“Inminente” baja en la calificación crediticia de Pemex

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NUEVA YORK (Proceso).- Los planes delineados por funcionarios de México para abordar los retos financieros de Pemex prendieron focos rojos entre analistas, inversionistas y calificadoras en Nueva York, quienes han manifestado su “profunda preocupación” ante propuestas vagas que podrían llevar a la empresa a multiplicar una deuda que ya es la mayor entre las empresas petroleras internacionales.

Analistas coinciden en que la lucha contra el robo de combustible es urgente y en que esta estrategia se traduciría en mejores finanzas para la empresa en el mediano plazo, aunque alertaron que dicha campaña será insuficiente para contrarrestar la escasa claridad en los planes financieros expuestos el 9 y 10 de enero pasado por funcionarios mexicanos en Nueva York.

Lo que sucede en Pemex es mucho peor que la falta de un plan financiero consistente, afirma James Ellis, director de análisis para América Latina de la consultoría sobre energía BloombergNEF (New Energy Finance), unidad de la agencia financiera Bloomberg.

“No sólo no existe un plan para apuntalar los aumentos en la producción, sino que lo que probablemente tienen en mente (los funcionarios mexicanos) es el plan equivocado”, señala Ellis.

La crítica de los analistas se ha centrado en los planes del actual gobierno de aumentar la producción de Pemex. De acuerdo con Octavio Romero, director de la petrolera, la producción de hidrocarburo aumentará 52% para el final del sexenio y se ubicará en 2 mil 624 millones de barriles por día. La intención es revertir el consistente descenso de la producción de Pemex desde 2004.

Con ese fin, el presupuesto del área de Exploración y Producción se incrementó 26% para 2019, con lo que será de 211 mil millones de pesos. No obstante, analistas en Nueva York señalan que no existe un plan coherente para sostener esta clase de inversión sin inyecciones de capital privado ni recurrir a un mayor endeudamiento en el mercado internacional.

“El mercado ve la meta de producción de Pemex como completamente ilusoria”, declara Ellis.

El yacimiento de Cantarell ha apuntalado la mayor parte de la producción petrolera de Pemex, pero su capacidad de generación de crudo presenta un declive constante desde hace 15 años.

El problema, coinciden analistas, es que no existe otro yacimiento en el horizonte que pudiera compensar la baja en la producción petrolera mexicana. Además, destacan, un nuevo yacimiento puede tomar por lo menos cinco años en comenzar a producir.

Es difícil ver cómo los planes de aumento de la producción, sin recurrir a la inversión privada, pueden evitar un mayor endeudamiento. “Lo que pueden ver los analistas en ese escenario es una baja en la calificación crediticia de Pemex”, dice Ellis.

Ante los analistas en Nueva York estuvieron presentes el secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, y el director de finanzas de Pemex, Alberto Velázquez. Su presentación en un hotel de Manhattan provocó una reacción tan adversa que la tasa de interés de los bonos de deuda de la petrolera con vencimiento en 2027 aumentó más de 40 puntos base.

Aun cuando el interés de los bonos de Pemex ya regresó a su nivel anterior a la reunión de los funcionarios con inversionistas, la mala impresión no se ha disipado. Ningún funcionario de Pemex respondió a los intentos de Proceso por obtener su posición al respecto.

“Las presentaciones en Nueva York tuvieron una recepción tan negativa porque la mayoría de los analistas ve la situación en que está la empresa y lo revelado hasta ahora. Todo lo que pueden percibir es una posible degradación en la calificación crediticia y una caída continuada de la producción”, resalta Ellis.

Por su parte, Duncan Wood, especialista en política energética y director del Instituto sobre México del Centro Woodrow Wilson, considera que “Pemex no es sostenible financieramente en su actual estructura”.

En su opinión, esta situación debe resolverse enfocándola en actividades en que Pemex sea eficiente. El nuevo gobierno, sin embargo, ha definido la refinación (un área en que pierde recursos) como una prioridad, lo que podría presionar de manera adicional las finanzas de una empresa que ya enfrenta niveles de deuda mayúsculos.

“Si no vas a emitir más bonos de deuda en el mercado, entonces necesitas mucho dinero para financiar un alza en la producción, y la única manera en que se puede lograr ese objetivo es con una inversión público-privada, lo que ha sido descartado por esta administración”, manifiesta Wood en entrevista con Proceso.

El economista criticó que hasta el momento no se ha presentado ningún modelo de negocios que pueda apuntalar un alza de producción. En ese sentido, el alza en la producción anunciada, sin que exista un yacimiento nuevo, es “realmente poco realista”, precisa Wood.

La deuda actual de Pemex no sólo es la más cuantiosa de una petrolera internacional, sino que representa la mayor de cualquier empresa latinoamericana. Actualmente la firma enfrenta obligaciones financieras por 106 mil millones de dólares a cumplir en los próximos años.

Por ello, los analistas de las calificadoras de activos no parecen impresionados por los planes de Pemex. “Al contrario, están profundamente preocupados”, destaca Wood. Una baja en la calificación de los bonos de deuda de Pemex significaría que la petrolera enfrentara aún mayores costos para financiar sus proyectos en el mercado internacional.

Asimismo Wood critica la propuesta para reducir las facultades de los consejeros independientes en el consejo directivo de Pemex, como planteó Morena, el partido en el poder, en la Cámara de Diputados.

“Pemex debería ser administrada igual que una empresa privada o las más exitosas petroleras estatales en el mundo, como Equinor, de Noruega, administrada como una empresa privada”, señala Wood.

En ese contexto, los analistas coinciden plenamente con el Estado mexicano en que debe darle prioridad al combate contra el huachicoleo.

Wood, sin embargo, advierte que los costos de los operativos contra el robo de combustible pueden reducir las ganancias financieras. Además, incluso si se obtuvieran resultados financieros positivos tras la campaña contra el huachicoleo, seguiría sin resolverse el problema fundamental de Pemex: la falta de un plan de negocios coherente.

                                                         
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