CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que la estrategia del gobierno para combatir el robo de hidrocarburos y otros temas de seguridad no tendrá como premisa la confrontación con la autoridad.
Esto, luego que ayer en Tlahuelilpan, ante el robo de combustible que derivó en una explosión que dejó 66 muertos y 76 heridos, elementos del Ejército, que estaban presentes antes del accidente, decidieron no actuar por la fuerza para detener el saqueo.
“La decisión que se ha tomado en este caso y en todo lo que tiene que ver con la política de seguridad es atender primero las causas que originan los hechos ilícitos, esto no es un asunto policíaco, militar, no se resuelve con medidas coercitivas”, dijo el presidente.
“Nosotros vamos a seguir convenciendo, persuadiendo a la gente. Nosotros tenemos la convicción de que el pueblo es bueno, es honesto, si se han llegado a estas prácticas es porque se le abandonó”.
Ayer, un mando del Ejército, que tenía a su cargo 25 hombres para patrullar una sección del ducto Tuxpan-Tula, detectó la fuga, sin embargo, ante el arribo masivo de habitantes, alrededor de 800 personas, el personal castrense optó por persuadirlos y ante su negativa y agresividad, decidieron mantenerse al margen antes que evitar un enfrentamiento.
“Buscaron evitar que las personas se acerquen al ducto por la peligrosidad que este representaba. Trata de persuadirlos a los pobladores, pero hacen caso omiso y se tornan algunos de ellos agresivos y pues al verse rebasados por la cantidad de gente que estaba, se ve obligado a retirarse, buscaron no tener una confrontación”, narró el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval.
De igual forma, el general indicó que no se detectó que los habitantes portaran armas.
No obstante, el presidente López Obrador indicó que será la Fiscalía General de la República quien determine si hubo negligencia por parte de la autoridad para atender la emergencia.