Excelsior.com.mx/ CIUDAD DE MÉXICO/ La denuncia del taxista Marco Alberto, de que era seguido por una camioneta, derivó en la captura de Raúl Escobar Poblete, el chileno acusado de terrorismo en su país y detenido en San Miguel de Allende señalado de secuestrador.
Antes, un hombre con “acento extranjero”, le había pedido llevar un paquete por el cual le pagó 250 pesos.
El taxista que transportaba el paquete esperó en la gasolinería a que llegara la policía y ahí lo entregó; fue abierto y se encontraron con el dedo de una persona secuestrada y cuatro cartas.
El abogado del comandante Emilio, José Luis Vargas, indica que en el informe de la policía, a Ramón, como él se refiere a Escobar Poblete, le encontraron dos cartas, y por eso lo detuvieron y esas cartas estaban escritas en francés e inglés con la firma de Nancy Michel Kendal, una mujer secuestrada tres meses atrás y por la cual la banda que la plagió pedía un rescate de un millón de dólares.
Sin embargo, acusó Vargas, las cartas no aparecen por ninguna parte.
Cuando declara la víctima, al día siguiente de la detención de Ramón, la señora Kendal dijo: “Yo estuve secuestrada durante tres meses, pero el día de hoy (31 de mayo) escuché que ya andaba el alboroto entre los secuestradores: ‘Ya agarraron a Ramón, ya valió madres, ya vámonos’”.
El abogado contó que la vez que vio al chileno en el penal de Valle de Santiago, sabiendo quién era en realidad y que en Chile era acusado de asesinar a un senador, ya no le preguntó nada.
Indagan a terrorista por 4 asesinatos
Investigan si el comandante Emilio tiene relación con el asesinato de 4 taxistas.
La Procuraduría de Justicia de Guanajuato concatena las versiones de dos taxistas que el pasado 24 de mayo salvaron la vida en un hecho donde fueron asesinados cuatro colegas de éstos en San Miguel de Allende, para determinar si Raúl Escobar Poblete, el chileno acusado de terrorismo en su país y detenido aquí como secuestrador, está relacionado con el múltiple asesinato.
Versiones de la procuraduría guanajuatense, señalan que una de las líneas de investigación que se siguen para dar con el paradero del o de los autores del asesinato de cuatro taxista, tiene que ver con la detención del llamado comandante Emilio, que en 1991 asesinó al senador Jaime Guzmán en Chile y aparentemente uno de los secuestradores de Diego Fernández de Cevallos.
La investigación estatal sobre la muerte de los taxistas se amplió a partir de que se sabe que el exmiembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), fue arrestado cuando supuestamente seguía a un taxista que se sintió amenazado y lo denunció a la policía municipal de San Miguel de Allende, según la nota de Emilio Castillo en el periódico El Correo, de Guanajuato.
El mismo día que la Procuraduría de justicia de Guanajuato informó que un extranjero había sido detenido por formar parte de una banda de secuestradores, el titular de esa dependencia, Carlos Zamarripa habló del caso de los cuatro taxistas asesinados.
“Es una investigación que va avanzada, hay una línea de investigación muy fortalecida en el tema de la carpeta que se está integrando con motivo del lamentable deceso de las cuatro personas y los dos heridos”, dijo.
Según las investigaciones, los cuatro taxistas que aparecieron asesinados en las inmediaciones del fraccionamiento Villa de los Frailes, en la carretera San Miguel de Allende-Celaya, fueron contactados individualmente a través de sus respectivos teléfonos celulares y llevados hasta el lugar donde fueron asesinados.
Aunque al calor del hallazgo del múltiple homicidio en una ciudad de aparente calma, se mencionó que el hecho era un ajuste de cuentas de gente vinculada al narcomenuedeo. El procurador Zamarripa dijo el pasado 30 de mayo, “voy a reservarme las líneas que seguimos para no especular al respecto”.
Como parte de las investigaciones que sigue la procuraduría guanajuatense por el caso del asesinato de los taxistas, están las declaraciones de los dos trabajadores del volante que salvaron la vida, pues aunque resultaron heridos, ya han podido declarar sobre el caso y la supuesta persecución que Raúl Escobar protagonizó sobre el taxista que es identificado como Carlos Alberto.
De acuerdo con la información que proporcionó la policía municipal por parte de un taxista, fue quien, al sentirse acosado por una camioneta que lo seguía, dio aviso a la policía y fue como se detuvo a Escobar Poblete, a quien luego acusaron como supuesto secuestrador.
