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Richard Aster, profesor de geofísica de la Universidad Estatal de Colorado (EE.UU.), ha advertido que una serie de terremotos devastadores podrían azotar California y asegura que hay que «prepararse para lo peor».
En un artículo para el portal The Conversation, Aster explica que los terremotos en California son una «inevitabilidad geológica», ya que el estado está ubicado sobre el lugar donde la placa tectónica de América del Norte linda con la del Pacífico, y lo entrecruzan varios sistemas activos de fallas. Y aunque California experimenta una «sequía de terremotos» de alta magnitud, la falla de San Andrés se encuentra en un estado de estrés suficiente para producir «eventos grandes y dañinos».
El geofísico subraya que el Gobierno californiano cuenta con una cultura sísmica suficiente para estar preparado ante una eventualidad sísmica (simulacros, kits de emergencia y planes de acción), además de los avances a nivel de detección, protocolos de respuesta rápida y alerta temprana.
Imagen ilustrativa.¿Dónde tendrán lugar los próximos grandes terremotos?
Sin embargo, la interacción de tensiones y fallas es «tremendamente caótica», y ni siquiera la tecnología actual —que detecta estos fenómenos y sus características minutos antes de que ocurran e incluso estima las bajas y las pérdidas materiales— permite predecir el tiempo, la ubicación y el tamaño de «grandes sismos individuales»
Desde el terremoto de Long Beach en 1933, ningún sismo en California ha provocado más de 100 muertos. Esto se debe a la implementación de códigos de construcción antisísmicos y planes de emergencia. No obstante, la verdadera capacidad de respuesta saldrá a flote cuando se produzca uno de los «inevitables y prolongados» eventos sísmicos a lo largo del sistema de fallas de San Andrés. Y en ese caso, «los niveles definitivos de daños y víctimas son difíciles de proyectar, y dependen de la gravedad de los peligros asociados, como derrumbes e incendios», asegura el experto.
«Generalmente ocurren sin advertencia inmediata alguna, y la mitigación de los riesgos requiere preparación sostenida y compromisos de recursos. Esto puede plantear serios desafíos», concluye Aster.