CNDH detectó nuevo error en caso Ayotzinapa

jornada.unam.mx

Ciudad de México. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) acreditó una nueva pifia por parte de las autoridades federales que llevan las investigaciones sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, suscitada en Iguala, Guerrero, los días 26 y 27 de septiembre de 2014.

La Procuraduría General de la República (PGR) vinculó a proceso por el caso Iguala a Erick Uriel Sandoval Rodríguez, detenido en marzo de este año por la Policía Federal. Sin embargo, la CNDH informó este lunes que la identidad del inculpado, quienes profesor de educación física, “no corresponde con la de El Güereque o La Rana, a quien los autores materiales señalaron como su cómplice”.

El 12 de marzo pasado, en conferencia de prensa conjunta, la PGR y la PF, informaron de la detención de una persona que fue identificada, en los medios de comunicación, como Erick Uriel Sandoval Rodríguez, atribuyéndole el sobrenombre de La Rana, presunto partícipe de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

El detenido presentó queja ante la CNDH alegando que su detención se debió a una confusión y a un grave error. Planteó no ser la persona a la que los acusados de la desaparición de los normalistas se refirieron en sus declaraciones.

El organismo nacional detectó que en sus respectivas declaraciones, los acusados sólo refieren el apodo de su cómplice: La Rana o El Güereque y que no mencionan nombre alguno.

Por lo que realizó una revisión exhaustiva del expediente de averiguación previa, a los dos respectivos pliegos de consignación, a las órdenes de aprehensión y al auto de formal prisión dictados en contra del detenido y constató que en ninguno de esos documentos existe evidencia alguna que demuestre que La Rana o El Güereque es Erick Uriel Sandoval Rodríguez. “Este nombre aparece por primera vez en el expediente, de la nada, en el primer pliego de consignación”.

Agregó que en ninguna actuación consta cómo se determinó el nombre de la persona a la que los perpetradores identificaron como La Rana o El Güereque.

“Las características personales y señas particulares referidas por los acusados para identificar a El Güereque (edad, lunar en la cara, cicatriz en muñeca de mano izquierda, cicatriz o marca consecuente al uso de piercing en el trago de ambas orejas, tatuajes de figuras de una flama en ambos antebrazos y de una rana en el lado superior izquierdo de la espalda, entre otras), no corresponden con las de Sandoval Rodríguez. Tanto el juez de la causa como visitadores adjuntos de la CNDH, en sus respectivas diligencias, dieron fe e hicieron constar la inexistencia de los tatuajes en cuestión en el cuerpo de Sandoval Rodríguez”.

Para constatar que en realidad el inculpado no sea La Rana, el juez de la causa presentó sus dudas y la CNDH le practicó examen médico pericial, con el que determinó que “no existe indicio alguno que indique que la persona haya modificado o eliminado algún tatuaje en su cuerpo”.

Durante sus investigaciones, a la CNDH se le hizo llegar información precisa sobre el nombre y la ubicación actual de la persona con la que fue confundido Erick Uriel Sandoval. Por mandato legal y para asegurar el éxito de las investigaciones oficiales sólo se revela el primer nombre: “Édgar”, real presunto partícipe de los hechos.

El organismo nacional resaltó que dicha información fue proporcionada a la PGR por el propio Sandoval Rodríguez y su familia desde octubre de 2017, a fin de aclarar ya que su nombre comenzaba a trascender en medios y se daba una recompensa por información que llevara a su captura.

“El nombre de ‘Édgar’ referido es importante porque coincide con el que dos de los sicarios proporcionaron al perito de la PGR al momento que éste elaboró el retrato hablado de La Rana o El Güereque. De hecho, en el propio retrato hablado aparece la inscripción del nombre ‘Édgar’, seguido de los dos sobrenombres mencionados, con el que los sicarios identificaron a quien aparece en el retrato hablado.

En sus investigaciones, la CNDH recabó diversa información y documentación relacionada con la persona que pudiera corresponder con la identidad de “Édgar”: acta de nacimiento, acta de matrimonio, CURP y fotografías, entre otras.

De igual forma, realizó 13 entrevistas. Todos los testigos identificaron fotográficamente a “Édgar”. Lo ubicaron como amigo y parte del grupo que formaron los ahora coacusados partícipes en la desaparición de los normalistas (los que lo refirieron como La Rana o El Güereque, su cómplice: El Cepillo, El Pato, El Jona, El Duva, El Chavalucas y El Chereje).

“Las referencias a los miembros de este grupo fueron que “andaban en malos pasos” y que “se dedicaban a actividades ilícitas. En contraste, varios de los entrevistados refirieron a Erick Uriel Sandoval Rodríguez como profesor de educación física y como una persona de trabajo”.

La CNDH logró ubicar a una persona cercana a “Édgar”, quien constató dos cuestiones: una, que “Édgar” tiene el referido tatuaje de una figura de rana. Dos, que era parte del grupo de amigos de los ahora coacusados y desvinculó de ellos al profesor Sandoval.

El organismo nacional también logró contactar a quien hizo el tatuaje a “Édgar”, incluso, reprodujo en una hoja la figura de rana que dibujó tatuada a El Güereque. Igualmente realizó una diligencia de inspección en la que ubicó y fijó fotográficamente la casa en la que habitó “Édgar” al día en que ocurrieron los hechos de desaparición de los estudiantes.

