Además de las redes de distribución que “Lola la Chata” coordinó en la Ciudad de México, en el estado de Puebla otra mujer comenzó a ganar terreno en la producción y comercialización del cannabis
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Aunque durante décadas el negocio del narcotráfico en México ha sido dominado por hombres, entre los reportes periodísticos y archivos históricos que han dado cuenta sobre los inicios de la producción, distribución y comercialización de la marihuana en el país azteca han destacado los nombres de al menos tres mujeres.
La historia de María Dolores Estévez Zulueta -mejor conocida como Lola la Chata– es quizá la que más popularidad alcanzó en la capital mexicana, no obstante y contemporánea a la mujer que distribuía droga en La Merced, en el estado de Puebla comenzó a surgir la llamada Reina de la Marihuana.
Y es que, de acuerdo con las investigaciones del académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Astorga, el cultivo de la marihuana se convirtió en toda una industria al reportarse decomisos en al menos 18 de los 32 estados que conforman México durante la época de la Revolución Mexicana y años posteriores.
La Reina de la Marihuana
En un análisis exhaustivo a reportes periodísticos que Guillermo Valdés Castellanos -ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen)- realizó y recopiló en su libro Historia del Narcotráfico en México se relata que como tal en la prensa de la época de la Revolución Mexicana y años posteriores no hay mención alguna equivalente a lo que actualmente se conoce como cárteles del narcotráfico, por lo que se llegó a la conclusión de que no existía una o varias organizaciones nacionales que predominaran en el mercado de la marihuana.
No obstante, quien sí acaparó los titulares y portadas de los medios de comunicación de circulación nacional fue una mujer llamada Felisa Velázquez, quien años más tarde sería conocida como la Reina de la Marihuana.
En 1920 autoridades sanitarias en México emitieron las primeras disposiciones sobre “el cultivo y comercio de productos que degeneran la raza” -incluyendo la marihuana-, sin embargo, en años anteriores el cannabis era un producto de consumo popular que, aunque era “mal visto” por algún sector de la sociedad, era legal y se consumía abiertamente.
Del mismo modo, la organización campesina en México, previa y posterior a la Revolución Mexicana hacía posible acuerdos de solidaridad para facilitar la producción.
Bajo ese tenor, relató Guillermo Valdés Castellanos, la Reina de la Marihuana fue identificada como la dueña de plantíos de cannabis ubicados en Cholula, Puebla y también como la coordinadora de una parte de la distribución de la yerba en la Ciudad de México.
Reportes de prensa citados en el libro Historia del Narcotráfico en México apuntan a que los plantíos de marihuana más extensos decomisados en los años 30′s fueron ubicados en el estado de Puebla.
El académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Astorga, narró que los imponentes campos de cultivo de marihuana fueron localizados en San Andrés Calpan, San Lorenzo Chiautzingo, San Felipe, Los Reyes, San Martín Texmelucan y la Hacienda de Oropeza.
De acuerdo con el relato, los plantíos en el primer poblado tenían una extensión de tres kilómetros cuadrados sembrados y cuando los agentes de la Policía Sanitaria del Departamento de Salubridad Pública llegaron al lugar los vecinos -que en su mayor parte se dedicaban a la explotación de este cultivo- aventaron al río y a un barranco los paquetes que ya tenían preparados. La cantidad destruida se calculó entre veinte y treinta toneladas.
Felisa Velázquez estableció una red de distribución en un centro de consumo muy rentable, incluso, otro peculiar episodio protagonizado por la llamada Reina de la Marihuana se remonta a su aprehensión pues, luego de que la mujer fue detenida, los presos de una crujía del Palacio Negro de Lecumberri -la principal cárcel de la Ciudad de México- se amotinaron ante el temor de que les dejaran de abastecer la yerba.
Aunque es escasa la información que se tiene sobre el destino que tuvo la Reina de la Marihuana, su nombre quedó grabado en la historia del narcotráfico en México no solo como una de las pocas y primeras mujeres en incursionar en el negocio sino también como un pilar importante del mercado ilegal del cannabis en el país azteca.