El arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles, pide no normalizar los retenes del crimen organizado

El cardenal Francisco Robles Ortega relató que tanto él como otros clérigos son detenidos por estos retenes cada vez que salen a alguna población, pero llamó a que no se normalicen estas acciones y que las autoridades cumplan con la encomienda de proteger a la ciudadanía.

proceso.com.mx

GUADALAJARA, Jal. (apro).– Tras revelar que la semana pasada, durante una visita al norte de Jalisco, en los límites con Zacatecas, “fui detenido por dos retenes, que obvio son del crimen organizado”, el arzobispo de Guadalajara, cardenal Francisco Robles Ortega, pidió a la población no normalizar estas acciones y a las autoridades, proteger a la ciudadanía.

En esos retenes, prosiguió, “le exigen a uno decir de dónde viene, a qué se dedica, qué hace, o sea, es como lo más normal, lo más natural, pero ¿por qué?”.

Precisó que los retenes del crimen organizado se ubicaban en los municipios de Totatiche y Villa Guerrero.

El cardenal lamentó que no es la primera vez que le pasa, “ya he ido para esos rumbos y están establecidos esos retenes con armas gruesas, con armas largas”.

Además, comentó que la mayoría de las parroquias que se ubican al norte de Jalisco para realizar las fiestas patronales deben pedir autorización al “encargado de la plaza” y, el colmo, entregar 50% de lo recaudado durante las fiestas.

En esa misma zona, el viernes pasado el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, también fue detenido en un retén de miembros del crimen organizado cuando se dirigía a Huejuquilla El Alto, pero lo dejaron ir tras identificarse.

El miércoles pasado se registró en El Salto, Jalisco, un enfrentamiento que dejó 12 muertos, cuatro eran policías; mientras que el lunes 20 de junio, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, asesinaron a dos sacerdotes jesuitas al interior de su parroquia.

Ante el clima de violencia que se vive en México, el cardenal Robles llamó a los ciudadanos a no normalizar este tipo de situaciones y a las autoridades, a cumplir con la encomienda de proteger.

“No pedimos que maten a alguien con balas, sólo pedimos que apliquen la ley”, acotó.

                                                         
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