‘La Noche de la Iguana’ colocó a Vallarta en los ojos del mundo

En 1963, la película ‘La Noche de la Iguana’ (estrenada un año después) colocó a Puerto Vallarta en los ojos del mundo, marcando un importante episodio en su despegue turístico.

De acuerdo con el libro ‘Puerto Vallarta el Paraíso Escondido’ del profesor Carlos Munguía Fregoso (cronista de la ciudad 1986 – 2005), la tranquilidad de aquel pueblito se vio de pronto inundado por camiones, luces artificiales y estrellas. “Técnicos, trabajadores especializados, residentes contratados como extras y decenas de curiosos se movían como hormigas entre cámaras, reflectores y una maraña de cables que cubrían el empedrado. Frente al malecón los generadores eléctricos rugían para producir, probablemente, más electricidad que la necesaria para iluminar todo el pueblo”.

Se trataba –continúa el relato- “de la filmación de ‘La Noche de la Iguana’ que reunió en Puerto Vallarta a grandes personalidades del cine tanto nacional como extranjero. Vinieron directores como John Huston, Emilio (El Indio) Fernández y Gabriel Figueroa (camarógrafo) y actores de la talla de Richard Burton, Deborah Kerr, Ava Gardner y Sue Lyon que, como el néctar de las abejas, atrajeron también un enjambre de reporteros de todo el mundo”.

Basada en un drama de Tennessee Williams y dirigida magistralmente por John Huston, la filmación de esta película fue el impulso inicial que colocaría a este puerto ante los ojos del mundo como el lugar de moda en aquel momento, y más que por su historia, por sus protagonistas y por la presencia de Liz Taylor en Vallarta.

“En efecto, los puros nombres de los protagonistas de la película eran noticia suficiente para atraer a los periodistas. Pero la aparición de Liz Taylor en la escena vallartense, no en la de la noche de la iguana, fue una bonificación extra que no esperaban”, señaló el autor.

El gran romance entre Liz y Richard, que inició en ‘Cleopatra’, era ya para entonces conocido por todos, “y trajo a la actriz a Vallarta para estar cerca de él. Compró la Casa Kimberly en Gringo Gulch y se instaló en ella. Después, Burton compró la propiedad de enfrente y más tarde las unieron con el famoso puente sobre la calle Zaragoza”.

A esto se sumaban las relaciones que había entre el resto del equipo que eran muy promisorias para la prensa. “Con estos elementos los periodistas esperaban obtener un jugoso reportaje con un desenlace probablemente más impactante que el de la película, con esto Puerto Vallarta salió favorecido pues en cada reportaje se mencionaba el pueblo tranquilo y pintoresco”, detalló Munguía Fregoso, que incluso se refirió a lo señalado por John Huston: “Había más reporteros que iguanas en el set”.

Quien fuera el cronista de esta ciudad, indica que John Huston comenta en su libro ‘An Open Book’ (Un Libro Abierto) que mientras buscaba lugares para la película conoció en Los Ángeles, California, al ingeniero Guillermo Wulff, quien le propuso que la filmación se hiciera en Mismaloya; el director ya había estado en Puerto Vallarta en dos ocasiones, decidió hacer el rodaje después de visitar el sitio.

La película se rodó casi en su totalidad en Mismaloya, salvo algunas escenas que se filmaron en el hotel Paraíso y en una calle de Puerto Vallarta. Los actores principales habían rentado lujosas residencias en el puerto y todas las mañanas se reunían en Playa Los Muertos para ser llevados al set por una lancha rápida, pues aún no se había construido la carretera.

                                                         
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