Según la información que obtuvo El Correo y que fue corroborada por este diario con autoridades municipales, el taxista que propició la captura del chileno recibió un paquete de manos de un hombre con acento extranjero, el cual le indicó llevarlo al restaurante Nirvana, en la comunidad Santuario Atotonilco, donde la mujer que tenía secuestrada acostumbraba ir con su esposo.
Una de las inquietudes que tuvo el taxista fue que el extranjero, que no es Escobar Poblete, le pagó 500 pesos por un servicio que regularmente cuesta 100 pesos.
A la altura de la zona conocida como libramiento, en San Miguel de Allende, fue que el taxista tuvo la impresión de que una camioneta lo iba siguiendo; paranoico por los hechos del 24 de mayo y el misterioso paquete que debía entregar, el taxista se asustó y entonces dio aviso a la policía.
Ante la llamada de auxilio que hizo el taxista a la policía, al chofer se le ordenó detenerse en la estación de servicio, en donde Raúl Escobar detuvo su camioneta para cargar gasolina. En ese lugar llegó la policía. El taxista les entregó el paquete y los 500 pesos a los policías y se retiró del lugar, mientras que el llamado comandante Emilio fue detenido en cuanto salió de la estación de servicio, bajo el argumento de que la camioneta que manejaba tenía reporte de robo.
La caja que el taxista entregó a los policías llevaba el dedo que le fue cortado a la mujer secuestrada y tres cartas escritas por ella misma: una en inglés, dos en francés y una fotografía, según consta en la Carpeta de Investigación, pero no así las dos cartas que supuestamente eran de esa mujer y que estaba en poder del chileno.
Sin embargo, las investigaciones que se siguen en torno al comienzo de la captura de chileno, tiene que ver con que éste vigilaba al taxista para que cumpliera con el encargo que una persona con acento extranjero, que no fue Escobar Poblete, le había encomendado que era entregar un paquete, que al parecer el taxista intento abrir en un momento dado de su viaje hacia Santuario Atotonilco.
“SERÁ JUZGADO EN MÉXICO”
Desde principios de la semana se informó de la detención de una manera fortuita, de Raúl Julio Escobar Poblete, conocido como comandante Emilio, integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, de quien ahora se sabe que estuvo escondido durante diez años en nuestro país.
En algún momento a Raúl Julio Escobar se le relacionó con el secuestro de Diego Fernández de Cevallos, pero lo que sí es un hecho, es que fue detenido en San Miguel Allende, Guanajuato, y su detención ya fue objeto de una conversación entre los secretarios de relaciones exteriores de Chile y México, sobre su eventual extradición.
¿La extradición?
Ante esto, Pascal Beltrán del Río, en Imagen Radio, entrevistó al embajador de Chile en México, Ricardo Núñez Muñoz, dijo que “no me sorprendería que otros como Escobar Poblete que han cometido crímenes vivan en México, porque este señor llevaba viviendo más de 8 años en San Miguel Allende.”
“Lo importante ahora es que tenemos a esta persona que seguramente va a ser procesada en México, pero que también pueda ser extraditado a Chile donde tiene delitos pendientes.”
“La justicia y la sociedad chilenas hubieran querido que fuera juzgado primeramente en Chile, pero tenemos un tratado con México desde 1990, y está definido el principio que hay aplicar en caso como éste”.
Así que el primer país, en donde será juzgado será en México, por varios delitos, entre ellos por un presunto secuestro, pero después que lo investigue, lo enjuicie y lo condene, podrá ser juzgado en Chile.
Núñez Muñoz dijo que en algún momento más adelante, personal de la embajada buscará visitar en la prisión al chileno acusado de secuestro en México.
Sin embargo, dijo que primero habrá que cumplir los requisitos que fije la ley. Y después podrá visitarlo el cónsul.
“AGARRARON A RAMÓN… YA VALIÓ”
Los secuestradores pedían un millón de dólares por una mujer, quien fue liberada sin que fuera pagado el rescate.
El taxi de Marco Alberto con él adentro estaba estacionado en la Plaza Real del Conde, en zona alta de San Miguel de Allende, por la salida a Querétaro. Era miércoles 30 de mayo y eran aproximadamente las 10 de la mañana. Fue entonces cuando un hombre de cara cuadrada, nariz recta, orejas grandes, que llevaba gorra, lentes oscuros, uno de los brazos con un cabestrillo y con “acento extranjero” se acercó a la ventanilla del auto para pedirle un servicio.
José Luis Vargas, abogado de Raúl Escobar Poblete, el chileno acusado de secuestro en Guanajuato y de terrorismo en Chile, que lo conoció como Ramón Guerra, en un potrero jugando futbol en la defensa del equipo Generación 35 de una liga de veteranos hace unos 12 años, cuenta a Excélsior cómo su cliente fue detenido, según él violentando su principio de inocencia y con inconsistencias, como la falta del Informe Policía Homologado (IPH), que sirve para proteger que no se siembren evidencias.
