Durante sus dos audiencias ante un juez, Emilio Lozoya ha insistido en su inocencia
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En sólo dos días de audiencias por los casos Agro Nitrogenados y Odebrecht, el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, ha asegurado que no es culpable de los delitos que se le imputan (lavado de dinero, asociación delictuosa y cohecho), que fue “intimidado, presionado influenciado e instrumentalizado” por personajes cuyos nombres -dice- dará a conocer… pero no ha presentado ninguna prueba.
De acuerdo con la columna del periodista Raymundo Riva Palacio publicada en El Financiero, señala que Lozoya “ha dado muestras muy importantes de inteligencia estratégica” ya que en estos dos días de juicio “ha puesto a volar el imaginario de una nación que quiere sangre de corruptos, le ha inyectado helio a los sueños del Presidente para que pueda cumplir el mandato de 30 millones de votos y derruir el sistema político que enfrentó sin éxito casi dos décadas, y subordinado a la Fiscalía General a sus tiempos, formas y deseos”.
Con apenas probaditas -destaca el periodista- no ha aportado absolutamente ninguna de las pruebas que ofreció para no pisar la cárcel “por lo que “está alistándose para irse a casa de sus padres y vivir en libertad provisional mientras lo cuida la Guardia Nacional, al tiempo de ir construyendo la idea de que es inocente y vengarse de quienes siente y cree que lo abandonaron y traicionaron”.
El comunicador destacó que la estrategia de Lozoya es tramposa “lo que no habla mal de él necesariamente, sino de la Fiscalía General, donde si el fiscal Alejandro Gertz Manero no empieza a exigirle pruebas, terminará pidiéndole perdón para llevar al extremo grotesco lo que está sucediendo”.
Lozoya -dice Riva Palacio- está utilizando la retórica para confundir. “No puede declararse inocente si al mismo tiempo afirma estar negociando con la Fiscalía para convertirse en testigo colaborador. Para apelar al criterio de oportunidad, que es lo que busca le otorguen para disminuir sus penas o que le condonen sus actos criminales, como establece ese recurso, primero tiene que ser culpable de un delito. Si fuera inocente, no tendría necesidad de recurrir a esa figura”, señaló.
Destaca que lo que dicen sus abogados también es engañoso. Cuando afirman que su cliente fue “un instrumento no doloso”, se refiere al artículo 13, fracción IV del Código Penal, sobre las personas responsables de delitos.
Los abogados la conocen como la “autoría mediata”, que significa que la persona incurrió en un delito sin saber que estaba cometiéndolo, por lo que es inocente. Los expertos sostienen que esa fracción no se aplica en el caso de Lozoya. La propia búsqueda del criterio de oportunidad y los testimonios de los ex ejecutivos de Odebrecht sobre los sobornos, por unos 10.5 millones de dólares al exdirector de Pemex, lo contradicen.
Los fiscales aún no lo confrontan porque se encuentran en la presentación de las imputaciones. Lozoya igualmente ha respondido, y colocado las piezas sobre el ajedrez que está jugando.
Raymundo Riva Palacio destacó que el martes y miércoles pasados, Lozoya Austin dijo que revelaría los nombres de las personas que lo presionaron, dejando ver su estrategia: está preparando una acusación directa contra el expresidente Enrique Peña Nieto, y el exsecretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray. “Ellos dos son los primeros objetivos claros cuyas siluetas dejó ver en los dos primeros días de audiencias”, señaló.
El periodista asegura que las cabezas de ambos personajes son las que Lozoya ofreció desde un principio a Gertz Manero, en su “Declaración Nitrogenados”, donde los acusó de haber sido los arquitectos de un mecanismo de corrupción desde el poder mismo, como lo han parafraseado sus abogados.
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“Eso ya lo sabía Gertz Manero, quien después de 48 horas de juicio, aún no tiene nada en las manos de todo lo que ofreció. Por ejemplo, no ha entregado ninguno de los videos que se comprometió, manteniendo en la oscuridad a los fiscales sobre la valía y contundencia de ellos”, dijo el periodista.
Destacó que Lozoya, quien le solicitó al juez de control definir el miércoles su situación jurídica con respecto al caso Odebrecht, está manejando el juicio en sus tiempos. La Fiscalía General, al solicitar el martes la ampliación a seis meses para que puedan acumular pruebas, le regaló a Lozoya un primer periodo para que pueda ir administrando la documentación para construir el caso de corrupción contra los gobiernos de Peña Nieto y, eventualmente, Felipe Calderón.
“Los tiempos le funcionarán políticamente bien a López Obrador, pero hasta un cierto límite. El presidente no podrá mantener el discurso de lo mucho que aportará Lozoya para mostrar la corrupción del pasado si, en efecto, no produce las pruebas esperadas. Probablemente en Palacio Nacional no hay angustia todavía por la falta de pruebas, pero en la Fiscalía General deben estar preocupados. El juicio ya comenzó y no les ha dado nada todavía. Lo único que han recibido son frases y promesas ante el juez, pero dentro de su propia estrategia de defensa”, escribió.
El periodista destaca que la Fiscalía General ha cumplido con lo que le pidió Lozoya a través de su padre: no pisar la cárcel cuando llegara a México, ir del aeropuerto de la Ciudad de México a un hospital, y de ahí a su casa.
“Tampoco dio algo políticamente útil para la narrativa del Presidente, como la fotografía al llegar a México. La imagen al entrar a la cárcel no existe porque ni siquiera estuvo cerca del reclusorio. Entonces, nada para el caso jurídico, nada para la semiótica. El trato a Lozoya es notoriamente excepcional a cambio de migajas y promesas de un poco de pan. Es una burla”, señaló el comunicador.
Raymundo Riva Palacio finalizó su columna destacando que el fiscal Alejandro Gertz Manero “tendría que estar revisando si a todo lo que hizo para que Lozoya regresara a México, le ha faltado una segunda parte de estrategia, antes de que junto con López Obrador, empiece a perder todas sus piezas en el astuto ajedrez que está jugando Lozoya”.