Algunos alimentos podrían comprometer la salud de un niño pequeño en caso de no ser vigilados por los padres
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La alimentación de los niños es un aspecto fundamental en sus primeros años de vida, no solo por el aporte nutricional que reciben de ella sino también por la seguridad en su ingesta. Uno de los riesgos durante la alimentación de los pequeños es el peligro de asfixia, dado que no han desarrollado completamente su capacidad para masticar y tragar eficientemente.
Alimentos de ciertas texturas y tamaños pueden representar una amenaza significativa si se ofrecen sin la debida supervisión. A continuación, se detallan algunos de estos alimentos y se brindan recomendaciones para prevenir incidentes de asfixia en infantes.
Alimentos de alto riesgo
- Frutos secos y semillas: Alimentos como maníes, nueces, almendras, e inclusive semillas de girasol o calabaza, son extremadamente peligrosos para niños menores de 5 años debido a su tamaño y dureza. Pueden fácilmente obstruir la vía respiratoria de un infante.
- Trozos grandes de frutas y vegetales crudos: Piezas grandes de alimentos como manzanas, zanahorias, y uvas deben ser cuidadosamente evitadas. Estos alimentos deberán ser cortados en trozos pequeños y blandos, idealmente cocidos o rallados para facilitar su ingestión.
- Caramelos duros y gomosos: Estos son un peligro claro de asfixia por su consistencia. Los caramelos duros, además, no se disuelven rápidamente en la boca, incrementando el riesgo de que sean inhalados involuntariamente.
- Alimentos de consistencia pegajosa: Mantequillas y pastas de frutos secos como la mantequilla de maní pueden ser difíciles de manejar en la boca de un niño pequeño, adhiriéndose al paladar y las paredes de la garganta, lo cual puede causar asfixia.
- Alimentos de forma esférica o cilíndrica: Salchichas, trozos de queso tipo hot dog, tomates cherry, y alimentos similares deben ser cortados en formas que no sean fácilmente aspirables a las vías respiratorias.
Medidas de prevención
La prevención de la asfixia alimentaria en infantes involucra más que evitar ciertos alimentos. Aquí se presentan algunas estrategias clave para asegurar la seguridad de los niños mientras comen:
- Cortar los alimentos correctamente: Los alimentos deben ser cortados en piezas pequeñas, ideales para el tamaño de la boca del infante. La regla general es hacer los trozos más pequeños de 1.3 centímetros.
- Evitar alimentos de alto riesgo antes de los 5 años: Es fundamental evitar dar a niños menores de 5 años alimentos que presenten un alto riesgo de asfixia. En caso de introducir algún alimento potencialmente peligroso, es imprescindible modificar su textura o forma para garantizar su seguridad.
- Supervisión durante las comidas: Nunca se debe dejar a un infante comiendo solo. La supervisión constante permite actuar rápidamente en caso de que el niño presente dificultades para tragar.
- Enseñar a comer de manera segura: Es importante fomentar buenos hábitos alimentarios desde temprana edad, enseñando a los niños a masticar bien antes de tragar y no hablar o reír con la boca llena.
- Primeros auxilios: Los cuidadores y padres deben estar capacitados en técnicas de primeros auxilios para asfixia infantil, como la maniobra de Heimlich adaptada a la edad del niño, para actuar eficientemente en caso de emergencia.
- Ambiente tranquilo y seguro durante la comida: Evitar las distracciones y crear un ambiente tranquilo puede ayudar a que el niño se concentre en la comida, disminuyendo el riesgo de asfixia.
La nutrición y la seguridad de los infantes durante las comidas son prioridades que deben ir de la mano. Aunque la introducción de nuevos alimentos es una etapa excitante tanto para los niños como para sus padres, es crucial hacerlo de manera segura, evitando alimentos de riesgo sin la adecuada supervisión y preparación.
Adoptar estas medidas preventivas puede asegurar una experiencia alimentaria segura y placentera para los más pequeños, promoviendo su salud y bienestar integral.