A 98 años de la muerte de don Emiliano Zapata Salazar, autoridades civiles, militares y de los diferentes ejidos del municipio, encabezados por el regidor Eduardo Martínez Martínez, en representación del alcalde Arturo Dávalos Peña, y el secretario general de Ayuntamiento, Víctor Manuel Bernal, rindieron honores a la memoria del llamado ‘Caudillo del Sur’, recordando sus ideales y su lucha por los derechos y libertades de los campesinos.
El presidente del ejido Ixtapa, Ceferino Ramírez Colmenares, fue el orador oficial de este acto, y frente al busto de este símbolo de la Revolución Mexicana ubicado en la entrada principal de la delegación de Ixtapa, destacó que se trata de una fecha especial para todos los ejidos de México, por la valiosa lucha que Zapata mantuvo siempre en defensa de la tierra.
Señaló que en 1910, la concentración de la tierra había alcanzado cifras descomunales, pues de acuerdo al censo de ese año, el país contaba con 15 millones de habitantes, de ellos 12 millones figuraban como peones jornaleros agrícolas, 400 mil eran dueños de pequeñas parcelas y sólo 800 personas eran hacendadas. Las haciendas abarcaban el 81 por ciento del territorio nacional, alrededor de 170 millones de hectáreas, que incluían pueblos y comunidades habitadas, cuyos residentes eran considerados automáticamente como trabajadores de las haciendas con sueldos y condiciones de vida deplorables.
“Debemos reconocerlo, las leyes de reforma de los gobiernos liberales no solamente aplicaban en contra de los bienes de la iglesia, sino también a las tierras de las comunidades indígenas, liquidando la propiedad comunal. Porfirio Díaz se encargó de aplicar el proyecto liberal con los objetivos capitalistas de constituir grandes latifundios y despejar de toda propiedad a los pueblos para disponer de bienes libres”, destacó.
En 1910, Francisco I. Madero proclamó el Plan de San Luis, que en su artículo 3º prometía restituir a los pueblos las tierras que les habían sido despojadas, dando paso así a la primera revolución campesina el 20 de noviembre de ese año, levantándose en armas en el estado de Morelos, Emiliano Zapata, quien comenzó la lucha de lo que pronto sería el Ejército Libertador del Sur.
Tras la entrada triunfal de Madero, que era también un rico hacendado, se negó a cumplir con la entrega de las tierras a los campesinos, siendo ahí donde se incrementa la figura de Emiliano Zapata, quien por sus antecedentes familiares y su propia actividad, gozaba de buen prestigio y la confianza de su pueblo.
“Al negarse Madero a repartir las tierras, Zapata promulgó su Plan de Ayala que contiene la lucha de los pueblos indígenas en México desde los tiempos de la Conquista, denunciando el incumplimiento de promesas de Madero y desconociéndolo como jefe de la Revolución y presidente de la República, haciendo un llamado entre los campesinos a derrocar los pensamientos Porfiristas y Maderistas”.
Durante 10 años, los guerrilleros zapatistas resistieron ante los ejércitos federales Porfiristas, Maderistas, Huertistas y Carrancistas, en una lucha que nunca se interrumpió ni se rindió. Finalmente Emiliano Zapata fue asesinado por órdenes de Venustiano Carranza un 10 de abril de 1919, en una emboscada en la hacienda de Chinameca, Morelos.