Facebook entra en aguas peligrosas con su Libra

Facebook ha sido extremadamente irresponsable en su impacto sobre las democracias; obviamente, no se le pueden confiar nuestros sistemas de pago, apuntan.
elfinanciero.com.mx

La semana pasada, el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) publicó el resultado de una revisión independiente del futuro de las finanzas, junto con su respuesta. Como prueba de la importancia de estos temas, Facebook y 27 socios anunciaron un plan para una moneda digital global, que se llamará Libra, y para un sistema de pago asociado. ¿Cómo debieran evaluarse la importancia, la promesa y los riesgos de estos desarrollos? ¿Cómo debieran reaccionar los reguladores? La respuesta es: con cautela.

La revolución de la información, actualmente aumentada por la inteligencia artificial (IA), seguramente revolucionará las finanzas. Esta revolución ofrece enormes beneficios potenciales, en la forma de pagos más rápidos y más baratos, de mejores servicios financieros, y de una mejor gestión de riesgo. Ya estamos observando una marcada disminución en el uso de efectivo y un explosivo crecimiento en los pagos digitales. En China, la revolución en la tecnología de pago — liderada por Alipay (ahora parte de Ant Financial) — es extraordinaria. Facebook está tratando de crear un rival. Nota: EU aquí está siguiendo a China.

Pero las finanzas también son una infraestructura crítica. Es probable que una crisis financiera genere una enorme crisis económica. La innovación pobremente entendida a menudo ha demostrado ser una generadora de tales calamidades. Por lo tanto, es vital garantizar que se entiendan las implicaciones de las grandes innovaciones como la de Libra. Mark Carney, el gobernador del BoE, la semana pasada argumentó en su discurso en Mansion House que el banco “aborda la criptomoneda Libra con una mente abierta, pero no con una puerta abierta”. Sin embargo, la mente no puede estar completamente abierta.

La primera pregunta debe ser si podemos confiar en el patrocinador de una innovación tan delicada. Facebook ha sido extremadamente irresponsable en su impacto sobre nuestras democracias; obviamente, no se le pueden confiar nuestros sistemas de pago. Facebook tiene una respuesta: sólo cuenta con un voto en la Asociación Libra, la cual tendrá un gobierno independiente ubicado en Ginebra. El objetivo es tener 100 miembros para cuando ocurra el lanzamiento en 2020. Pero es probable que Facebook domine el desarrollo técnico de Libra. Eso seguramente le brindará influencia predominante.

Randal Quarles, el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), tiene razón al decirles a los líderes de las naciones del G20, reunidos en Japón, que “un uso más amplio de nuevos tipos de criptoactivos para fines de pagos minoristas justificaría un meticuloso escrutinio por parte de las autoridades para garantizar que estén sujetos a altos estándares de regulación”.

Por lo tanto -y totalmente aparte de las dudas sobre el patrocinador- un nuevo sistema de pago global debe ser evaluado por su estabilidad técnica; por su impacto sobre la estabilidad monetaria y financiera (especialmente en los países en desarrollo); y por su accesibilidad por parte de estafadores, delincuentes y terroristas. También surgen importantes preguntas sobre las concentraciones de poder, si la empresa tuviera éxito.

Un asunto crucial es cómo interactuaría Libra con los bancos tradicionales. Es posible que los prive de una proporción de sus clientes en el lado de los pagos. Más bien, el sistema de Libra pudiera mantener enormes depósitos en los bancos, correspondidos, en el otro lado de sus balances, por las tenencias de Libra de los clientes.

Existe potencial para sistemas de pago significativamente mejorados. Pero la aparición de un sistema de pago en una red de la escala de Facebook plantearía algunas importantes preguntas. Si Libra se convirtiera finalmente en un verdadero sistema bancario, con la capacidad de crear su propio dinero fíat (hecho por el hombre), las preguntas se tornarían aún más apremiantes. Incluso si se descartan los préstamos a través del sistema de Libra, los reguladores no debieran permitir que este plan siga adelante sin entender completamente las implicaciones.

                                                         
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