El helicóptero iba en llamas antes de estrellarse, dice dueño del predio donde cayó

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SANTA MARÍA CORONANGO, Pue. (apro).– Don Reynaldo Coyotec, propietario del sembradío donde cayó el helicóptero en el que viajaban Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso, cuenta cómo vio caer a la aeronave:

“Venía ardiendo el avión. Cuando yo lo vi, ya venía ardiendo de su colita. Y luego varios del pueblo lo empezaron a seguir en camionetas. Y ya cuando me iba a trabajar, oí que tronó”.

De pelo cano y apoyándose en su bicicleta, don Reynaldo se queja de que su terreno fue acordonado por elementos policiacos y del Ejército, y ya no lo dejan pasar.

“Ya acordonaron mi propiedad. Es mi propiedad. No me pueden prohibir que entre”, dice.

Y se queja de que ahorita hay mucha vigilancia por la caída del helicóptero, siendo que los pobladores de Santa María Coronango, a partir del gobierno de Moreno Valle, han padecido inseguridad, asaltos y asesinatos.

“Aquí la gente a las cuatro de la tarde ya se va arrinconar, porque aquí pasan los rateros y les quitan sus tractores, sus camionetas, violan a las mujeres. Y por aquí los vienen a tirar (a los asesinados)”

Menciona que su milpa mide 25 por 400 metros, y la usa para sembrar frijol y maíz.

“Ahorita me están pisoteando el rastrojo que uso para alimentar al ganado”, agrega.

Acordonado con cintas amarillas de plástico, el terreno de don Reynaldo está fuertemente custodiado por elementos del Ejército, la Policía Federal y la Policía Estatal, quienes además tienen sus vehículos colocados alrededor del punto donde permanece el fuselaje metálico del helicóptero, retorcido y calcinado.

Los soldados instalaron incluso sus casas de campaña en la milpa de don Reynaldo, para pernoctar en ellas, pues día y noche resguardan el terreno.

También colocaron enormes reflectores para iluminar durante las noches los restos calcinados de la aeronave, que deberán ser analizados por peritos internacionales en aeronáutica.

Mientras que reporteros, fotógrafos y camarógrafos también llegan a la propiedad, intentando acercarse lo más posible a lo que quedó del helicóptero Agusta, matrícula XA-BON. Siempre hay forcejeos entre los periodistas y los elementos castrenses y policiacos que les bloquean el paso.

Caminos polvorientos de terracería llegan a la milpa de don Reynaldo, en la que quedan las amarillentas pilas de rastrojo y varas de maíz ya cosechado.

                                                         
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