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Dublín. El papa Francisco rechazó ayer confirmar o negar acusaciones del ex embajador vaticano en Estados Unidos, el arzobispo Carlo Maria Vigano, quien aseguró que el pontífice argentino encubrió los abusos sexuales a menores perpetrados por el ex cardenal de Washington, Theodore McCarrick. Horas antes, Jorge Mario Bergoglio pidió perdón a víctimas de abuso por los atropellos de la Iglesia católica en Irlanda y en plena tormenta por el caso de Pensilvania, que involucra a unos 300 curas.
No diré una sola palabra sobre esto, replicó el Papa al ser interrogado durante una conferencia de prensa a bordo del avión que lo trasladó de Dublín a Roma tras una histórica visita de dos días a Irlanda.
Uno de los periodistas pidió su opinión sobre una misiva de 11 páginas escrita por Vigano, ex nuncio apostólico en Estados Unidos (2011-2016), quien aseguró haber informado al pontífice sobre los abusos de McCarrick en junio de 2013 y lo acusó de encubrirlo deliberadamente. Más aún, Vigano exigió la renuncia de Bergoglio.
El Papa reconoció haber leído el documento la mañana de este domingo pero rechazó pronunciarse y recomendó a periodistas que lo lean atentamente y se formen un juicio personal sobre su credibilidad.
Creo que el documento habla por sí solo. Tienen la capacidad periodística suficiente para sacar conclusiones con su madurez profesional, respondió.
También lo sabían Juan Pablo II y Benedicto XVI
En la carta, Vigano denuncia que jerarcas de la Iglesia católica como Pietro Parolin, número dos de la curia romana, los secretarios de Estado de Juan Pablo II y Benedicto XVI y los cardenales Angelo Sodano y Tracisio Bertone sabían desde 2000 que McCarrick, invitaba de forma frecuente a su cama a seminaristas y aun así lo ascendieron. También acusó a Francisco de haber rehabilitado a McCarrick a pesar de estar enterado de su inclinación por los seminaristas jóvenes en 2013, tras ser electo Papa.
En este momento extremadamente dramático para la Iglesia uni-versal, reconozca errores y en cohe-rencia con el proclamado principio de tolerancia cero, que Francisco sea el primero en dar buen ejemplo a cardenales y obispos que han cubierto los abusos de McCarrick y dimita junto con ellos, escribió.
Según Viganó, en 2009 y ya con el arzobispo jubilado, Joseph Ratzinger habría sancionado a McCarrick ordenándole dejar el seminario en el cual habitaba, le prohibió celebrar la comunión en público, participar en reuniones, dar conferencias y viajar, dedicándose a una vida de oración y penitencia.
Aunque el ex embajador papal asegura que Francisco habría levantado esas sanciones, en realidad éstas nunca fueron anunciadas públicamente por el Vaticano y no existen pruebas concretas de que hayan sido aplicadas alguna vez.
El mismo monseñor señala que las sanciones de Benedicto XVI nunca fueron cumplidas por McCarrick, y detalla ampliamente cómo él mismo informó muchas veces sobre los comportamientos del cardenal pero sus reportes nunca fueron tomados en cuenta durante el pontificado de Juan Pablo II ni en el de Benedicto XVI.
A lo largo del texto sale a relucir con evidencia el resentimiento de Vigano, quien llegó a ocupar puestos de alto rango durante el pontificado de Joseph Ratzinger, pero fue alejado de la curia romana con su designación como nuncio en Estados Unidos tras conflictos internos con el entonces secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone.
Ultraconservador que perdió influencia
De hecho, Vigano quedó en medio del primer Vatileaks que se abatió sobre el pontificado de Benedicto XVI y su caso fue materia de diversas filtraciones de documentos confidenciales en 2012 por manos del histórico cuervo, el mayordomo papal Paolo Gabriele.
En 2016, Francisco aceptó rápidamente su renuncia obligatoria por edad a su puesto como nuncio apostólico en Estados Unidos y poco después designó en su lugar al entonces embajador vaticano en México, Christophe Pierre.
El mes pasado, Francisco aceptó la renuncia de McCarrick como cardenal, después de que una investigación a la Iglesia por parte de Estados Unidos determinó que era creíble la acusación de haber abusado sexualmente de un menor. Adicionalmente lo apartó de sus funciones hasta que se aclaren las acusaciones que pesan sobre él en un próximo juicio canónico.
Desde entonces, otro hombre denunció que McCarrick abusó de él desde que tenía 11 años y varios otros ex seminaristas también han dicho que los acosó y abusó de ellos.
Los sitios conservadores National Catholic Register y LifeSiteNews y el diario italiano Veritá publicaron la carta escrita por Vigano, un ultraconservador con puntos de vista hostiles hacia la homosexualidad, mientras el Papa estaba en el Encuentro Mundial de las Familias en Irlanda, donde se refirió a los abusos de conciencia, poder y sexuales y pidió perdón por los delitos de la Iglesia católica en ese país.
En el santuario mariano de la ciudad de Knock y en el parque Phoenix de Dublín, Francisco afirmó que las autoridades eclesiásticas no respondieron con compasión a los muchos abusos que niños y mujeres sufrieron a lo largo de los años y se comprometió a trabajar para hacer justicia.
Crimen cometido 70 años
Las acusaciones de Vigano nutrieron aún más la crisis de confianza en la jerarquía de la Iglesia estadunidense, y sus acusaciones se suman a las devastadoras denun-cias de abuso sexual y encubrimiento en un reciente informe de un jurado investigador en Pensilvania, que halló que 300 sacerdotes abusaron de más de mil niños a lo largo de 70 años en seis diócesis, lo que ha originado que se señalen responsables, así como una investigación a fondo del Vaticano en cuanto a quién sabía qué y cuándo sobre McCarrick.