En tienda de conveniencia
Afuera de una tienda de conveniencia, sobre una barda una persona olvidó su comida rápida.
Un ave de color negro al acecho, pudo destapar la pequeña caja y sin más comenzó a comer.
Cosas de la naturaleza.
En las suaves y doradas playas de Puerto Vallarta, la naturaleza despliega su belleza en cada rincón.
Desde los imponentes picos de la Sierra Madre hasta las aguas cristalinas del océano Pacífico, el entorno rebosa de vida y esplendor.
Bajo el cálido sol de la mañana, el aire está impregnado de fragancias frescas y el canto de aves exóticas.
Sin embargo, incluso en este paraíso natural, la presencia humana deja su marca.
Esta mañana, frente a una pintoresca tienda de conveniencia, alguien dejó olvidada su comida rápida en una barda.
Un descuido que contrasta con la serenidad del entorno, pero que pronto captó la atención de un intrépido habitante alado.
Un ave de plumaje oscuro, con un sigilo apenas perceptible, se acerca cautelosamente a la comida abandonada.
Con destreza, destapa el envoltorio y comienza a devorar el festín inesperado.
Su acción, aunque mundana, resalta la delicada danza entre lo natural y lo humano en este idílico escenario costero.
A pesar de este pequeño incidente, la belleza de Puerto Vallarta permanece inalterada.
Las olas siguen acariciando la arena dorada, mientras que las palmeras se mecen suavemente con la brisa marina.
Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más simples y cotidianos, la naturaleza siempre encuentra una manera de asombrar y cautivar a quienes tienen la fortuna de presenciarla.
Por Mauricio Lira Camacho
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