Revelan que consejeros del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana fueron presionados por el Gobernador para desechar la candidatura de Luis Munguía.
No es secreto para nadie que en el momento que Luis Munguía decidió romper con el Movimiento Ciudadano luego de que no le cumplieron la candidatura por la presidencia de Puerto Vallarta, el Gobernador lo llamó traidor y emprendió una embestida en contra del vallartense.
Al gobernador no solo lo acusan de ensuciar el proceso electoral en Puerto Vallarta….
Enrique Alfaro, ha usado su embestidura de Gobernador de Jalisco para enlodar el actual proceso electoral en Puerto Vallarta y todo el estado.
Todo indica que se trata de imponer a su “movimiento naranja” a como dé lugar en las boletas electorales el próximo 6 de junio, pues el partido que lo llevó al poder es el único que tiene sus 125 candidaturas municipales aseguradas en Jalisco, mientras que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, hasta ahora ha desechado poco más de 100 aspiraciones de candidatos de otros partidos.
Luis Munguía es claro ejemplo de su operación, esta vez a favor del Davalismo, pues el IEPC Jalisco, desechó su aspiración a la candidatura por el Partido Verde a la presidencia municipal de Puerto Vallarta, con argumentos mal justificados como que tiene un registro previo, cuando el que existió fue debidamente dado de baja en febrero pasado, y era por la candidatura a la diputación federal, presentado ante el INE.
No es novedad que el Movimiento Ciudadano le esté saliendo caro al gobernador, pues también Pablo Lemus, alcalde de Zapopan con licencia y hoy candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, lo amagó, al asegurarle que si no imponía a su candidato en la ex villa maicera, tocaría las puertas de Morena para participar en la contienda tapatía, por lo que no le quedó de otra que aceptar la amenaza, y bajar de la candidatura a uno de sus más leales hombres, Ismael del Toro.
A decir de los analistas políticos y del círculo rojo, Enrique Alfaro, ha secuestrado a la democracia en Jalisco, imponiendo su Ley a como dé lugar, pese a que firmó el pacto de civilidad electoral convocado por el presidente de México, a quien al parecer, una vez más le mintió.
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