La captura de Caro Quintero representó un golpe al crimen organizado, pero podría no afectar directamente al Cártel, asegura Ramón Celaya, especialista en seguridad.
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Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara, fue detenido este 15 de julio en un operativo de la Secretaría de Marina que representa «un golpe fundamental a las estructuras de poder del crimen organizado», de acuerdo con el especialista en inteligencia y procesos de seguridad, Ramón Celaya Gamboa.
«El Narco de Narcos» fue capturado casi una década después de su liberación por el caso «Kiki» Camarena, agente de la Administración de Control de Drogas (DEA) que el capo ordenó asesinar por infiltrarse en su cártel y hacerle perder millones de dólares en el aseguramiento del Rancho «El Búfalo».
Pese a ser una persona mayor de 80 años, «Caro Quintero no es solo una de las piezas que dejó todo un legado criminal, si no que seguía moviendo las redes«, asegura el experto al Heraldo Digital. Tras ser liberado de 28 años de prisión, «aún operaba células de la delincuencia organizada en Sonora y Sinaloa».
Hoy en día, el nombre del «Narco de Narcos» no aparece con tanta frecuencia como el de Nemesio Oseguera Cervantes, alias «El Mencho», líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), o el del propio Ismael «El Mayo» Zambada», dirigente del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, Caro Quintero perduró hasta la fecha «como una figura a la cual acudir por asesoramiento en materia criminal». Además de mantenerse como el tercer fugitivo más buscado en Estados Unidos, por encima de sus dos homónimos.
Se rompe el mito: ¿Qué pasará con el Cártel sin Caro Quintero?
La captura del capo debilita al crimen organizado, aunque también representa la ruptura del mito que Caro Quintero encarnó en su figura. Sin embargo, a largo plazo, este golpe podría no representar una reconfiguración en la distribución del narcotráfico en México, según el especialista.
El Cártel de Sinaloa, con sus distintas facciones, sigue teniendo el control del estado. No lo ha perdido desde hace muchos años. Aún con la captura de Joaquín «El Chapo» Guzmán, las células siguen operando y Caro Quintero que, si bien se movía en Sinaloa y parte de Sonora, siguen siendo estados donde el Cártel del Pacífico ya tenía presencia.ç
El perder un capo importante del cártel podría representar una crisis organizacional e incrementar la violencia mientras se reajustan los vacíos de poder; este no parecer ser el caso del Cártel de Sinaloa. El especialista explica que esta tesis solo aplica en grupos débiles, mientras que «en las organizaciones poderosas, la caída de uno de los grandes capos no afecta en nada porque están perfectamente definidas».
Por otro lado, la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a Estados Unidos tendría poco que ver con la captura de Rafael Caro Quintero, según experto en seguridad, ya que las detenciones de este tipo son producto de al menos 10 meses de trabajo de inteligencia. «Se trata de un buen trabajo que en este momento tuvo sus frutos».
Las autoridades mexicanas han mantenido por décadas una política de arresto a los grandes capos, lo que Celaya Gamboa considera positivo en nuestros días. «Detenerlos, si bien no es la solución definitiva, es uno de los eslabones a la solución» que deben trabajarse en varios ejes para desarticular al crimen organizado.