Al igual que tres décadas atrás, el país vive un proceso electoral federal que podría cambiar el paradigma político y el futuro cercano de la nación
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“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia”, fueron las emblemáticas palabras que Luis Donaldo Colosio Murrieta dijo en uno de los eventos que encabezó durante la campaña a la Presidencia de la República del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones de 1994; sin embargo, semanas después pasaría lo impensado.
Durante la mayor parte del siglo XX, la política mexicana no se entendió sin el tricolor y por más de siete décadas se sabía que la persona que se postulara a la titularidad del ejecutivo por este partido se quedaría con el cargo. Fue por lo anterior que sorprendió a toda la ciudadanía de la época que días después de un discurso crítico al priismo, fuera asesinado el candidato del oficialismo.
Es importante mencionar que el inicio de la campaña no fue sencillo para el partido hegemónico como en otros procesos electorales, debido a que el 1º de enero de ese año se presentó el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, además de las constantes críticas que ya tenía el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, por lo que las condiciones sociales no eran de “paz”.
En ese contexto social es que arrancó tanto la precampaña como la campaña a la presidencia, mismas que desde los primeros días se mostraron como críticas a las políticas neoliberales —aunque nunca atacaron directamente a la administración federal—, además de un constante cuestionamiento a los errores que había cometido el Revolucionario Institucional en los años que llevaba gobernando.
Lomas Taurinas
La llegada del candidato a la colonia Lomas Taurinas en Tijuana, Baja California, fue la de un típico mitin priista en donde los militantes llenaban los espacios designados y en donde la algarabía se desbordaba por la persona que prometía mejorar las condiciones de vida en los seis años, en este caso, que duraría en el cargo.
Colosio tenía pactado reunirse con cerca de cuatro mil personas en un evento denominado Acto de Unidad, ahí ofreció el discurso con el que se cerró la tarde-noche. Al bajarse del templete, el priista iba camino a su camioneta mientras lo seguía una pequeña escolta personal, mientras se encontraba rodeado de personas; sin embargo, ya no pudo regresar a su automóvil.
De acuerdo a lo que se ve en los videos y las versiones de los asistentes, a pocos metros del templete el oriundo de Magdalena de Kino, Sonora, recibió dos disparos: uno a la altura de su oído y otro en su abdomen, tras lo cual cayó al suelo.
El entonces candidato fue trasladado al área de Urgencias del Hospital General de Tijuana, donde se anunció el fallecimiento del que fue presidente nacional del PRI. Al tiempo, las autoridades anunciaron el arresto de Mario Aburto Martínez, un joven de 23 años, a quien mencionaron como el asesino y que meses más tarde recibiría la sentencia de 45 años de prisión.
¿Qué pasó después del asesinato?
Tres décadas han pasado desde ese suceso que cambió el panorama político del país, no porque haya sido evidente éste, sino porque significó muchos movimientos, especialmente en el PRI porque seis años después perdió por primera vez la Presidencia de la República.
A días del asesinato, el tricolor designó a Ernesto Zedillo Ponce de León como su candidato, quien se desempeñaba como el coordinador de la campaña y que fue titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), a la postre, terminó ganando la presidencia; no obstante, su gobierno tuvo el Error de Diciembre y la pérdida de poder para el instituto en las cámaras del Congreso de la Unión, así como de gubernaturas.
El desencantó con el PRI fue tal que en el 2000 gana Vicente Fox la contienda más importante y da paso a la alternancia política, además el partido pierde el control de la capital del país debido a que se dio un cambio que permitió a la población elegir a sus gobernantes, desde entonces, nunca más ha administrado el territorio del que alguna vez fue el Distrito Federal.
Así es como comenzaron a emerger personajes como Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y otros izquierdistas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quienes protagonizaron el panorama político nacional y dejaron en segundo plano a la narrativa priista.
¿Qué pasó con el “México con hambre y sed de justicia”?
A 30 años de aquel suceso que removió a todo México, ahora la nación sigue recordando aquellas palabras de Colosio debido a que poco se ha hecho por “la gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla”.
Pese al panorama, la historia volvería a alcanzar a la narrativa social, ahora porque por primera vez una mujer podría llegar a la Presidencia de la República; sin embargo, quien llegue a la silla de Palacio Nacional deberá de enfrentar una crisis social y luchar por frenar o continuar con el modelo de la Cuarta Transformación.
Atrás se quedaron los años en donde el priismo gobernaba todo lo posible, ahora el partido se enfrenta a una elección presidencial sin candidato propio y con pasado panista, situación que repite en la mayoría de los estados donde habrá renovación de las gubernaturas.