Los cargos que presentó el Departamento de Justicia en contra de Los Chapitos y sus socios encendieron las alertas sobre la injerencia que la agencia de seguridad estadounidense tiene en el país azteca, no obstante, esta no es la primera intromisión relevante
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Derivado de un arduo trabajo de investigación que agentes de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) realizaron en la estructura y organización del Cártel de Sinaloa, el Departamento de Justicia informó el pasado viernes 14 de abril que en tres distritos federales fueron presentados nuevos cargos en contra de miembros del grupo criminal, entre los que destacaron los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán conocidos también como Los Chapitos.
Si bien el mensaje que agencias de seguridad estadounidenses enviaron tanto a Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López como a sus socios fue claro, el trabajo que la DEA realizó en México no fue bien recibido del todo por las autoridades del país azteca.
“No pueden haber agentes extranjeros en nuestro país. Podemos compartir información, pero son solo los elementos del Ejército mexicano, de la Marina y de la Guardia Nacional los que pueden intervenir (…) Ese es el problema. Vamos a seguirles insistiendo, persuadiéndolos, de que no van a lograr nada así. Son campañas del pentágono. ¿Qué tienen que andarse metiéndo?”, aseveró el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Aunque el mandatario tabasqueño rechazó la intromisión que la DEA tuvo en el círculo más cercano de Los Chapitos, ésta no es la primera vez que la agencia de seguridad estadounidense pone en marcha diligencias de este tipo en México. En 1985, la llamada Operación Leyenda tensó la relación diplomática con Estados Unidos.
Los antecedentes de la Operación Leyenda
En 1985, la DEA sufrió uno de los mayores golpes a lo largo de su historia como agencia de seguridad: el secuestro y asesinato del agente especial Enrique Camarena, conocido también como Kiki.
Documentos históricos que contienen información sobre las operaciones que la DEA realizó entre 1985 y 1990 dan cuenta de las múltiples diligencias que la agencia de seguridad desplegó en México con la finalidad de llevar ante la justicia a los responsables de la muerte del agente.
La versión oficial aseguran que Kiki Camarena fue asesinado tras haberse infiltrado en el hoy extinto Cártel de Guadalajara, la organización criminal más relevante de aquella época en el país.
“Su asesinato dio lugar a la investigación de homicidios más exhaustiva jamás emprendida por la DEA, que acabó descubriendo la corrupción y complicidad de numerosos funcionarios mexicanos”, se relató en el archivo histórico de la DEA.
El cúmulo de operativos, pesquisas, entrevistas y arrestos que la DEA realizó con la finalidad de esclarecer el homicidio de Enrique Kiki Camarena y del piloto Alfredo Zavala Avelar fue conocido como Operación Leyenda.
Cómo fue la Operación Leyenda de la DEA en México
Luego de que la esposa de Enrique Kiki Camarena denunciara su desaparición el 7 de febrero de 1985, el agente residente a cargo de la oficina de la DEA en Guadalajara, James Kuykendall, notificó a sus superiores y buscó apoyo de la policía mexicana para localizar al agente especial.
En tanto, los oficiales de la DEA asignados a la Oficina de Guadalajara comenzaron a compartir con autoridades mexicanas contactos e información acerca de Kiki Camarena y de las investigaciones que había estado haciendo en México.
El caso llegó también al entonces embajador de Estados Unidos en México, John Gavin, quien pidió asistencia a las autoridades federales para resolver la desaparición del agente de la DEA.
Del mismo modo, la agencia de seguridad estadounidense envió a un grupo de 25 oficiales especiales a Guadalajara para coordinar investigaciones y asistir la búsqueda.
Aunque la DEA y autoridades mexicanas colaboraron en diversas investigaciones, la relación comenzó a tensarse cuando la agencia de seguridad estadounidense le solicitó a la Policía Federal considerar a Rafael Caro Quintero, “El narco de narcos”; Miguel Ángel Félix Gallardo, “El jefe de jefes”; y Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, líderes del Cártel de Guadalajara como sospechosos del secuestro de su agente especial.
Información del archivo histórico de la DEA dio a conocer que el 14 de marzo de 1985 la Policía Federal notificó a la DEA que tenían en custodia a cinco policías estatales de Jalisco que eran sospechosos de haber participado en el secuestro del agente especial Enrique “Kiki” Camarena.
No obstante, la agencia de seguridad estadounidense no fue avisada con antelación de la operación y tampoco fue invitada a participar en los interrogatorios posteriores de los supuestos miembros de la Policía Estatal de Jalisco.
Bajo los protocolos de las autoridades mexicanas, los cinco oficiales de la Policía Estatal de Jalisco brindaron detalles sobre su implicación y la de otros agentes en el secuestro de Kiki. La DEA incluso aseguró que uno de los sospechosos murió durante el interrogatorio.
El 17 de marzo de 1985 la prensa mexicana reportó que la Policía Federal arrestó a 11 personas por el secuestro del agente especial de DEA, también se dictaron órdenes de aprehensión en contra de siete narcotraficantes internacionales, entre ellos Caro Quintero, cuya detención se cumplimentó en abril del mismo año en Costa Rica.
Tras el arresto del también llamado Narco de Narcos en el país centroamericano y de Ernesto Fonseca Carrillo en Puerto Vallarta, las contradicciones en las declaraciones de los cabecillas del Cártel de Guadalajara llevaron a oficiales y agentes de la DEA a poner en la mira a otro narcotraficante: Miguel Ángel Félix Gallardo.
A mediados del mes de abril, la DEA se enteró de que miembros del Gobierno Mexicano tenían en su poder una serie de cintas de audio de la tortura e interrogatorio de Enrique Camarena las cuales presuntamente fueron incautadas tras la detención de Ernesto Fonseca, alias Don Neto.
Una vez que la DEA confirmó que se trataba de la voz del agente especial de la DEA el gobierno estadounidense ejerció una presión que no solo generó tensiones diplomáticas sino que obligó a autoridades mexicanas a entregar copias de las cinco grabaciones.
Ya para el 12 de abril, un equipo de la DEA y cuatro agentes del FBI llegaron a Guadalajara, Jalisco y fueron avisados que la casa a donde Kiki Camarena fue trasladado tras su secuestro había sido cateada y asegurada por la Policía Federal.
El 3 de mayo de 1985, una nueva investigación de la DEA se estableció para coordinar e investigar el plagio del agente especial y el piloto Zavala. Las pesquisas fueron nombradas como Operación Leyenda.
Documentos del archivo histórico de la DEA señalan que, pese a la soberanía de México, a través de pruebas obtenidas de personas que cooperaron y de una persecución implacable, el equipo de la agencia de seguridad estadounidense logró determinar que cinco individuos secuestraron a Enrique Kiki Camarena y lo llevaron hasta una casa ubicada en la calle Lope de Vega 881 en Guadalajara el 7 de febrero de 1985.
“La Operación Leyenda fue una investigación larga y compleja, dificultada aún más por el hecho de que el delito que se cometió en suelo extranjero y en él estaban implicados importantes narcotraficantes”, se lee en el expediente que da cuenta de las operaciones de la DEA entre 1985 y 1990.
Aunque la injerencia de la DEA fue severamente criticada tanto por autoridades federales en México como por la opinión pública, la agencia de seguridad describió la Operación Leyenda como una investigación que tardó varios años en detener y llevar ante la justicia a los responsables del asesinato del agente especial Enrique Kiki Camarena.