“Oye, hazme el favor de llevar un paquete a Nirvana”, le dijo el hombre de cabestrillo al taxista. Nirvana es un restaurante que está en la comunidad del Santuario de Atotonilco, a unos 20 kilómetros de San Miguel, hacia Dolores Hidalgo.
En la carpeta de investigación que narra el abogado Vargas, dice que al taxista se le hizo extraño el encargo, pero no le tomó tanta importancia.
“¿Cuánto me cobras?” “Doscientos cincuenta”, contestó el taxista. Enseguida le entrega un billete de 500 pesos y el taxista, declaró que hizo el intento de entregarle el cambio y entonces el hombre del cabestrillo le dijo, “quédate con el cambio, no te preocupes”.
Entonces el taxista, dice la carpeta de investigación que comenta el abogado Vargas, se extraña aún más. El gesto fue notorio para el hombre que le pagaba el servicio por lo que le volvió a decir, “no te preocupes”. Entonces el taxista curioseó, “¿qué llevo?” “Llevas medicinas, cosas así, no puedo llevarlas, ahí está la dirección de la persona a la que se lo vas a entregar”.
El taxista, dijo Vargas, por ganarse el dinero lo tomó. Era un viaje de media hora, y se le hizo fácil.
Marco Alberto tomó su camino. Dice en su declaración que iba bajando por la zona que se conoce como El Caracol, una zona de muchas curvas y pendientes, cuando vio a una camioneta blanca que lo seguía.
Lo que nunca dijo el taxista, declaró Vargas, es a qué hora abrió el paquete, porque él abrió el paquete, aunque en su declaración simplemente dijo que trató de abrirlo, pero abrió el sobre amarillo, aseguró el litigante.
El taxista declaró que la camioneta blanca que vio seguirlo se parecía a la que maneja en Guanajuato el personal de movilidad, los que verifican placas y taxis. El taxista se quedó viendo a la camioneta y siguió su camino, mientras que la camioneta enfiló detrás de él. Ahí fue donde Marcos Alberto empezó a tener miedo.
Como medida para despistar a su supuesto perseguidor, declaró el taxista, fue que en lugar de irse por el camino que tenía que seguir para ir a Atotonilco se fue hacia la Central Camionera, y por ahí hay una gasolinería y justo cuando pasó por esa gasolinería reportó ante la policía que sentía que lo estaban persiguiendo.
La camioneta blanca llegó a la estación de servicio, conducida por Raúl Escobar y entró al sitio, pero no fue a que le sirvieran gasolina, dice el taxista que anda vagando. Finalmente abastecieron de combustible al vehículo del chileno. El conductor de la camioneta blanca, Raúl, entró al OXXO que está al lado. Salió de la tienda y subió a su camioneta; toma rumbo a la Central Camionera. Recorre unos 300 metros, y al tomar el retorno, ya con dirección a su destino, a su casa que está por el rumbo del Santuario de Atotonilco, es justo que lo detienen.
El taxista que llevaba el paquete esperó en la gasolinería a que llegara la policía y ahí entregó el paquete que fue abierto y se encuentran con el dedo de la persona secuestrada y cuatro cartas.
“Era contratista”
El abogado Vargas afirma que en el informe de la policía, a Ramón, como él se refiere a Escobar Poblete, que conoció como contratista que se dedicaba a reformar casas, le encontraron dos cartas, y que por eso lo detuvieron y que esas cartas estaban escritas en francés e inglés con la firma de Nancy Michel Kendal, la mujer secuestrada tres meses atrás y por la cual, la banda que la plagió pedía un rescate de un millón de dólares.
Y por eso lo trasladan a la Procuraduría y es lógico, dijo el abogado, sin embargo, acusó Vargas, las cartas no aparecen por ninguna parte, ni en el expediente, ni en la carpeta de investigación, y aun así lo recibe el fiscal.
Cuando Ramón fue detenido inmediatamente me habla por teléfono. Es mi cliente y una amistad desde hace más de diez años. Me habló, como a eso de las diez cuarenta, diez cincuenta de la mañana y me dice: “oye José Luis me acaban de detener la preventiva que mi coche tiene reporte, no sé, te aviso por si necesito algo”.
El abogado iba rumbo a San José Iturbide que está en la parte alta de San Miguel de Allende cuando le llamó Raúl Escobar. Seguí hacia mi destino y a los diez minutos me habla otra vez y me dice “oye José Luis, creo que sí me van a subir a declarar, no sé qué problema tiene la camioneta, placas y ya sabes que a mí esas cosas no me gustan, nos vemos allá arriba para que tú me asesores”.
