Por Mauricio Lira Camacho
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Por doquier, vendedores informales e indigentes.
Reglamentos no se da abasto.
El municipio de Puerto Vallarta crece a pasos gigantes, lo mismo que la cantidda de personas dedicadas al comercio informal y a la mendicidad.
Son más quienes se dedican a estas actividades focalizadas en las principales avenidas, cruceros, franja y zona hotelera.
En el trayecto de la zona del aeropuerto internacional, Gustavo Díaz Ordaz, hasta el punto donde se localiza el crucero frente a la administración portuaria integral, API, existen diversos trayectos en donde se ha observado a personas quienes se dedican al comercio informal como a la mendicidad.
Otra de las avenidas que resienten estos efectos es la Francisco Villa, debido al crecimiento comercial que se ha dado en los últimos meses.
En esta vialidad, en cada parada de camión, se observa a personas indigentes que abordan camiones urbanos de la unión de permisionarios (azules) y la alianza de transportistas (verdes), con el objetivo de pedir limosna.
Lo mismo de aquellos que se instalan en los cruceros sobre Francisco Villa y las intersecciones de Fluvial Vallarta.
Sin embargo, en la avenida de ingreso, Francisco Medina el corredor de norte a sur, sobre el lado derecho se instalan vendedores de todo tipo de comida o antojitos quienes no necesitan sacar un permiso correspondiente, para poder trabajar.
Les basta solamente un par de horas para terminar de vender cierta cantidad de tortas y tacos básicamente.
Tiempo que a los inspectores del área de reglamentos no les alcanza siquiera llegar para levantar apercibimientos de rigor.
Se trata de personas ya mayores de edad, que llevan una canasta en cuyo interior portan la mercancía a vender.
Dichas personas se instalan en las paradas de los camiones, ahí venden sus productos y se van, sin pagar impuestos.
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