No son mafiosos, los italianos desaparecidos en las “tierras malditas” de Jalisco: Familiares

proceso.com.mx

ROMA (apro).- La familia de los tres napolitanos desaparecidos en México —Raffaele y Antonio Russo, de 60 y 25 años, y Vincenzo Cimmino, de 29— niega que sean miembros de la temida Camorra, la mafia de Nápoles.

“No tienen absolutamente relación alguna con el tráfico de drogas. Son vendedores ambulantes. Ese ha sido el trabajo de toda la vida de mi marido Raffaele”, sostiene Silvana Esposito, esposa de Raffaele Russo, durante entrevista con Apro.

“Mi marido se encontraba en México para vender generadores de luz que compraba a unos chinos”, afirma. Y agrega que desconoce más detalles sobre estos misteriosos proveedores.

Esposito, originaria de la ciudad de Nápoles, hizo estas declaraciones después de que la Fiscalía de Jalisco informó que solicitó los antecedentes penales de los tres desaparecidos; un asunto sobre el cual la Fiscalía de Roma, contactada por Apro, no ha querido hacer comentarios.

“¡Qué (las autoridades mexicanas) pidan lo que quieran! No encontrarán nada. Nosotros tenemos las pruebas. ¿Ellos qué tienen? ¿Qué están haciendo? ¿Los están buscando?”, añade Esposito. “Mis hijos ni saben qué significa mariguana, así se los enseñamos desde pequeños. ¿De qué nos quieren acusar? ¿Es porque somos napolitanos?”, se queja.

“Mi marido se encontraba en una tierra de narcotraficantes, no es él el narcotraficante. Estaba allí desde hace siete u ocho meses”, agrega.

Según la reconstrucción de la mujer, Raffaele Russo y ella se reunieron en agosto en Playa del Carmen, Quintana Roo, en el sureste de México, y posteriormente ambos se trasladaron juntos en septiembre a Morelia, Michoacán, para que Raffaele llevara adelante sus actividades comerciales.

“Tengo fotografías de eso. La idea la tuvieron mis hijos, porque yo y mi marido cumplíamos 30 años de casados y él quiso organizar una fiesta en un hotel (en Morelia)”, sostiene la mujer, que este mismo mes regresó a Nápoles para que su hija de 13 años iniciara el curso escolar en Italia.

“En Morelia, mi marido estuvo unos cinco meses, hasta mediados de enero, cuando decidió mudarse a Guadalajara (Jalisco), porque pensó que allí podría encontrar nuevas oportunidades para vender mejor sus productos”, explica.

“Ese es el trabajo de mi marido. Él se mueve de ciudad en ciudad”, dice durante la entrevista, en la cual habló un italiano plagado de frases de dialecto napolitano y en la cual se mostró reiteradamente alterada.

“Tierras malditas”

No obstante, la mujer admitió que en octubre de 2017 la policía italiana le notificó que su marido era buscado por las autoridades de este país por un supuesto intento de fraude en 2015 en Italia, a lo que el hombre habría respondido que contrataría a un abogado.

“Me dijo: no sé nada de esto. Llama a un abogado”, cuenta Esposito. Comenta que el juicio por estos hechos aún debe llevarse a cabo, por lo que no se ha demostrado que su marido sea culpable.

“Pero, insisto, en cualquier caso, estamos hablando de fraude. No de droga. Ni de mafia”, reitera en referencia a la Camorra de Nápoles y Campania, la mafia que opera en esta zona de Italia.

“De manera que, en Navidades, yo viajé de nuevo hasta México. Llegué a Cancún (Quintana Roo), de ahí fuimos a Ciudad de México y después a Morelia. Allí estuve yo hasta el 11 de enero”, relata.

“Después de mi salida de México, mi marido se fue a Tecalitlán (Jalisco, donde finalmente desapareció). Le vendía a los campesinos, por eso estaba en esas tierras malditas”, afirma.

Cuenta que su marido transportaba los productos en automóviles alquilados y luego los vendía en la calle.

La desaparición

De acuerdo con el recuento de hechos que la familia hizo a Apro, el primero en desaparecer fue Raffaele, cuyo teléfono dejó de funcionar sobre las tres de la tarde. Su hijo Antonio y su sobrino Vincenzo Cimmino localizaron a través del GPS la ubicación del automóvil en que él viajaba. Salieron a buscarlo en una camioneta con placas M89AJV.

