Después de semanas de declaraciones erráticas del gobernador Enrique Alfaro sobre la brutal represión de las manifestaciones que exigían justicia por el asesinato de Giovanni López a manos de policías, el caso ya no es suyo. La autoridad federal atrajo la investigación y, además de los videos y los reportes de los defensores de derechos humanos que desmintieron desde el principio la versión del mandatario jalisciense, empiezan a conocerse los crudos testimonios de los detenidos.
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GUADALAJARA, Jal. (proceso).- A pesar de que en las manifestaciones del jueves 4 al sábado 6 en esta ciudad hubo más de un centenar de detenciones arbitrarias por parte de la policía ministerial, en especial el viernes 5, sólo se han presentado ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción (FECC) 14 denuncias contra la Fiscalía General del Estado (FGE).
Esta dependencia la encabeza Gerardo Solís, quien como procurador tiene más de 5 mil denuncias de violaciones a los derechos humanos ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco y 31 observaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), las cuales fueron ignoradas.
Semanas después de las manifestaciones para pedir justicia por el asesinato de Giovanni López a manos de policías de Ixtlahuacán de los Membrillos, la escasa proporción de denuncias se debe al temor de muchas de las víctimas, reconoce el titular de la FECC, Gerardo de la Cruz Tovar.
Este semanario obtuvo testimonios de personas detenidas ilegalmente por agentes de la FGE cerca de sus instalaciones. La mayoría coinciden en que, tras arrestarlos sin motivo, policías vestidos de civil los llevaron a la dependencia, donde robaron sus pertenencias, los agredieron físicamente y los sometieron a torturas psicológicas, incluyendo amenazas de desaparecerlos o matarlos.
A condición de que no se revelen sus nombres, debido a las amenazas que recibieron, varias personas narraron que el viernes 5 se dirigían a la manifestación para pedir justicia por el asesinato de Giovanni López y la liberación de 28 inconformes aprehendidos el día anterior, pero no alcanzaron a llegar.
Torturados, enjaulados, robados
Una de las víctimas –a quien llamaremos Laura– narró que iba con cinco personas, dos de ellas mujeres que llevaban cartulinas con consignas. A unas cuadras de la sede de la FGE alrededor de seis policías empujaron violentamente al grupo contra una valla.
Ella preguntó por qué los detenían y la respuesta fue: “Cierra el hocico o te partimos la madre”. Tras decirles que se les acusaba de vandalismo y de revoltosos, con golpes y jalones los subieron a una camioneta roja sin logotipos oficiales. Laura gritó para que los transeúntes se percataran de la detención arbitraria, pero los policías la golpearon a ella y a sus compañeros y les advirtieron que debían quedarse agachados.