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Tlahuelilpan, Hgo., No había ni gasolina robada para comprar. Algunos por “curiosidad“ y otros más por hacerse de un poco de gasolina gratis, acudieron a abastecerse a la toma clandestina que estalló el viernes, aseguran familiares de víctimas.
Mi hermano dijo a mi mamá que se iba al Internet para hacer una tarea, relató Eruviel Cerón, hermano del joven adolescente Gabriel Cerón, de 15 años, quien sufrió graves quemaduras de segundo y tercer grado.
“A los 20 o 25 minutos de que se había salido a la calle , unos conocidos fueron a la casa y nos avisaron que había explotado la toma y que había muchos heridos y muertos y que habían visto a Gabriel.
Fuimos al lugar. Mucha gente corría con el pelo y la ropa quemándose, pidiendo a gritos que los ayudaran; también vimos personas calcinadas. Por más que buscamos no encontramos a Gabriel.
Tras horas de búsqueda, en el Hospital Regional Tula Tepeji les informaron que Gabriel había sido rescatado vivo, pero que por su estado fue enviado al hospital de Lomas Verdes, estado de México.
Sobre el porqué Gabriel decidió ir adonde se registró la fuga de combustible en lugar de ir al local de Internet, Eruviel externó: Tal vez sólo por curiosidad.
Los primos Alan Joseph Reyes Hernández y Ángel Reyes Velasco, de 15 y 30 años, quienes por razones que sus familiares dicen no poder explicar, también acudieron a la toma momentos antes de la explosión.
Tal vez estaban allí sólo por relajo o por curiosidad; ahora están graves, comentó Pilar López, familiar de ambos muchachos, quienes también sobrevivieron a la explosión aunque con graves quemaduras en todo el cuerpo.
Durante improvisada reunión afuera de la biblioteca municipal de Tlahuelilpan, la madrugada del sábado, un grupo de mujeres y hombres que desesperados buscaban a sus familiares, reprocharon al alcalde, Juan Pedro Cruz, no haber gestionado ante el gobierno federal que las gasolineras del municipio hubieran sido surtidas.
No había nada de gasolina, ni robada. Por eso muchos, entre ellos mi esposo, quisieron aprovechar la fuga para surtirse, dijo con el rostro desencajado una de las mujeres, envuelta como muchas otras con cobijas por el frío que se sintió en la madrugada.