Un experto en seguridad habló con Infobae para conocer cuál es el verdadero alcance de los recientes ataques con explosivos que se han registrado en diferentes estados de México
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Los recientes ataques contra las fuerzas de seguridad en Jalisco y Guanajuato a través de artefactos explosivos improvisados representan una nueva amenaza que no se había visto antes en México.
En el caso de Tlajomulco de Zúñiga, ocurrido el martes por la noche, las autoridades tapatías informaron este 12 de julio que el número de víctimas por un ataque con minas terrestres contra agentes de la Fiscalía del estado ascendió a seis, entre ellos policías del estado y elementos de la policía municipal.
“Fue una explosión calculada, una trampa, la quisieron hacer en ese momento”, detalló el fiscal de Jalisco Luis Joaquín Méndez Ruiz.
México no había registrado ataques de esta naturaleza en el pasado. Sí se habían visto agresiones con “coches bomba”, el último de ellos ocurrido la noche del pasado miércoles 28 de junio en Celaya, Guanajuato, donde al menos 10 elementos de la Guardia Nacional resultaron heridos, tres de ellos en estado crítico; o el atentado contra el Mayo Zambada en 1994 afuera de un hotel de Guadalajara que mató a cinco personas, pero nunca con explosivos aparentemente controlados por vía remota.
“Lo que no habíamos visto era artefactos explosivos improvisados en carreteras, y sobre todo que atacarán a nuestras fuerzas de seguridad. Esto sí es algo inédito y muy preocupante porque, además de todas las amenazas que enfrentan, nuestros organismos de seguridad ahora se tienen que preocupar también por este tipo de sucesos”, aseguró a Infobae México el consultor de seguridad y Fuerzas Armadas, Alexei Chévez Silveti.
Terrorismo en México y caso de Guanajuato
Expertos en seguridad no han dudado en calificar la agresión del martes en Tlajomulco de Zúñiga como un hecho con tintes terroristas, abriendo una vez más el debate sobre qué es lo que se considera “terrorismo” en México.
La definición de terrorismo puede variar en cada país, pero una constante suele ser el tipo de motivación. Generalmente se tratan de ataques contra la población civil, o militares, con un trasfondo o motivación religiosa o política.
Por eso en México no se han catalogado diferentes ataques a fuerzas armadas y a la población civil como actos terroristas. Aunque punto y a parte es el caso del estado de Guanajuato, donde la fiscalía ha generado varias acusaciones contra líderes de grupos criminales por ataques terroristas.
El mes de agosto de 2022, por ejemplo, tras un operativo que realizaron autoridades federales en Jalisco para detener a líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), varias células criminales vandalizaron e incendiaron más de una veintena de tiendas Oxxo, farmacioas y otros comercios.
La Fiscalía del Estado vinculó a proceso a 14 personas por dichos ataques, y ocho de ellos fueron por el delito de terrorismo.
El Código Penal Federal (CPF) define terrorismo cualquier acto violento —que involucre sustancias tóxicas, armas químicas, explosivos, etc— contra “personas, cosas o servicios públicos, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad para que tome una determinación”.
Evolución natural
Los recientes ataques con explosivos, sin precedentes, representan una evolución natural de la guerra no convencional que sostienen los cárteles del narco contra las fuerzas del orden, señaló Chévez Silveti
Antes eran las emboscadas la manera de causar el mayor daño posible, como el caso de Aguililla, Michoacán, en 2019, cuando 13 elementos de la Policía Estatal de Michoacán fueron muertos a tiros en lo que fue considerada la emboscada más mortífera contra policías desde 2018, cuando en Jalisco fueron ejecutados 15 agentes de manera similar.
“Esto es una evolución natural en el deseo de causar terror, de causar daño, porque no hay una explicación lógica. Si vas caminano, o en un convoy, no tiene nada que ver con una persecución o un enfrentamiento, de ahí por qué lo catalogo como terrorismo. El único motivo es para causar este temor, temor en las fuerzas de seguridad. Es una evolución para causar daño a las fuerzas del orden y, desafortunadamente, también a objetivos civiles”, apuntó Alexei Chévez.
Para el especialista podrían tratarse de indicios preocupantes de algo que está por venir en México, que es el uso de explosivos por parte de organizaciones criminales, como en su momento lo hizo Pablo Escobar en Colombia o los atentados contra los fiscales italianos antimafia, Paolo Borsellino y Giovanni Faloce, en 1992 a manos de la “Cosa Nostra”.
El hecho de que este tipo de explosivos se puedan detonar remotamente, ya sea por cable o señal celular, señaló el experto, es muy preocupante, pues esto ya implic un cierto grado de conocimiento de manejo de explosivos de alta tecnología.
“Es muy preocupante que se tenga accceso a esta tecnología, y es doblemente preocupante que las organizaciones criminales lo estén usando o lo empiecen a usar”.
Tomar medidas para evitar este tipo de ataques también supone un nuevo reto. “No puedes andar por toda la calles de Jalisco o Michoacán con policías a pie intentando ver si hay un vehículo o cable sospechoso, o un bache relleno”, señaló el consultor.
“Una de las tácticas que se usaba mucho en Colombia, por ejemplo, era que ponían un vehículo completamente sospechoso, y llegaba un policía normal que lo reportaba. Luego llegaba un sargento, que lo veía, y después llegaba un capitán, para ver que efectivamente era un artefacto potencialmente explosivo, y en ese momento que llegaba el capitán lo detonaban remotamente. Es una táctica para matar mandos que también le copiaron a los irlandeses, a IRA”.
Tipos de explosivos
Existen al menos tres tipos de explosivos. El más común es el que se utiliza en las minas a través de una mecha que va a un lugar donde hay pólvora empacada, o cartucho de dinamita, y produce la detonación.
El segundo tipo de explosión es por medio de un impulsos eléctricos a través de un cable (también utilizados en minería). Se colocan los cartuchos de dinamita en un vehículo, o en un bache, y luego ,mediante un cable, estos son conectados a su vez a una pila, la cual, una vez encendida, genera un impulso eléctrico que detona el disparador y sucede la explosión.
Sin embargo, las más peligrosas son las detonaciones controladas remotamente a través de una señal celular. Son generadas con el impulso eléctrico que da el recibir una llamada telefónica, y se pueden hacer desde cualqueir parte del mundo. No hay manera de detectarlas, porque no hay cables ni cualquier otro objeto sospechoso.
“Eso significa que pueden detonar un vehículo cargado de explosivos cuando, por ejemplo, pase una figura importante como el presidente”, señaló Alexei Chévez.