Por Paty Aguilar
Las vi cuando iban saliendo del panteón ejidal de Jarretaderas, Bahía de Banderas, Nayarit. Eran tres mujeres, muy contentas, una de ellas con una escoba en sus manos, la otra con un balde y la tercera sin nada en las manos, las tres se veían satisfechas, su euforia me hizo acercarme a ellas, así me di cuenta que acababan de adornar la tumba de sus padres y que les había quedado muy bonita, les pedí si me podían llevar al lugar, y con mucho gusto accedieron.
Efectivamente, la tumba recién adornada se veía llena de colorido y es que con papel picado de diversos colores tradicionales para esta celebración lucían alrededor de las dos tumbas, donde también esta sepultada otro de sus familiares, pero también observamos ramos de flores de Cempaxúchitl, la flor tradicional también del Día de Muertos y una pequeña catrina, lo que le daba a la escena la idea de un altar de Muertos.
Mientras conversábamos sobre los adornos, de pronto se escuchó una alegre música que me llamó la atención, se trataba del timbre del celular de una ellas, lo que motivo a que saliera a relucir el gusto de su padre por la fiesta “Él era muy fiestero” dijo una de ellas con una gran sonrisa al recordar a su padre de esa manera, mientras que su hermana, comentó que minutos antes, mientras estaban adornando las tumbas, vieron un gusano, lo que les recordó esa alegre canción que al taralearla y recordar que a su padre le gustaba mucho, se pusieron a bailar.
Fue una gran tarde convivir con esta familia, previo a la celebración del Día de Muertos, 1 y 2 de noviembre 2018.
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