Luna, quien cuando menos desde el año 2002, primero en la AFI (Agencia Federal de Investigación) y luego en la PFP, me consta que ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y la delincuencia organizada, al igual que un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito, quien trabajaba con la DEA y me pasaba información; Luis Cárdenas Palomino, Édgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios (PF Colombia), Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena, forman parte y reciben dinero de la delincuencia organizada y de mí.”

De la noche a la mañana

El 9 de junio de 2013 este semanario publicó que Armando Espinosa de Benito, alto funcionario de la Policía Federal en tiempos de Genaro García Luna, fue acusado por “La Barbie” de recibir sobornos del crimen organizado. La investigación periodística mostró que “El Güero” Espinosa acumuló en cuatro años ocho propiedades con un valor superior a 37 millones de pesos.
De acuerdo con la investigación de este semanario, 2010 fue el último año que Espinosa de Benito hizo pública su declaración patrimonial.

Al servicio de los capos

El 19 de julio de 2015 Monte Alejandro Rubido García, comisionado nacional de Seguridad, y Ramón Eduardo Pequeño, ex titular de la División de Inteligencia de la PF, ambos aliados de García Luna, fueron señalados de permitir la fuga del “Chapo” Guzmán.
Al concluir el sexenio calderonista se integraron al primer círculo del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para tener el control del aparato de seguridad e inteligencia del gobierno federal.

En 2001, cuando “El Chapo” se escapó por primera vez de un penal de alta seguridad, el de Puente Grande, Jalisco, Rubido García era director general adjunto del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y por lo tanto debía anticiparse a cualquier crisis que pusiera en riesgo la seguridad del Estado.

Aunque el ex titular de la Comisión Nacional de Seguridad se deslindó de la segunda fuga de Guzmán Loera, varios de sus colaboradores cercanos, también antiguos subordinados de García Luna, fueron objeto de indagatorias. Entre ellos, Ramón Eduardo Pequeño García, destituido porque era responsable del monitoreo remoto de los penales federales y quien –según Herrera Valles– ahora es uno de los asesores de Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
A su vez, el ex comisionado de la PF Édgar Millán Gómez fue asesinado a balazos la madrugada del 8 de mayo de 2008, al llegar a su casa en la colonia Guerrero de la Ciudad de México. Y Roberto Velasco Bravo, también señalado de trabajar para los Beltrán Leyva, fue director de área de Crimen Organizado de la Dirección General de Análisis Táctico de la AFI. Además se le atribuyeron vínculos con la delincuencia organizada y fue asesinado el 1 de mayo de 2008.

Dentro de ese grupo, que según la entonces Procuraduría General de la República (PGR) brindaba protección a Zambada, aparece Luis Cárdenas Palomino, hombre de confianza de García Luna. Fue titular de la División de Seguridad Regional de la PF desde junio de 2009, pero en enero de 2013 dejó el cargo para incorporarse a Adamantium Private Security Services, empresa de seguridad privada del Grupo Salinas, según el portal web del consorcio.

Esa firma opera en 30 entidades del país y se especializa en la protección de empresas, industrias aeroportuarias y polígonos industriales. Actualmente vigila los aeropuertos de Chetumal, Uruapan, Colima, Tepic, Campeche y Ciudad del Carmen, así como los puertos de Veracruz, Tuxpan y Manzanillo, además de una docena de empresas como Banco Azteca, Elektra, TV Azteca, propiedad de Ricardo Salinas Pliego.

Bajo la sombra y protección de Felipe Calderón, García Luna creó una red de proteccionismo en el cual  sus vínculos llegaban a los Estados Unidos.

                                                         
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