Enfermedades hepáticas como la hepatitis, el hígado graso o la cirrosis pueden progresar silenciosamente hasta convertirse en afecciones graves
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El hígado es un órgano vital que desempeña funciones clave para el funcionamiento del cuerpo. Según instituciones de salud como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), enfermedades hepáticas como la hepatitis, el hígado graso o la cirrosis pueden progresar silenciosamente hasta convertirse en afecciones graves.
Reconocer síntomas tempranos permite buscar atención médica oportuna y prevenir complicaciones. A continuación, describimos cinco señales que podrían indicar problemas en este órgano.
1. Fatiga persistente y debilidad
El cansancio extremo o prolongado es uno de los primeros indicadores de posibles problemas hepáticos. De acuerdo con expertos del IMSS, cuando el hígado no funciona correctamente, no metaboliza eficientemente los nutrientes necesarios para generar energía, lo que provoca una sensación constante de agotamiento. Si este síntoma está acompañado de otros signos como falta de apetito o cambios en el estado anímico, podría ser un indicio de alerta.
2. Coloración amarilla en piel y ojos (ictericia)
La ictericia aparece cuando existe un aumento anormal de la bilirrubina en la sangre, una sustancia que el hígado ayuda a procesar y eliminar. Esta acumulación puede dar lugar a un tono amarillento en la piel y el blanco de los ojos. Según especialistas de la UNAM, la ictericia puede ser un síntoma de diversas enfermedades hepáticas, como la hepatitis viral, y requiere atención inmediata para determinar su causa.

3. Dolor o malestar en la parte superior derecha del abdomen
El hígado está ubicado en el cuadrante superior derecho del abdomen, y su inflamación puede causar molestias o incluso dolor en esa región. Este síntoma puede estar asociado con afecciones como el hígado graso o la hepatitis. El IMSS advierte que este tipo de incomodidad no debe ignorarse, ya que podría ser la señal de un daño hepático progresivo.
4. Cambios en el color de la orina y las heces
Un síntoma común de disfunción hepática es la alteración en el color de la orina y las heces. La orina puede adquirir un tono oscuro, similar al del té, mientras que las heces pueden presentarse de color pálido o incluso blanquecino. Estas alteraciones, señala la UNAM, se deben al mal procesamiento de la bilirrubina y pueden ser resultado de trastornos como la obstrucción de los conductos biliares o el daño hepático avanzado.
5. Hinchazón en las piernas, los tobillos o el abdomen
La retención de líquidos en las extremidades inferiores o el abdomen (ascitis) es otra señal importante de alerta. Este síntoma, explica el IMSS, suele aparecer cuando existe una insuficiencia hepática que afecta la capacidad del cuerpo para manejar la circulación de líquidos. En casos graves, la acumulación de líquido puede dificultar la movilidad y generar incomodidad significativa.
La importancia de los chequeos médicos regulares
Muchos problemas hepáticos no se manifiestan de manera evidente en etapas iniciales. Por ello, instituciones de salud como el IMSS recalcan la necesidad de realizar chequeos médicos periódicos, especialmente si existen antecedentes familiares de enfermedades hepáticas o factores de riesgo como obesidad o consumo excesivo de alcohol. Identificar tempranamente cualquier anomalía permite recibir tratamiento oportuno y mejorar la salud general.

Recuerde que sólo un especialista está capacitado para evaluar estos síntomas y ofrecer un diagnóstico preciso. Consultar a un médico ante cualquier señal de alerta es el primer paso hacia la prevención y cuidado del hígado.