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NUEVA YORK (apro).- La defensa de Joaquín El Chapo Guzmán utilizó la edición número 1744 de la revista Proceso –en la que el fundador de este semanario, Julio Scherer García, entrevistó al capo Ismael El Mayo Zambada– como documento de prueba en el juicio que se sigue contra el capo en Brooklyn, Nueva York.
Durante el interrogatorio a Jesús Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, Eduardo Balarezo –-uno de los tres abogados de Guzmán Loera– le preguntó si sabía qué era Proceso.
“Sí”, respondió El Vicentillo al defensor, quien a través del monitor electrónico de la Corte mostró al testigo del Departamento de Justicia una fotocopia de la portada del semanario con fecha 4 de abril de 2010.
–¿Qué está viendo en la portada de la revista? – preguntó Balarezo al hijo de Ismael Zambada García, El Mayo.
Enseguida, el abogado de El Chapo solicitó al juez Brian Cogan que admitiera como documento de prueba la portada de Proceso, para que la viera el público que asiste al juicio en la Corte Federal del Distrito Este, en el barrio de Brooklyn.
La fiscal Amanda Liskamm se levantó de su silla y objetó la petición de la defensa. El juez quiso saber por qué la objeción para exponer el documento de prueba, y aquella pidió que se publicara sin el texto que acompaña en la portada las fotografías de El Mayo y Scherer García.
Finalmente, la portada de Proceso se aceptó como documento de prueba, pero sin el texto que aparece en la parte inferior, donde se lee: Julio Scherer García. En la guarida del Mayo Zambada. Crónica de un encuentro insólito.
–¿Quién es este señor que aparece abrazado por su papá ‘Mayo’? –machacó Balarezo a El Vicentillo, señalando con el dedo la fotografía del fundador de Proceso.
–Un señor muy conocido en México, Julio Scherer, que escribe en Proceso –reviró el hijo de Zambada García.
El abogado usó el encuentro entre el fundador de Proceso y el capo de capos del Cártel de Sinaloa como evidencia de que El Mayo está libre en México, y que si lo localizó un periodista no es imposible que lo encuentren las autoridades, a menos de que exista una colusión entre ellos.
–¿Su padre nunca ha sido arrestado? –insistió Balarezo a El Vicentillo.
–No.
–¿No ha sido arrestado en México?
–Ni en México ni en ningún lado.
–¿A los amigos de su padre sí los han arrestado? –continuó Balarezo, quien en ese momento señaló con su mano derecha a El Chapo Guzmán, sentado en la sala de la Corte, vigilado por tres alguaciles federales.
–¿Qué quiere que le diga yo? –contestó El Vicentillo con tono irónico.
–¿Su padre sigue estando libre y sigue siendo el líder del Cártel de Sinaloa?
–Sí, señor.
En la última audiencia del juicio contra Guzmán Loera, en la que El Vicentillo apareció como testigo de la fiscalía, luego de dos días de declaraciones, el equipo defensor de El Chapo intentó dejar en claro que El Mayo Zambada, a diferencia de su cliente, se encuentra libre y escondido en algún lugar de la Sierra Madre Occidental, porque tiene un acuerdo con los gobiernos de México y Estados Unidos.
Desde la semana pasada, Balarezo expuso ante el jurado que ese presunto acuerdo entre Zambada García y el gobierno consiste, específicamente, en que su hijo, El Vicentillo, se presentara en Brooklyn a testificar contra El Chapo y exponerlo como líder del Cártel de Sinaloa y un narcotraficante que envió toneladas de drogas ilegales a Estados Unidos.
Luego de terminado el interrogatorio al hijo de El Mayo, la fiscal Liskamm volvió a pedir la palabra al juez Cogan.
–¿Conoce al acusado como un narcotraficante real o como un mito creado por el gobierno de Estados Unidos? –preguntó la fiscal a El Vicentillo.
–Es un narcotraficante real y es socio de mi papá.
–¿Es el acusado uno de los líderes poderosos del Cártel de Sinaloa o un mito?
–No, no es un mito, es un líder como mi papá en el Cártel de Sinaloa –replicó Zambada Niebla, mientras El Chapo lo miraba fijamente y chasqueando ligeramente la lengua.
Liskamm no insistió en hacer más preguntas y el juez pidió al testigo que saliera de la sala. Escoltado por tres alguaciles federales, El Vicentillo se levantó, buscó con la mirada a Guzmán Loera y con un ligero movimiento de cabeza le sonrió. Antes de salir de la sala del juez Cogan, el testigo hizo la señal de adiós con la mano derecha al acusado, quien le respondió con un asentimiento de la cabeza. Quizá la última vez en que se verán los dos narcos.
Tras el testimonio de Zambada Niebla, la fiscalía llamó como testigo al agente del FBI José Moreno, quien habló sobre el presunto intento fallido de la captura de El Chapo el 22 de febrero de 2012 en Cabo San Lucas, Baja California Sur.
Concluido el cuestionamiento al agente del FBI, el Departamento de Justicia hizo entrar a la corte a otro testigo, Edgar Iván Galván, distribuidor de mariguana originario de Ciudad Juárez, Chihuahua, arrestado el 13 de febrero de 2011 en El Paso, Texas.
Galván, quien admitió nunca haber conocido ni hablado con El Chapo, está acusado de tráfico de drogas y armas, y vinculado con Antonio Marrufo, Jaguar, uno de los líderes de La Línea, agrupación criminal asociada a los cárteles de Juárez y de Sinaloa.
Con sus declaraciones para acusar de narcotráfico y tráfico de armas a Guzmán Loera, Galván espera satisfacer al gobierno de Estados Unidos y con ello evitar la cadena perpetua.
La audiencia de este lunes marcó la quinta ocasión y la tercera consecutiva de la inasistencia de Emma Coronel, esposa del famoso narcotraficante sinaloense.