Los dueños de gasolineras se enfrentan a problemas constantes de inseguridad, afirma la Asociación Mexicana de Proveedores de Estaciones de Servicio (Ampes).
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La inseguridad es uno de los factores que más golpean a diversos permisionarios de gasolineras alrededor del país, e incluso, se estima que hay dueños de estaciones de servicio que pagan hasta 100 mil pesos mensuales para que el crimen organizado los deje trabajar con tranquilidad, afirmó Alicia Zazueta, vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Proveedores de Estaciones de Servicio (Ampes).
“Varía dependiendo la zona, pero si son cantidades mensuales muy grandes, incluso de 100 mil pesos al mes, podemos observar este fenómeno en entidades como Michoacán, donde los empresarios tienen que lidiar con la inseguridad en todos los niveles”, dijo.
Entre los problemas más constantes que enfrentan los gasolineros se encuentra el pago por derecho de piso, robos de pipas y asaltos frecuentes, por lo que los empresarios deben invertir importantes cantidades en seguridad.
“Instalan cámaras por todas partes, capacitación constante, cuentan con un guardia armado y con el apoyo o colaboración de autoridades locales, que a veces, hasta les llegan a cobrar”, indicó la especialista.
De esta forma, Alicia Zazueta también recomienda fortalecer la seguridad en el proceso de logística del producto, ya que el transporte de petrolíferos no se escapa de atracos.
“En la carretera, el crimen organizado detiene la unidad, bajan al transportista y se llevan la carga, tenemos muchos casos abiertos al respecto, incluso, la delincuencia entra a instalaciones que actualmente están cerradas por aspectos regulatorios o por remodelación y buscan operarlas”, subrayó Zazueta.
Otras entidades que destacan por atracos en sus estaciones de servicio son Tamaulipas, Oaxaca, Puebla, Guerrero y Baja California.
Roberto Díaz de León, ex presidente de Onexpo, agregó que uno de los principales retos de los gasolineros es el huachicol, ya que el robo de combustible genera pérdidas muy importantes para el sector, y aunque el gobierno ha tratado de contrarrestar esta situación, el robo de combustible evolucionó a un huachicol fiscal.
“El crimen organizado ya anda analizando cómo usar tecnología y cómo evolucionar para destruir valor, ya son delincuentes de cuello blanco”, apuntó.