“No contestaba al teléfono y se preocuparon enseguida porque él. (Raffaele) sufre de presión alta”, dice Esposito.

Según un último mensaje que Antonio envió a sus otros hermanos Daniele y Francesco a las 19:40 horas del 31 de enero, agentes de la policía los habían rodeado y les pidieron seguirlos. Por ello Francesco se habría puesto en contacto con una comisaría de Tecalitlán, donde le habría contestado una mujer que en un primer momento les confirmó la detención.

Sin embargo, en una segunda llamada, efectuada unos 15 minutos después, la misma persona les habría negado que los tres se encontraran detenidos y, poco después, el teléfono de Antonio Russo también dejó de funcionar.

“Esos policías eran unos corruptos. ¿Lo entiende?”, dice la mujer. Pide que el gobierno de México localice a la mujer policía que contestó el teléfono e investigue los celulares que transmitieron los mensajes.

Según Esposito, después de los hechos, el jueves 1 de febrero, Daniele y Francesco presentaron una denuncia ante las autoridades de Guadalajara y fueron interrogados durante unas 14 horas. “Después de eso, mi hijo Daniele volvió a Italia, mientras que Francesco sigue en México. Se ha quedado en México, a pesar de que tiene miedo”, precisa la mujer.

“Mi hijo tiene un código en su teléfono que demuestra que hizo esta denuncia”, añade.

La mujer niega que las autoridades mexicanas se hayan puesto en contacto con ellos. “Además, ¿por qué el director de la Policía (de Tecalitlán, Hugo Enrique Martínez Muñiz) no se encuentra? ¿Dónde está?”, clama la mujer.

“Yo pienso que este policía lo sabe todo y que teme que los 33 policías bajo investigación digan algo (sobre él). Eso pienso”, afirma.

Precisa que los únicos que se han puesto en contacto con la familia han sido las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia, quienes les han pedido tiempo para conocer mejor los hechos.

Luego explica que en un principio la familia no dio la noticia, pues pensó que los tres habían sido secuestrados y esperaban una llamada de alguien que les pediría un rescate. Sin embargo, esa llamada nunca llegó.

“Desde que desaparecieron, no duermo más”, comenta.

En relación con la acusación de que los productos que vendía eran falsos, Esposito dice que, si eso es cierto, su marido cumplirá con su pena. “Si es un delito, pagará por su culpa. Pero háganlo salir de donde está y póngalo en prisión”, clama.

Enseguida sostiene que su marido ha ejercido su profesión también en países europeos y norafricanos. “Ha vendido de todo en su vida, cámaras fotográficas, vestidos, relojes”, afirma.

Por su parte, Gino Bergamé, portavoz de la familia, dice que en estos días lo han contactado a través de las redes sociales personas que presuntamente han permanecido en prisión en México por varios meses, sin que se les diera la oportunidad de comunicarse con sus conocidos.

“Les pedimos a todos que no difundan informaciones falsas y que no insulten a los mexicanos, pues nuestros familiares están allí”, señala.

Generadores de luz

El misterioso caso de los Russo ha sido objeto de numerosos artículos y reportajes en los medios de comunicación italianos, en momentos en los que la atención del país está puesta sobre las elecciones generales del próximo 4 de marzo.

Una de las razones es que no se trata del primer grupo de napolitanos que, en los últimos años, desaparecen en México, ni del primero cuyo destino está ligado a la venta de generadores de luz.

“Ciro Poli, de 21 años y nacido en Ponticelli (Nápoles), también comerciaba generadores de luz en Monterrey (Nuevo León). El 5 de noviembre de 2013, su cuerpo fue encontrado carbonizado en el interior de su automóvil”, recordó Luisiana Gaita, periodista de Il Fatto Quotidiano, diario especializado en información policiaca.

“Un año después, el 1 de octubre de 2014, desapareció también Roberto Molinario, de 36 años. También él se había mudado a México para vender generadores de luz”, añade en referencia a este italiano desaparecido en Veracruz.

Ambos casos, según las informaciones conocidas en Italia, no han sido resueltos.

Sobre el caso de los Russo, ha sido abierto ahora un sumario a cargo del fiscal Giuseppe Pignatone de la Fiscalía de Roma quien, consultado por Apro, dijo que, “en esta fase, no puedo hacer declaraciones”.

                                                         
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