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Nueva York., Donald Trump declaró ayer que empleará la fuerza militar contra ciudadanos de este país para suprimir las expresiones masivas –y en gran parte pacíficas– de disidencia al proclamarse como el presidente de la ley y el orden
.
En declaraciones en la Casa Blanca, el comandante en jefe ordenó a gobernadores y alcaldes dominar las calles
ante las revueltas ocurridas a lo largo de la última semana. Si una ciudad o estado rehúsa emprender las acciones necesarias para defender la vida y propiedad de sus residentes, desplegaré a los militares de Estados Unidos y resolveré rápidamente el problema por ellos
, advirtió.
Trump indicó que empleará su autoridad según la Ley de Insurrección de 1807, la cual establece que el presidente puede desplegar fuerza militar para suprimir insurrecciones, desorden civil y rebelión. Pero, de inmediato, expertos en leyes señalaron que esa legislación establece que el Ejecutivo sólo puede darle uso si se lo solicitan los gobernadores, y varios de ellos –incluidos los de Nueva York, Maryland e Illinois– rechazaron esa opción anoche.
Mientras hablaba el presidente, fuerzas federales –Servicio Secreto, policía militar y hasta fuerzas montadas a caballo– procedieron de pronto a reprimir con gas lacrimógeno y balas de goma a cientos de manifestantes que se habían expresado de manera pacífica durante horas en las proximidades de la Casa Blanca, todo parte de un acto coreografiado de Trump.
Al concluir sus comentarios, salió de la Casa Blanca a pie rodeado de elementos de seguridad y helicópteros sobrevolando, para caminar una cuadra por el Parque Lafayette –pasando por donde minutos antes se había expulsado con fuerza a los manifestantes– para posar ante las cámaras frente a la histórica Iglesia de San Juan con una Biblia en la mano. Después de unas fotos solo, invitó al procurador general, Bill Barr, y otros funcionarios –todos blancos– a colocarse a su lado para más fotos.
Poco después, la obispa episcopal de Washington, Mariann Edgar Budde, quien supervisa esa iglesia, se declaró indignada
, repudió el acto como un abuso de símbolos sagrados y antitético a todo lo que representamos
, condenó el uso de fuerza para expulsar a manifestantes de los alrededores de la iglesia y denunció que la Casa Blanca no avisó de la visita.
Trump, en breves palabras en el Jardín de las Rosas, responsabilizó a anarquistas profesionales
y a Antifa
de las protestas violentas
que han golpeado salvajemente a gente inocente
y advirtió que se pondrá fin ahora mismo
a esos actos.
La frase de presidente de la ley y el orden
es la consigna que usó Richard Nixon para su elección en 1968.
Horas antes, Trump despotricó contra gobernadores en una teleconferencia en la cual –según una grabación filtrada a los medios– les dijo que tienen que arrestar a las personas… Tienen que dominar. Si no dominan, están perdiendo el tiempo; ellos los van a atropellar, se van a ver como un grupo de imbéciles
. En otro momento señaló: es un movimiento. Si no lo aplastan, será cada vez peor. El único momento en que es exitoso es cuando ustedes son débiles, y la mayoría de ustedes lo son
.
En tanto, una autopsia independiente solicitada por la familia de George Floyd concluyó –a diferencia de la del forense oficial del condado– que el afroestadunidense murió por asfixia que llevó a falta de circulación de sangre al cerebro causado por la rodilla del policía blanco sobre su cuello en Minneapolis. La familia de la víctima solicitó poner fin a los saqueos y otros actos de violencia.
La ira en las calles
En el séptimo día de protestas masivas contra la violencia racista oficial y la brutalidad policiaca detonada por el asesinato de Floyd el lunes de la semana pasada, movilizaciones masivas generalmente pacíficas continuaron por todo el país: desde Oakland, Nueva York, Minneapolis, Nashville y Portland, hasta Birmingham y Filadelfia, entre decenas más, con activistas que afirman que no se cansarán de protestar hasta que se logre un cambio real y justicia plena en el caso de Floyd.
Luego de una noche marcada por incidentes violentos, el domingo, entre algunos grupos de manifestantes y las autoridades, pintas, saqueos y más, a pesar de medidas de control que incluyen toques de queda, se intensificó el debate tanto entre manifestantes como entre figuras políticas sobre las tácticas y el uso de violencia contra policías y propiedades.
En Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo y el alcalde Bill De Blasio anunciaron por primera vez un toque de queda –casi todas las principales ciudades del país ya lo habían hecho el fin de semana– para la noche de este lunes, después de enfrentamientos y saqueos en las zonas de Soho y en Brooklyn.
La hija del alcalde estuvo entre las arrestadas poco después de que su padre insistió en que gran parte de los más violentos no eran residentes de la ciudad. Cuomo declaró que se incrementaría el número de policías en la noche de 4 mil a 8 mil y que contemplaría activar la Guardia Nacional si eso no era suficiente (esto, antes de las palabras de Trump).
En Washington, las protestas se volvieron cada vez más conflictivas la noche y madrugada de ayer, con varios incendios en edificios y estructuras alrededor del parque frente de la Casa Blanca: el Servicio Secreto y policía municipal salvaguardaron el perímetro de la sede presidencial y finalmente emplearon gas lacrimógeno y estallidos de luz y sonido para despejar la zona. Por primera vez en la memoria, la Casa Blanca se quedó en la oscuridad al apagar todas las luces de la parte que da a las rejas principales en la Avenida Pennsylvania, y el presidente mantuvo silencio ante el público.
Mientras, circulan palabras de hace más de medio siglo que otra vez suenan contemporáneas, como las de reverendo Martín Luther King, quien afirmó: los disturbios son el lenguaje de los no escuchados
y que en 1967 explicó que los veranos de disturbios de nuestra nación son causados por los inviernos de demora de nuestra nación. Y, mientras Estados Unidos posterga la justicia, estamos en la posición de tener estas recurrencias de violencia y disturbios una y otra vez. La justicia social y el progreso son los garantes absolutos de la prevención de disturbios
.
Más de 5 mil 600 personas han sido arrestadas por todo el país desde que estallaron las protestas, según un conteo de la agencia Ap, con Nueva York y Los Ángeles con las cifras más altas.