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– -La Policía de Nicaragua informó el sábado que investiga a varias diócesis de la Iglesia católica por lavado de dinero, un día después que medios locales aseguraran que las cuentas bancarias de las parroquias del país centroamericano habían sido congeladas.
La Policía, leal presidente Daniel Ortega -que tiene fuertes enfrentamientos con los obispos – señaló que desde el 19 de mayo encontró «centenares de miles de dólares» en instalaciones de la Iglesia en varias partes del país.
«El resultado de las investigaciones confirmó la sustracción ilegal y recursos de cuentas bancarias que se habían ordenado por ley congelar, así como otros ilícitos, que todavía están siendo investigados como parte de una red de lavado de dinero que se ha descubierto en diócesis de distintos departamentos», dijo la Policía en el comunicado.
La autoridad alega que las cuentas están relacionadas con religiosos condenados por traición a la patria y otros delitos, y que las investigaciones han confirmado que el dinero ingresó irregularmente al país.
El cardenal Leopoldo Brenes, jerarca de la Iglesia Católica en Nicaragua, dijo que las cuentas de la Iglesia están en orden y que estaban «analizando la situación» tras la acción policial.
«Ahí tienen sus cuentas la gente, cómo se llevaban los trabajos. Cuando nos llamen estaremos listos para informarles, afirmó Brenes en declaraciones al sitio web despacho505.com.
En febrero, el obispo Rolando Álvarez fue condenado a 26 años de prisión luego de negarse a subirse a un avión, y ser expulsado junto a 222 reos más, considerados presos políticos, por traición a la patria y ciberdelitos.
Antes, habían sido condenados por los mismos delitos seis sacerdotes de su diócesis, que sí se subieron al avión y se encuentran ahora exiliados.
El gobierno de Ortega ha intensificado los ataques contra la Iglesia católica y acusa a los obispos de intentar darle un golpe de Estado a raíz de las protestas contra el gobierno que explotaron en 2018 y fueron reprimidas por la policía, según organismos de derechos humanos, con un saldo de 360 fallecidos.
Desde entonces Ortega ha expulsado y encarcelado a sacerdotes y religiosas, cerrado asilo de ancianos y comedores manejados por monjas y prohibido peregrinaciones y procesiones. También rompió relaciones con el Vaticano, aunque dijo que solo era un congelamiento.