“En concordancia con las evidencias reseñadas, la CNDH plateó a la PGR que, en el ámbito de su competencia, conforme a sus atribuciones y términos de ley, actúe en consecuencia para que, por una parte, sea resuelta la situación de Sandoval Rodríguez y, por la otra, proceda en el caso del presunto partícipe de los hechos “Édgar”, alias La Rana o El Güereque, una vez que pueda confirmar lo que esta CNDH ha expuesto, en atención a que, de acuerdo con lo que ha venido sosteniendo la propia PGR, presuntamente, dicha persona intervino en los hechos de desaparición de los normalistas de Ayotzinapa”.

Desde el pasado 23 de mayo, la CNDH entregó a la PGR, de manera confidencial y reservada, una carpeta que contiene copia certificada de todas estas evidencias que obtuvo.

“Las constancias que se entregaron en el sigilo y en la secrecía que el caso amerita, de acuerdo incluso a la solicitud de medidas cautelares que paralelamente se planteó, incluyen datos personales que sólo le fueron transmitidos con fines de identificación para el ejercicio de sus funciones y de los que se pidió sean debidamente protegidos igual que los que puedan hacer identificables a las personas, en términos de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública”.

El organismo lamentó que habiendo puesto en conocimiento de la PGR el caso de Sandoval Rodríguez y de haber solicitado dictara medidas cautelares para su salvaguarda, la de sus familiares y de testigos, la instancia ministerial federal haya dado respuesta al planteamiento formulado hasta 15 días después y más lo es el sentido en el que lo hizo (negativa).

Se negaron a emitir medas precautorias “aduciendo irracionalmente que éstas debían ser planteadas ante el juez que sigue el caso del ilegalmente detenido. Es incomprensible también que la PGR haya guardado silencio respecto de la petición de implementar medidas cautelares a favor de 17 personas más que, evidentemente, no están sujetas a ningún tipo de procedimiento judicial y menos a disposición de órgano jurisdiccional alguno”. Esto, subrayó la CNDH, contraviniendo el artículo 1 de la Constitución.

“Más allá del despropósito de la PGR al señalar que el ilegalmente detenido Erick Uriel Sandoval Rodríguez ‘… estuvo en la aptitud de desvirtuar su identidad’, en lugar de decir: ‘… estuvo en la aptitud de confirmar su identidad y desvirtuar la acusación…’, debe destacarse que la institución ministerial federal no objetó ninguna de las evidencias ni contradijo ninguno de los argumentos que en forma sintética aquí se han expuesto”.

De hecho, la respuesta formal que dio a la CNDH, puede inferirse que implícitamente reconoce su desacierto en la detención de Sandoval Rodríguez, pues únicamente desatinó a decir que el detenido “… estuvo en la aptitud de desvirtuar su identidad atendiendo al derecho de defensa que le asiste” y que “… del año 2015 a la fecha de la detención… no se recibió… amparo o recurso alguno mediante el cual se acreditara alguna excluyente de responsabilidad, o se ofreciera algún tipo de prueba en contrario”.

Así, la CNDH enfatizó que el reconocimiento de su error termina por completarse con la pretendida justificación de que ‘… se encuentra jurídica y materialmente imposibilitada a dar respuesta’, aduciendo que ‘… actualmente la persona… se encuentra sujeto a proceso en virtud de habérsele dictado en su contra auto de formal prisión. Por las razones anteriormente expuestas, resulta improcedente la referida petición… ya que la misma debe ser solicitada ante la autoridad judicial conducente”.

A pesar de las contundentes evidencias que la CNDH hizo llegar a la PGR, esta dependencia está exigiendo al detenido que sea él quien demuestre que no es la persona a la que se refirieron los autores de la desaparición de los normalistas como su cómplice.

“Injustificadamente, la PGR pretende trasladar la carga de la prueba al imputado. No obstante que es la instancia que debiera proceder mediante los mecanismos legales correspondientes en esta situación, a la fecha no ha informado haber desencadenado acción alguna ante el juzgador para corregir esta injusticia a pesar de que implícitamente pareciera reconocerla”.

En un largo documento difundido esta tarde, la CNDH lamentó que en lugar de proceder a realizar las diligencias pertinentes para remediar la irregularidad que ella misma produjo y que tiene a la persona equivocada en prisión, la PGR hizo uso del tiempo que con prudencia esperó la CNDH para dar a conocer a la opinión pública este asunto -con el fin de no entorpecer las investigaciones oficiales- para buscar evidencias que hasta hoy día después de 3 años, 8 meses y 23 días de los hechos en Iguala, no han aparecido, para inculpar Sandoval Rodríguez, “lo cual, desde cualquier punto de vista, es inaceptable”.

Por ello, la CNDH hizo de conocimiento de este caso a la Secretaría de Gobernación, como instancia del gobierno federal a cargo de las políticas públicas federales en materia de derechos humanos, la cual, aseveró, “mostró receptividad y disposición para su debida atención”, por lo que confía en que esto concluya en gestiones ante las instancias de procuración de justicia federal sin menoscabo de la autonomía técnica de la PGR.

“Las diligencias en este asunto no están agotadas. La CNDH continúa con sus actuaciones para determinar la existencia de otras presuntas violaciones a derechos fundamentales que serán contempladas en el pronunciamiento final del Caso Iguala. La detención equívoca de Erick Uriel Sandoval Rodríguez necesariamente tiene gran significado sobre el derecho a la verdad que corresponde a las víctimas de los trágicos hechos de la noche de Iguala y sobre su derecho de acceso a la justicia”.

El documento amplio de esta errónea detención se puede consultar en el siguiente enlace:http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/OtrosDocumentos/Doc_2018_057.pdf

                                                         
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