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SEÚL. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte pidió hoy a Estados Unidos cesar la presión en su contra y no confundir sus intenciones de diálogo pacífico sobre la desnuclearización de la Península Coreana como una señal de “debilidad”.
En una entrevista con la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte (KCNA, según sus siglas en inglés), el portavoz de la cancillería norcoreana advirtió que la continua presión de Estados Unidos en temas humanitarios, las sanciones contra Pyongyang y la amenaza militar, no ayudarán al diálogo.
«Resulta poco propicio que Estados Unidos aborde este problema a partir de un error de cálculo: confundir las intenciones pacifistas de la República Popular Democrática de Corea como una señal de debilidad», afirmó en medio de los preparativos para la cumbre entre el presidente Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un.
El vocero negó que la intención de Correa del Norte sobre la desnuclearización de la península expresada en la Declaración de Panmunjom de la histórica cumbre intercoreana del 27 de abril pasado, fuera resultado de las sanciones y presiones estadunidenses.
«Estados Unidos están engañando a la opinión pública, argumentando que la intención de desnuclearización de la península de Corea mediante la Declaración de Panmunjom, adoptada en la histórica cumbre Norte-Sur es resultado de sus sanciones y presiones», dijo el portavoz, según un reporte de la agencia surcorena Yonhap.
«Está realizando comentarios abiertos de que no aliviaría las sanciones y la presión hasta que Corea del Norte abandone completamente sus armas nucleares, además toma pasos para empeorar la situación en la península coreana al desplegar activos estratégicos en la península y elevar su intento de abordar el tema de los derechos humanos», indicó.
Las declaraciones del portavoz de la cancillería norcoreana hacen referencia a los ocho aviones cazas de sigilo F-22 que Estados Unidos envío de manera reciente a la península para participar en las maniobras aéreas militares entre Corea del Sur y Estados Unidos.
Norcorea consideró dicho despliegue como una provocación «intencional» de Washington en su contra, «en un momento en el que la situación en la península coreana está avanzando hacia la paz y reconciliación gracias a la cumbre histórica Norte-Sur y la Declaración de Panmunjom».
«Este acto no puede interpretarse de otra manera que un intento peligroso de arruinar la atmósfera de diálogo que apenas se ganó y devolver la situación a la realidad», subrayó.