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PARÍS.
Una crisis sanitaria ha estallado en Francia por un brote de salmonela que ha infectado a decenas de bebés supuestamente por ingerir la leche maternal Lactalis, y ya salpica a 83 países, donde la multinacional retirará lotes procedentes de la fábrica francesa investigada.
El responsable de uno de los mayores grupos lácteos del mundo, Emmanuel Besnier, salió de su habitual discreción y decidió dar su primera entrevista en casi dos décadas de dirigente al Jornal de Dimanche (JDD) para explicar su versión de este escándalo que también ha forzado la intervención del Gobierno de Emmanuel Macron.
Hay 83 países afectados, que están bajo el mismo procedimiento de retirada de productos (que en Francia). Tenemos un gabinete de crisis tanto para el extranjero como para Francia», dijo Besnier, de 47 años.
Sin embargo, el responsable del conglomerado familiar Lactalis, considerado el ejecutivo más enigmático de Francia, no detalló de qué países se trata.
Actualmente, cuenta con 246 fábricas en 47 países, entre ellos España, México, Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela y Chile.
En Francia, la crisis alimentaria de la empresa láctea afectó a 35 menores de seis meses, que contrajeron salmonelosis durante el pasado diciembre, aunque todos ellos evolucionaron favorablemente.
La leche maternal en polvo de Lactalis, una de las más consumidas en el mundo, ha podido afectar a otros dos bebés fuera de Francia, uno en España, cuya causa probable de su gastroenteritis fue la ingestión del producto de la firma francesa, y otro en Grecia, que aún falta confirmar.
De acuerdo con el Ministerio de Sanidad francés, 35 bebés enfermaron (por salmonela). No hay casos nuevos desde el 8 de diciembre. Y el anunciado en España el viernes pasado se remonta al mes de octubre», defendió Besnier, quien adelantó que se indemnizará a todas las familias afectadas.
El presidente de la recién creada Asociación de Familias Víctimas de la Leche Contaminada, Quentin Guillemain, declaró hoy al canal BFMTV que tienen «preguntas muy precisas» para el líder de Lactalis, al que acusó de opacidad y de mentir.
Si piensa que con dinero va a comprar nuestro silencio, se equivoca», dijo Guillemain, quien demandó más explicaciones del fallo en cadena que provocó la crisis sanitaria.
El supuesto foco de esta bacteria está en la fábrica situada en Craon, en el oeste de Francia y actualmente en paro técnico.
Los análisis de los que disponemos nos sirven para situar potencialmente el problema en el primer trimestre de 2017. En esa época hicimos obras en las instalaciones», relató Besnier, considerado la octava fortuna de Francia.
El director ejecutivo de la multinacional asumió que cinco lotes no debían haber salido al mercado, aunque aclaró que corrigieron el error al día siguiente.
El escándalo de la leche contaminada ha llevado al Gobierno francés a intervenir, tanto contra Lactalis como contra las cadenas de distribución, que siguieron dispensando el producto a pesar de las prohibiciones.
Hay denuncias contra nosotros, habrá una investigación y nosotros colaboraremos con todo lo que nos pida la Justicia, aunque nunca habrá riesgo cero en esta cuestión, como sucede en otras», asumió.
Besnier confesó que fue él quien solicitó una entrevista este viernes con el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, quien llegó a achacar a Lactalis «fallos graves».
Entre los compromisos alcanzados, el grupo lácteo deberá recuperar toda la leche infantil que haya salido de su planta de Craon y que esté en circulación.
Eso significa ir más lejos que las tres retiradas sucesivas del mercado que se llevaron a cabo en diciembre (un total de mil 357 lotes), cuando se ordenó apartar las decenas de millones de productos fabricados allí desde el 15 de febrero y exportados a una treintena de países.
Esta medida sucedió en medio del estupor causado esta semana en Francia cuando se supo que muchos de los productos afectados habían seguido a la venta en decenas de supermercados y farmacias, así como en grandes superficies.
Lactalis, fundado en 1933, pasó a ser uno de los gigantes mundiales del sector lácteo desde que lanzó una opa hostil en 2011 a la italiana Parmalat.
La compañía, que no cotiza en Bolsa y es reticente a publicar sus cuentas, está controlada por Emmanuel Besnier y sus dos hermanos, quienes la heredaron de su padre, Michel.