Es importante moderar el consumo de todo alimento que pueda resultar dañino para el cuerpo humano, considerando las consecuencias que puedan tener a corto,mediano y largo plazo
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Los embutidos son productos alimenticios que se obtienen por la mezcla de carne picada, especialmente de cerdo, aunque también pueden ser de otros animales como aves, vacunos o caza, con diferentes ingredientes como sal, especias y, en algunos casos, otros aditivos.
Esta mezcla se introduce en tripas naturales o artificiales para su posterior curado, cocido o ahumado, dependiendo del tipo de embutido. Existen diversas variedades de embutidos según su método de elaboración y los ingredientes utilizados, incluyendo salchichas, chorizos, morcillas, jamones y salamis, entre otros.
Los embutidos forman parte de la gastronomía de muchas culturas y son consumidos en diversas formas, ya sea como parte de platos preparados, aperitivos o incluso como ingrediente en recetas.
El consumo de embutidos tiene aspectos tanto positivos como negativos para la salud, dependiendo de la cantidad y la frecuencia con la que se consumen, así como del tipo de embutido.
Aspectos positivos
- Algunos embutidos pueden ser fuente de proteínas de alta calidad, importantes para la reparación y construcción de tejidos en el cuerpo.
- Pueden aportar minerales como el hierro y zinc, esenciales para varias funciones del organismo.
- Los embutidos curados pueden contener probióticos beneficiosos para la salud intestinal, aunque esto es más específico de productos fermentados de manera tradicional.
Comer embutidos con mucha frecuencia puede tener varios aspectos negativos para la salud debido a sus componentes y al proceso de elaboración. Algunas de las preocupaciones principales incluyen:
- Alto contenido en sodio: Los embutidos contienen niveles elevados de sal, necesaria para su conservación. Un consumo excesivo de sodio está vinculado a la hipertensión arterial, un factor de riesgo importante para enfermedades cardiovasculares como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.
- Grasas saturadas y trans: Muchos embutidos tienen altos niveles de grasas saturadas y, en algunos casos, grasas trans, relacionadas con el aumento del colesterol LDL (“colesterol malo”) y el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas.
- Compuestos nocivos: Durante el procesamiento de embutidos, especialmente en el ahumado y curado, se pueden formar compuestos potencialmente cancerígenos, como las nitrosaminas. La Organización Mundial de la Salud ha clasificado a las carnes procesadas como carcinógeno Grupo 1, lo que significa que hay evidencia suficiente de que su consumo puede causar cáncer en humanos, especialmente cáncer de colon.
- Riesgo de obesidad: El consumo habitual de embutidos, con altos niveles de grasas y calorías, puede contribuir al aumento de peso y al riesgo de obesidad, un factor determinante para múltiples enfermedades crónicas.
- Presencia de aditivos: Los conservantes, colorantes y otros aditivos presentes en los embutidos pueden afectar a algunas personas, especialmente aquellas con sensibilidades o alergias alimentarias.
- Impacto en la dieta overall: Un consumo habitual de embutidos puede desplazar a otros alimentos más saludables de la dieta, limitando la ingesta de nutrientes esenciales provenientes de frutas, verduras, legumbres y granos enteros.
Es importante moderar el consumo de embutidos y optar por opciones más saludables cuando sea posible, manteniendo una dieta equilibrada y variada para minimizar los riesgos a la salud.