La obra pintada por Diego Rivera, y que se creía desaparecida, en realidad estaba bajo poder del ex gobernador de Chihuahua y de gente cercana a él
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El retrato de María Félix pintado por Diego Rivera, tesoro de Juan Gabriel que se creía perdido, en realidad se encontraba desde hace años en manos de César Duarte, el ex gobernador de Chihuahua detenido hace unos días en Miami. Por esa razón, Guillermo Pous, albacea del “Divo de Juárez”, emprenderá una demanda para recuperar la pieza.
Según información del periódico La Jornada, un colaborador de Duarte se negó a devolver la pieza, que forma parte de los bienes del cantante.
“Lo único que buscamos es que se devuelva la pieza, no queremos afectar ni meter a nadie a la cárcel, únicamente recuperar lo que a la sucesión testamentaria le corresponde”, comentó el abogado.
La obra pasó por varias ciudades antes de desaparecer.
Juan Gabriel la tuvo primero en su casa en Ciudad Juárez y, de acuerdo con Pous, después el retrato estuvo en Malibú, Las Vegas y San Miguel de Allende, fue ahí donde se perdió el rastro.
De hecho, en abril de 2017, (ocho meses después de la muerte del cantante) el asunto de la obra desaparecida causó gran revuelo, pues era todo un misterio su paradero.
La familia ya había notado un par de meses antes la ausencia de la obra, pintada en 1949 y -según versiones de la familia de Rivera, comprada por el cantante por unos 15 millones de pesos, aunque otra versión asegura que la propia María Félix se la regaló al Divo de Juárez.
“Cuando fuimos a hacer el inventario a sus casa, esto (el retrato) fue algo que dejó en el inventario, en el testamento”, indicó Iván Aguilera, hijo y heredero universal de Juan Gabriel, al programa Ventaneando en febrero de 2017.
Ya en ese entonces la familia había recurrido a la vía legal para recuperar la pieza Retrato de María Félix y se hablaba de que estaría en manos de Duarte, aunque no estaba clara la manera en que llegó a él.
Se dijo que el propio cantante habría regalado la pieza a Duarte para obtener beneficios fiscales, pero en la entrevista para La Jornada, Pous rechazó esa versión.
“Don Alberto no pagaba impuestos en Chihuahua, sino impuestos federales. A algunos artista se les permite pagar impuestos a cambio de obra, pero siempre que sea de su autoría. Es absurdo pensar que Juan Gabriel dio el cuadro para ello, pues si así hubiera ocurrido, tendría que estar documentado, y eso no sucedió; aquella es una historia absurda”, detalló.
Según Pous, el propio Duarte le confirmó que él tenía la pintura, pero no pudo volver a contactarlo porque fue en la época en la que salió del país ante sus problemas legales, acusado de peculado y enriquecimiento ilícito.
Después contactó a uno de los socios de Duarte, quien puso condiciones para devolver la pieza, pero la familia del cantante no estaba dispuesta a aceptarlas y finalmente también se perdió la comunicación.
Actualmente Pous no sabe en qué condiciones se encuentra la obra ni el país en el que está, pero ya tiene listo el caso para “detonarlo” con una denuncia penal, contra quien resulte responsable de la apropiación ilegal de la obra, ante la Fiscalía General de la República (FGR) y es que al abogado le parece indispensable que la obra regrese a su propietario y no descartó que pueda presentarse en una exposición para disfrute del público.
La historia de la obra
En una entrevista para Jacobo Zabludovsky, María Félix contó que deseaba ser retratada como una tehuana, pero Diego Rivera la pinto “como él quería: desnuda, porque como él estaba enamorado de mí… Lo quería para una exposición en Bellas Artes, no se lo presté. Me dijo de todos los nombres, me insultó… Hasta un año después me volvió a hablar”.
«La Doña» le contó al periodista que la pintura no fue del agrado de ella, porque mostraba más piel de lo que hubiera deseado, y tampoco le gustó a su esposo, Alex Berger, por lo que pidió que la pieza fuera intervenida y le pintaran de blanco parte del pecho.
En medio de todas las historias que rodean la obra, lo cierto es que al ser un cuadro de Diego Rivera es considerada Monumento Artístico y por ello cualquier movimiento de compra o venta debe ser informado al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). La pieza no puede salir de México sin permiso y no puede ser vendida en una transacción que implique su salida del país.