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Aterradora, la guerra comercial

jornada.com.mx

Pekín

China no quiere una guerra comercial, pero tiene que responder con fuerza, dijo el Ministerio de Comercio al anunciar una lista de importaciones estadunidenses que tendrán que pagar aranceles, como respuesta a una medida similar impuesta el viernes por Washington.

Una parte importante de los productos estadunidenses que deberán pagar un arancel al entrar a China son bienes agropuecuarios, según anunció el Ministerio de Comercio, en una medida tomada justo cuando en Estados Unidos grupos de agricultores –un sector donde existe soporte político para el presidente Donald Trump– calificaron de aterradoras las consecuencias de la guerra comercial iniciada por Washington.

Pekín anunció este sábado que aplicará un arancel de 25 por ciento a partir del 6 de julio a 545 productos que incluyen soya, automóviles eléctricos, jugo de naranja, whiskey, langostas, salmón y cigarros provenientes de Estados Unidos, por un valor 34 mil millones de dólares, de un total de 50 mil millones que finalmente serán gravados, de acuerdo con el reporte publicado por el Ministerio de Finanzas chino.

Lo anterior, luego de que el presidente estadunidense, Donald Trump, cumplió su amenaza, al anunciar el viernes aranceles, también por un monto de 50 mil millones de dólares, a importaciones chinas. De ese total, 34 mil millones serán gravados a partir del 6 de julio, mientras un segundo lote por 16 mil millones será sometido a un examen adicional, precisó la Oficina de Comercio de Estados Unidos.

El Medio Oeste de Estados Unidos, una región donde Trump obtuvo una alta votación, es una de las principales productoras de soya y será afectada por la imposición de los aranceles de China. Trump también logró un fuerte apoyo en Florida, una zona productora de cítricos.

Para los agricultores estadunidenses, esto ya no es teórico, es francamente aterrador, dijo el grupo de presión Agricultores por el Libre Comercio, sobre las perspectivas de una escalada arancelaria. Ya no es una táctica de negociación, es un impuesto a sus medios de subsistencia, agregó.

China es el mayor comprador de granos de soya, 12 mil millones de dólares en 2017, cerca de 30 por ciento de la cosecha estadunidense.

La medida de Pekín repite la que adoptó México en días recientes sobre productos agrícolas y cárnicos, a raíz de aranceles al acero y aluminio anunciados por Trump para los países socios, incluidos México y Canadá, sus vecinos y con quienes renegocia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Ya estábamos en un mercado deprimido. Estas incertidumbres comerciales agregan mucho estrés a la situación, dijo Jamie Beyer, una agricultora de Wheaton, Minnesota, que junto a su marido cultiva soya, maíz, remolacha, trigo y alfalfa. Creemos que estos aranceles son muy perjudiciales para nuestra economía, aseguró.

Los agricultores son los que están en mayor riesgo en esta batalla comercial, dado que sus ingresos ya estaban cayendo, con una baja de alrededor de 50 por ciento desde 2013, y este año se espera que alcancen su nivel más bajo desde 2006.

Roger Johnson, quien lidera el segundo sindicato agrícola más grande de Estados Unidos, la Unión Nacional de Agricultores, dijo que el grupo apoya el objetivo de la Casa Blanca de reducir el déficit comercial. Pero a nuestra organización le preocupa cada vez más que esta administración no tenga un plan para garantizar que las familias de agricultores y ganaderos no sean arrojadas delante de un autobús por el bien de esos objetivos, señaló. Si no vemos ningún éxito, la paciencia se va a acabar, advirtió por su parte Blake Hurst, productor de maíz y soya en Misuri.

En caso de que Washington añada más represalias ante el anuncio chino, el gobierno se reserva el derecho a tomar más medidas, se indicó en Pekín. Los reguladores chinos analizan aumentar los impuestos de importación a otros 114 productos, incluidos equipos médicos y productos energéticos, dijo el Ministerio de Finanzas. La decisión se anunciaría en fecha posterior.

Pekín dijo que también eliminará los acuerdos que ya había aceptado para reducir su multimillonario superávit comercial con Estados Unidos, bajo los cuales iba a comprar más bienes estadunidenses agrícolas, gas natural y otros productos.

El gobierno chino dijo que está respondiendo en la misma escala al incremento de impuestos ordenado por el gobierno de Trump a los bienes chinos en un conflicto por el superávit comercial de Pekín y la política tecnológica. A las compañías les preocupa que el conflicto pueda incrementarse rápidamente y congelar el crecimiento económico mundial.

La guerra comercial chino-estadounidense, relanzada con el anuncio de nuevos aranceles, amenaza con fragilizar aún más la economía del gigante asiático, que comienza a dar signos de desaceleración. Los aranceles por 50 mil millones de dólares decretados el viernes por Washington amenazan los intereses económicos y la seguridad de China, reconoció el Ministerio de Comercio de este país.

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