Vargas se regresó. Pero lo curioso, dijo el abogado, fue que nunca apareció mi cliente por ninguna parte. Lo buscó en la cárcel municipal, donde se lo negaron dos veces. Fue a la Procuraduría y le dijeron que no estaba ahí. Y luego fue a la Policía Federal, donde le dijeron que eso no era asunto de ellos y que en todo caso si llevaba drogas estaba en Guanajuato.
Transcurrieron dos horas, y la esposa de Ramón me llama, preguntado “¿ya te llamó Ramón?”. Le dijo que sí. “Voy para allá al ratito”, le dijo la esposa de Raúl Escobar, que es una mujer extranjera con la que se casó hace cuatro años, después de haber tenido una relación con Marcel Mardones, con quien llegó a Guanajuato hace 12 años y que seguía viviendo en San Miguel de Allende. Mardones ya declaró haber participado en el homicidio del senador Jaime Guzmán, el 1 de abril de 1991, en Chile.
De hecho, dijo el abogado, Ramón fue detenido después de haber dejado a la hija que tuvo con Marcela Mardones (a quien él conoció como Patricia) en la escuela, de la cual, el chileno es presidente de la asociación que creó la escuela donde estudia su hija.
Al no saber nada de su cliente y amigo, el abogado Vargas y la esposa de Ramón Guerra Valencia, como era conocido en San Miguel de Allende y quien tenía acta de nacimiento, pasaporte, credencial de elector con ese nombre, pusieron una denuncia ante Derechos Humanos, a las 3 de la tarde del 30 de mayo y se fueron del lugar sin saber del paradero del chileno.
La llamada
El 31 de mayo, cuenta el abogado, como a eso de las once de la noche me hablan por teléfono de Guanajuato, de la Unidad de Secuestros, diciéndome que ahí está detenido el señor Ramón, que me designa abogado y que le van a tomar declaración, que a qué hora voy a llegar. San Miguel de Allende está a 90 kilómetros de Guanajuato.
Aun así acudo. Le toman su declaración en la madrugada del 1 de junio. Le dije “no declares, no hay pruebas en contra tuya”.
El abogado regresó a San Miguel a las 8 de la mañana. Y minutos después le llaman del juzgado especializado en secuestro, para avisarle que su cliente va a declarar a las 12.30 en el penal de Valle de Santiago, a 150 kilómetros de San Miguel.
Ahí el abogado Vargas hace notar al juez de la causa que en la carpeta debería haber seis cartas, las cuatro que llevaba le paquete que iba entregar el taxista Marco Alberto y las dos que supuestamente llevaba su cliente.
Vargas dijo que en la carpeta de investigación del caso, consta que la señora Nancy Michel Kendal (la mujeres que estaba secuestrada y a quien le cortaron el dedo meñique que llevaba el taxista al restaurante Nirvana) fue liberada el 31 de mayo en horas de la mañana, sin que se pagara el rescate que pedía por ella.
Cuando declara la víctima, está en la carpeta de investigación, al día siguiente de la detención de Ramón, la señora Kendal dijo “yo estuve secuestrada durante tres meses, pero el día de hoy (31 de mayo) escuché que ya andaban el alboroto entre los secuestradores: ‘Ya agarraron a Ramón, ya valió madres, ya vámonos’.
Los secuestradores tomaron a la víctima, la volvieron a vendar, la sacaron del lugar donde la tenían y la fueron a dejar en la comunidad de la Cieneguilla.
Declaró la señora Kendal que reconoció el rumbo y que caminando fue hasta la casa de un matrimonio amigo y que ellos la llevaron con su esposo al restaurante Nirvana, donde el taxista Marco Alberto debió haber entregado el sobre amarillo un día atrás.
El abogado Vargas contó que la vez que vio al chileno, ya en el penal de Valle de Santiago, sabiendo quién era en realidad y que en Chile era acusado de asesinar al senador Jaime Guzmán en abril 1991, no le preguntó nada. Llegué y le pregunté “¿Cómo estás Ramón?” “Qué pasó José Luis, que te puedo decir amigo, tengo un pasado y ya”.
Vargas dijo que lo vio abatido. El abogado le comentó que lo de la apelación tardará tiempo, que le insinúo algo sobre su caso en Chile, y que Raúl Escobar le dijo “no, luego lo platicamos.”
El exmiembro del Frente Democrático Manuel Rodríguez encarcelado en Guanajuato por secuestro y esperado en Chile para que pague su pena como terrorista, solamente le pidió a su abogado y amigo que apoyara a su familia.