A cinco años de la emergencia sanitaria en México por COVID-19, jóvenes que iniciaron sus estudios universitarios en línea debido a la pandemia padecen los efectos de una educación interrumpida mientras que otros ya comienzan a insertarse en el mercado laboral
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El 23 de marzo de 2020, el Gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, declaró la emergencia sanitaria debido a un virus que rápidamente amenazaba a la población mundial. Ese día marcó el inicio de una serie de cambios drásticos en la vida cotidiana de millones de mexicanos.
Cinco días antes de que el COVID-19 cumpliera un mes en tierra azteca, las primeras muertes causadas por la desconocida enfermedad ya dominaban los titulares de los periódicos más importantes del país. Las escuelas preparatorias y universidades comenzaron a cerrar sus puertas, afectando a más de nueve millones de estudiantes, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Los jóvenes que se encontraban en plena transición hacia la universidad enfrentaron una realidad muy diferente a la que esperaban.
La Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, se vio obligada a graduarse del nivel medio superior y comenzar sus estudios universitarios de manera virtual, una adaptación forzada por la pandemia. En 2025 muchos de estos jóvenes ya forman parte del mercado laboral. Los expertos comienzan a analizar los rezagos que este segmento de la población experimentó debido a los efectos prolongados de la crisis sanitaria en su educación y desarrollo profesional.

El enemigo invisible
El anuncio de las clases virtuales durante el confinamiento fue un desafío para muchos estudiantes. Para Álvaro Vallarta, quien entonces tenía 19 años, la idea de permanecer en casa y continuar con sus estudios parecía irreal. La pandemia, que hasta entonces solo había visto en los noticieros afectando a ciudades lejanas de repente se convirtió en su nueva realidad.
“Lo había visto en noticieros cuando hablaban de algunas ciudades de China, Japón o de India, donde todas las personas viven con cubrebocas por la contaminación desde el año 2000, pero nunca crees que te vaya a pasar a ti”, comentó Álvaro para Infobae.
El impacto del encierro no solo afectó la dinámica educativa, sino también la salud mental de toda una generación. Según datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, entre enero y julio de 2021, atendieron a 14 mil 102 jóvenes de la capital, de los cuales el 41.5% buscó apoyo psicológico.
“El apoyo psicológico, por ansiedad o depresión, es el principal servicio que nos solicitan las y los jóvenes, con el 41.5% de los reportes. Además, el 11.4% nos ha pedido ayuda frente a episodios de ideación o intento suicida, provocados por la desesperanza, problemas de pareja, de familia o el no obtener trabajo”, mencionó en ese entonces la organización.
Las emociones se desbordaban con cada noticia. Álvaro recuerda el estrés constante de llamar a sus abuelos, tíos y amigos para saber si estaban enfermos o ya se habían recuperado. Para Luz Liliana, de 21 años, el impacto fue más silencioso al principio.
“Yo pensaba que estaba tranquila, para mí como estudiante era la primera vez que tomaba clases en línea y no pensaba que me afectara de manera negativa, incluso sentía que me la llevaba más tranquila, pero mi cuerpo empezó a reflejar síntomas de estrés como ronchas por todo el cuerpo y poco a poco empecé a generar un miedo a salir, aunque la pandemia ya estuviera en sus momentos más tranquilos”, relató.
Vanessa González, quien cursaba sus últimos semestres de preparatoria, sintió que el tiempo se detenía y que la rutina perdía sentido. “Sentí que el tiempo no avanzaba, me costaba mucho mantener el ritmo con mis clases y no sentía una motivación para enfocarme en los temas”, expresó.
La incertidumbre, el aislamiento y la falta de contacto humano marcaron profundamente a estos jóvenes, quienes hoy aún lidian con las secuelas de una pandemia que transformó su manera de aprender y relacionarse con el mundo.

