El narcocementerio en el Golfo de México, el lastre de Yunes

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ALVARADO, Ver. (apro).- “Usted quiere hijos gobernadores, nosotras nos conformamos con saber de los nuestros”, recriminó Lucía Díaz Genao, directora del colectivo de desaparecidos “Solecito” al gobernador panista-perredista, Miguel Ángel Yunes Linares.

Reclamo, aderezado con seis promesas incumplidas del gobierno de Yunes y de la Fiscalía General del Estado (FGE) realizadas dos años antes, en la casa de campaña de Boca del Río –bastión panista- cuando el panista-perredista aún festejaba haberle ganado en las urnas al PRI y a su primo-hermano, Héctor Yunes Landa.

En entrevista, al pie de la dirección de Servicios Periciales, con un tapabocas puesto para soportar el fuerte hedor a muerte que emana de ahí, Lucy Díaz fustiga: “La Fiscalía tiene los casos abandonados. No hay minutas de trabajo, ni reuniones, ni fotos de recorridos. Peor aún –dice- el fiscal nos repudia, nos revictimiza, nos bloquea en redes, no tiene interlocución con nosotras.

“Usted (en alusión a Yunes) ofreció trabajar e implementar acciones múltiples que nos ayudarían a superar las deficiencias y obstáculos en la búsqueda de nuestros hijos; prometió construir panteones ministeriales, ampliar la capacidad de servicios periciales, incrementar presupuestos para investigación, búsqueda e identificación, entre otras cosas”.

¿Qué cumplió Yunes?, se le cuestiona a Díaz Genao.

.-Todos los problemas que encontró en diciembre del 2016, el gobierno de Yunes los dejó igual… en algunos casos, hasta los agravó.

El 3 de diciembre del 2016, con 72 horas como gobernador, Miguel Ángel Yunes entregó en sesión solemne en el Congreso Local la medalla Adolfo Ruiz Cortines a representantes de diez colectivos de desaparecidos por “el mérito” y “lucha incansable” –dijo- de buscar a sus hijos en un estado salpicado por la violencia.

A 75 días de que concluya su gobierno, de los 3 mil desaparecidos en la entidad, 600 no localizados en el gobierno del priista, Javier Duarte –según cifras oficiales- apenas han sido encontrados los restos de 36 personas en cementerios clandestinos, mismos que ya fueron entregados a sus deudos. Una productividad, en localización y entrega de cuerpos del uno por ciento.

El día de entrega de la medalla Ruiz Cortines, en tribuna, Aracely Salcedo, quien busca a su hija Fernanda Rubí Salcedo, desaparecida en septiembre del 2012 –y famosa en redes sociales por haber increpado al priista, Javier Duarte en Orizaba- habría advertido al gobierno de Yunes: “de nada sirven las medallas, si el nuevo gobierno no encuentra a los desaparecidos de Veracruz”.

Las dudas…

Lucy Díaz y Rosalía Castro, ambas voceras del Solecito esperan pasar -junto con medio centenar de madres de desaparecidos- a una presentación de 200 prendas de vestir y más de un centenar de credenciales del INE, que fueron halladas junto con 166 cráneos -190 cifras otorgadas por Policías Ministeriales- y cientos de fragmentos óseos, en el narcocementerio de Arbolillo, en Alvarado a 50 kilómetros del Puerto de Veracruz. La cuarta narcofosa hallada en ese municipio, que en el último lustro acumula el hallazgo de 281 cráneos y miles de fragmentos óseos, ya equiparable con el narcocementerio de Colinas de Santa Fe y el kilómetro 13.5 en los alrededores del recinto portuario (297 cráneos y 17 mil fragmentos óseos).

Rosalía Castro -quien busca a su hijo Roberto Carlos Casso, desaparecido en diciembre del 2011, luce molesta, prende un par de cigarrillos y comenta las pifias de la Fiscalía en la exhumación de Arbolillo y que arrancó el pasado 8 de agosto: “Hubo mucho desaseo, no respetaron los protocolos de la Ley de Desaparición Forzada y Particulares, ni la debida atención a víctimas, la Fiscalía ni siquiera notificó a la CNDH, ni al CEJAV, ni a los representantes de desaparecidos para una exhumación, que respetando la normativa se hubiera llevado cuatro o cinco meses”.

Y las dudas asaltan la mente de los familiares de desaparecidos, del Solecito, pero también de los colectivos Familias Enlaces Xalapa, de la Red de Madres Veracruz, Buscando a Nuestros Desaparecidos y Nuestras Desaparecidas de Veracruz, entre otros.

“En otras ocasiones, han sido los propios colectivos y familias quienes han encabezado la búsqueda y encontrado restos humanos por su cuenta… hoy pareciera que es un acto desesperado de la Fiscalía por decir y alzar la mano de que están trabajando”, recrimina Anaís Palacios del Colectivo por la Paz Xalapa.

