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CIUDAD DE MÉXICO
La extradición del capo mexicano Joaquín «el Chapo» Guzmán a EU, un día antes de que Barack Obama entregue la Casa Blanca a Donald Trump, es un reconocimiento al primero por su cooperación y una advertencia al segundo de que la relación bilateral no se basa solo en economía y migración.
El hecho que esto ocurra las últimas horas del Gobierno de Obama es una señal de un reconocimiento y cortesía a un Gobierno que concluye (en Estados Unidos) pero también es una llamada de atención al Gobierno que inicia», afirmó a EFE el analista Federico Berrueto.
Para Berrueto, lo sucedido «hay que verlo en el marco del calendario político del país vecino» y en que «había una expectativa del presidente Obama de que se produjera la extradición de uno de los criminales más buscados» del mundo.
Es una atención con un presidente con el que concluye un mandato en el que se dieron una serie de realizaciones en la relación bilateral», a pesar de que no satisfizo a México en materia migratoria, consideró.
Por contra, «lo que México le está diciendo al señor Trump es que no se olvide de que hay temas de seguridad nacional de interés común sobre los cuales debe existir un entendimiento».
Es una forma de enviar un mensaje al Gobierno que inicia de que se necesita trabajar muy estrechamente, con mucho cuidado, mucho respeto, y de que hay problemas comunes» entre los cuales «el tema de las seguridad nacional asociada al crimen organizado es fundamental», ahondó.
El experto opinó que «quizá el señor Trump no ha tenido la sensibilidad para pensar, que seguro sí tienen las agencias de inteligencia con las que se ha enfrentado, de que el tema del narcotráfico no solo es el problema de las drogas, las armas, la violencia», sino también «del terrorismo».
Tal vez no ha pensado «que los grupos terroristas pueden usar los cárteles de drogas como una forma de entrar» a EU, enfatizó.
Por su parte, el especialista en seguridad Alejandro Hope opinó a la cadena de televisión Foro TV que «no es casual la fecha» de la extradición.
Quisieron evitar hacerlo antes de que tomara posesión Trump, no darle un regalo», indicó el experto con el argumento de que si las autoridades mexicanas «quisieran que fuera un gesto» con el próximo inquilino de la Casa Blanca «hubieran esperado a que tomara posesión» este viernes.
Según Hope, «se tomó la decisión correcta de enviarlo antes de que se la pudiera atribuir el Gobierno entrante».
Además, recordó que el presidente Enrique Peña Nieto fue «muy explícito en que su objetivo era extraditarlo», cuando el criminal fue capturado hace un año en la localidad de los Mochis, en su estado natal de Sinaloa (noroeste de México).
El Gobierno mexicano entregó este jueves a primera hora de la tarde a las autoridades de EU al líder del cártel del Pacífico, después de que el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal en la Ciudad de México rechazara el amparo presentado por el capo para evitar su traslado a Estados Unidos.
Guzmán fue trasladado en helicóptero desde el penal de Ciudad Juárez, localidad del norte de México fronteriza con El Paso (Texas, EU), hasta el aeropuerto internacional de esa población, para partir en avión a Nueva York.
El capo afronta en un tribunal de Texas cargos por asociación delictiva, contra la salud, delincuencia organizada, posesión de armas, homicidio y lavado de dinero.
En otra corte de California es acusado de asociación para importar y poseer con la intención de distribuir cocaína.
En opinión de Berrueto, Trump «va a recibir la noticia con beneplácito», lo mismo que la sociedad estadounidense, aunque también «con una suerte de sorpresa».
En general lo que quiere Estados Unidos, y eso tiene un respaldo popular, es que aquellos que han dañado a la sociedad norteamericana por sus actividades ilícitas paguen sus sentencias, sobre todo en el caso de un delincuente que se ha burlado dos veces de la Justicia al fugarse de penales mexicanos», argumentó.
Berrueto cree que Guzmán es consciente de que terminará sus días en una cárcel, un punto de vista compartido por Hope, por ser «el Chapo» un «hombre de 60 años que enfrenta ocho o nueve procesos en Estados Unidos, todos los cuales comportan sentencias muy largas».
La extradición de este jueves «marca el fin de su carrera criminal, el fin de un época específica del narcotráfico mexicano», sentenció Hope.