La otra cara de las clases en línea
Mientras los estudiantes intentaban adaptarse a la educación a distancia, la pandemia avanzaba con fuerza en México. Según datos del Conacyt, el país registró siete millones 633 mil 355 casos confirmados, con un saldo de 334 mil 336 defunciones. Para muchos jóvenes, el confinamiento no solo implicó el reto de continuar con sus estudios desde casa, sino también el miedo constante a la enfermedad y la pérdida de seres queridos.
“Perdí la oportunidad de despedirme de mi abuela que falleció de COVID y que ella perdió la oportunidad de fallecer tranquilamente en compañía de su familia”, compartió Álvaro. Como él, miles de familias vieron cómo el virus arrebataba la vida de sus seres queridos sin la posibilidad de un último adiós.
Para otros, la enfermedad se convirtió en una batalla personal. Axel Iori, estudiante de psicología, recuerda el temor que sintió cuando se contagió en pleno encierro. “A mediados de la pandemia me contagié, fue bastante malo, debido a que tengo asma pensé que podía llegar a morir, fue un momento complicado”, confesó. En medio de la crisis sanitaria, tuvo que cambiarse de hogar dos veces y enfrentar la escasez de medicamentos.
No todos tuvieron la posibilidad de resguardarse en casa. Para Johana Remigio, el confinamiento significó largas jornadas de trabajo en la calle, ya que su familia, dedicada a la venta de pollo en la Ciudad de México, vio un incremento en la demanda. “Nuestros pedidos a domicilio aumentaron un 80%, realmente se vino una ganancia muy fuerte, pero la desventaja es que nos teníamos que exponer en todas las horas que trabajamos”, relató.
Mientras algunos estudiantes lidiaban con la ansiedad del encierro, otros enfrentaban la realidad de salir todos los días a un mundo donde el riesgo de contagio era inevitable.

Entre el impacto laboral y la adaptación tecnológica
La Generación Z es el grupo demográfico más afectado profesionalmente por la crisis económica derivada de la pandemia. Un estudio realizado por ADP Research Institute, titulado “People at Work 2021: A Global Workforce View”, encuestó a más de 32 mil trabajadores en 17 países y arrojó datos contundentes sobre esta realidad post-pandémica.
Según el informe, el 78% de los jóvenes entre 18 y 24 años vio su vida profesional afectada por la pandemia, en comparación con el 64% de trabajadores de otras edades. La brecha se hace aún más evidente en términos de desempleo: casi dos de cada cinco jóvenes (39%) perdieron su empleo o fueron despedidos temporalmente, mientras que solo el 28% de los trabajadores de mayor edad enfrentaron la misma situación.
No obstante, la crisis también impulsó un aprendizaje acelerado en herramientas digitales. Vanessa González vivió la transición al trabajo remoto, destacó este aspecto: “Dejé pasar mucho tiempo, perdí la práctica de realizar trabajos que no fueran por medio de herramientas digitales y, a la vez, gané mayor destreza con las mismas. Me ayudó con la habilidad y rapidez a la hora de usar portales digitales y medios de comunicación como videoconferencias y herramientas de Google”, compartió. La virtualidad, aunque desafiante, también trajo oportunidades de desarrollo en nuevas competencias.
El cambio de dinámica permitió que algunos aprovecharan el tiempo para mejorar su organización y gestión personal. Luz Liliana, estudiante de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, recordó cómo la pandemia influyó en su rutina.
“Aprendí a utilizar muchas herramientas que me ayudaron en mi carrera y en mi crecimiento personal. Al no pasar tanto tiempo en el transporte público, pude enfocarme más en pulir mis habilidades y aprender cosas nuevas. Extraño el tiempo libre que tenía en ese momento y todo lo que producía, pero no desearía que hubiera otra pandemia”, mencionó.
Según Georgina Soca, responsable de Recursos Humanos de ADP para el sur de Europa, “la Generación Z se ha enfrentado a gran cantidad de problemas profesionales desde el comienzo de sus carreras. Para muchos, los efectos económicos del COVID-19 han sido un bautismo de fuego. Sin embargo, es alentador ver que, a pesar de todo, están demostrando una gran resistencia y determinación adaptándose a las circunstancias y buscando oportunidades para resistir y sentar unas bases férreas para su futuro”.