“¿Dónde estuvo?, si estuvo, la Policía Científica, ¿Dónde están las bitácoras de cada una de las 32 fosas que exhumaron?, ¿Dónde están los restos de los hallados en Arbolillo, sí sabemos que en Periciales (inmueble en Xalapa) ya no cabía un resto más, por todo lo hallado en Colinas de Santa Fe?, ¿Dónde está el testigo protegido que dio el “pitazo” de esta fosa?… Creo que el desaseo es total”, cuestiona al aire, Rosalía Castro, pues en ningún día se apareció en el inmueble de periciales el titular de FGE, Jorge Winckler y el especializado en búsqueda de personas desaparecidas, Luis Eduardo Coronel.

Ante la ausencia de explicaciones, Díaz Genao asegura que el “testigo protegido” que “dio el punto” del cementerio clandestino, fue –dice- “un invento” del gobierno de Yunes, pues desde junio de 2017, los colectivos habían enviado a varios oficiales a la Fiscalía exigiendo “ampliar” el radar de búsqueda de fosas en Alvarado.

Cifras descomunales

De acuerdo con la solicitud de transparencia 01597217 y 01597317, pedida por Blog Expediente (periódico digital veracruzano) a la FGE en Veracruz, hasta enero de 2018 hay 553 cadáveres depositados en distintas planchas forenses de la entidad sin identificar, a los cuales habría que sumar los 190 restantes de Arbolillo, en Alvarado, hallados en las últimas cinco semanas.

Aunado a ello, hay media docena de hectáreas pendientes por “peinar” y “escarbar la tierra” en el kilómetro 13.5, Colinas de Santa Fe y Arbolillo, donde diversos Colectivos de Desaparecidos han insistido al gobierno que ahí también hay fosas clandestinas, de acuerdo con mensajes que les han hecho llegar de forma anónima, integrantes de la delincuencia organizada.

Una radiografía de inhumaciones ilícitas en Veracruz durante el sexenio del priista Javier Duarte de Ochoa –hoy preso en el Reclusorio Varonil Oriente- y proporcionado por la FGE al inició del nuevo gobierno -da cuenta de que en 43 ciudades de la entidad se detectaron fosas clandestinas.
El listado detalla las siguientes ciudades: Pueblo Viejo, Veracruz, Oluta, Ixmatlahuacan, Perote, Misantla, Teocelo, Coatepec, Emiliano Zapata, Tuxpan, Papantla, Acayucan, Jáltipan, Nanchital, Chinameca, Cosoleacaque, Minatitlán, Coatzacoalcos, Agua Dulce, Lerdo de Tejada, Rodríguez Clara, Isla, Alto Lucero.

Además, en Alvarado, Chontla, Moloacán, Oteapan, Tres Valles, Carlos A. Carrillo, Tihuatlán, Las Choapas, Soconusco, Mecayapan, Chicalpextle, Cosamaloapan, Chacaltianguis, Castillo de Teayo, Tampico Alto, Texistepec, Tlacotalpan, Ixtaczoquitlán, Córdoba y San Rafael.

Bombazo Winckleriano

Y mientras el gobierno de Yunes y la FGE se han cerrado a contestar las dudas de los colectivos y los cuestionamientos de la prensa, a través del periódico Notiver –medio de penetración local- y de textoservidores afines, han vanagloriado el hallazgo de la narcofosa de Arbolillo como “un acierto” y “resultados” de la Fiscalía y de su titular, Jorge Winckler, minimizando las quejas de familiares de desaparecidos y bautizando los trabajos de exhumación como “bombazo winckleriano”.

Aunque en la región de Alvarado, el logro no fue visto como tal, pues entre los pobladores de Arbolillo su máxima de supervivencia fue muy clara: sonreír a los extraños, dar los buenos días, pero hablar poco. Así tuvieron que estar durante un lustro ante la tácita presencia de grupos delincuenciales (Zetas, Matazetas, Cártel de Jalisco Nueva Generación y Gente Nueva), así como de fuerzas policiacas que por tierra o por lancha en medio de la laguna llevaban a sus víctimas.

– ¿Dónde se encuentra el panteón?, preguntó un reportero en alusión al cementerio municipal. Punto clave para dar con el área de los manglares.

– ¿Cuál panteón?, el municipal o… el otro, otro-, responde con una sonrisa, una alvaradeña.

Y es que en los alrededores del nuevo cementerio clandestino son paupérrimos, pues en el traspatio de la zona gastronómica, uno tiene que caminar entre casuchas de madera y cartón, con techos de láminas de zinc y de palma, cazuelas con comida calentada en leña, gatos y perros desnutridos que corretean a magras lagartijas buscando su alimento del día. Para llegar a la fosa, también hubo que sortear pequeños corrales de cerdos y chalupas pesqueras, cuyos dueños se tienen que prestar y turnar los motores para poder salir a la pesca.

A 70 días de que concluya el gobierno de Yunes, el macrocementerio del crimen organizado plantea una tarea titánica para el reconocimiento de cuerpos, entrega de restos óseos y la recepción de familiares de víctimas va a contrarreloj, razón por la que será el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador y el local de Cuitláhuac García quienes tengan que reencauzar los trabajos de identificación de cuerpos hallados en narcofosas.

“Les confieso algo… no tenemos idea de por dónde empezar”, comenta uno de los organizadores de los Foros de Pacificación del próximo gobierno federal, quienes el próximo 9 de octubre tendrán su primer acercamiento formal con los Colectivos de Desaparecidos en la capital de Veracruz.

                                                         
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