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XALAPA, Ver. (apro).- Nayeli Arroyo, joven integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Veracruz fue detenida por su presunta participación en la desaparición y el posterior homicidio de Gerson Quevedo, al igual que en los crímenes de Alan Quevedo Orozco y Miguel Caldelas, estos dos últimos ocurridos el 16 de marzo del 2014 en Arboledas San Ramón en el municipio de Medellín de Bravo.
El triple homicidio sacudió a la opinión pública, pues Alan Quevedo era portero sub 17 de los Tiburones Rojos; su hermano Gerson Quevedo, era un deportista con futuro promisorio en las artes marciales y en el fútbol, mientras Miguel Caldelas, el cuñado de ambos era deportista también.
La detención a inicios de semana de Nayeli Arroyo -quien participaba en tareas de logística y operativas de esta célula del CJNG- viene a sumarse a la de Cristian de Jesús Castillo El Wachi, de 23 años de edad, y Lucina Ramón Quintero La Luci de 44 años, así como una tercera persona -cuyos datos se desconocen- quienes ya están vinculados a procesos por secuestro y homicidio por la Fiscalía General del Estado (FGE).
Maricela Orozco, madre de los hermanos Gerson y Alan Quevedo señaló vía telefónica que “faltan varios por caer”, para lograr una “justicia completa” en el asesinato de sus hijos, cuyo único pecado fue ser deportistas exitosos que decidieron salir de la ciudad de Orizaba para radicar cerca del Puerto de Veracruz y tener una mayor proyección.
“En el caso de Nayeli su término constitucional está corriendo, a partir de su detención… pero necesitamos el apoyo de los medios, para evitar que un juez o el fiscal la puedan dejar en libertad”, expone.
En la imputación que hoy tienen ya La Lucy y El Wachi, la autoridad se ha negado a considerar “delincuencia organizada” como delito atenuante, ponderando solo el homicidio, con lo que los imputados tendrían una sentencia menor.
“Mi hijo (Gerson) es uno de los que están saliendo en esta fosa clandestina que tenían estas personas, son muchísimos, no puede ser posible que diga que no hay delincuencia organizada”, narra molesta.
Sin duda, dice, que hay más personas involucradas en el caso y aunque aún no pueden afirmar nada, existen indicios de que policías y altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública están vinculados.
En una entrevista anterior, Gerson Quevedo padre declaró a Apro, que el resto de su familia ha vivido un auténtico viacrucis, pues tras el asesinato de Alan tuvieron que desplazarse de vivienda en varias ocasiones, pues las amenazas e intimidaciones de la agrupación criminal, eran una constante.
“Hasta la fecha seguimos recibiendo amenazas puesto que una de las personas detenidas era la esposa del jefe de plaza del estado”.
Cuando Gerson fue secuestrado estudiaba arquitectura en la Universidad Veracruzana (UV). Sus ratos libres los repartía entre el futbol y las artes marciales; su hermano, Alan tenía un futuro promisorio en las fuerzas básicas del Club Tiburones Rojos.
Miguel Caldelas, cuñado de ambos también era afín a las artes marciales.
Sin embargo, el 15 de marzo del 2014 les cambió la vida. Unos sicarios secuestraron a Gerson en el fraccionamiento Arboledas San Ramón en Medellín de Bravo, pidieron rescate, este fue pagado de forma puntual, pero el estudiante de arquitectura no volvió a casa, ante la inacción de las autoridades Alan y su cuñado, Miguel Caldelas salieron a investigar por su cuenta, en la noche, cuando descubrieron una casa de seguridad donde tenían cautivo a Gerson fueron acribillados sin piedad.
Los sicarios se llevaron secuestrado a Gerson Quevedo, su cuerpo incompleto -solo 17 huesos y un cráneo- fueron localizados en el narcocementerio de Colinas de Santa Fe, donde al día de hoy han sido hallados más de 21 mil fragmentos óseos y 305 cráneos. Sin embargo, queda por explorar un radio superior a diez hectáreas.
Para la familia Quevedo Orozco continua el mal sabor de boca con la impartición de justicia, porque el Poder Judicial de la Federación determinó en la causa penal 11/17 del Juzgado Quinto de Distrito que no hay elementos suficientes para considerar que el secuestro y posterior asesinato de Gerson Quevedo hubo participación de la delincuencia organizada.
“El juez federal, Mario Medina Soto le negó por segunda vez el pliego petitorio a Seido, que porque no hay delincuencia organizada en Veracruz (Sic). ¿Cómo dice que no hay delincuencia si donde estaba el cuerpo de mi bebe hay cientos de cuerpos?”, expone la familia Quevedo.
El Juzgado Quinto del Distrito Judicial del Puerto de Veracruz liberó la orden de aprehensión a partir de la investigación ministerial 131/2016. Los detenidos han venido declarando desde diciembre del 2017, en base a la carpeta de investigación inicial, la 015/UECS-DM/2014.
Quevedo rememora que cuando fueron notificados por la delincuencia del secuestro de Gerson, la indiferencia del C-4 (Centro de Comunicaciones, Cómputo, Control y Comando) y del número de emergencias 066 orilló a su familia a negociar con los captores, acordando pagar los 50 mil pesos de rescate que les exigieron y depositarlos en el estacionamiento de Plaza Crystal. Pasaron las horas, pero el mayor de los hijos de Gerson Quevedo no volvió a casa. La comunicación con sus plagiarios se cortó.
Horas antes, el folio 56699 de la SSP detalló que cuando la familia Quevedo se quejó por el secuestro de uno de sus hijos, del otro lado de la línea un oficial les respondió: “Seguramente se trata de un secuestro virtual. Mándenle un mensaje al celular de su hijo; díganle que ustedes están bien, que regrese a casa”.