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Washington.
Larry Kudlow, el principal consejero económico del presidente Donald Trump, reconoció ayer que el conflicto comercial que opone a Washington con México, Canadá, la Unión Europea y China podría tener consecuencias negativas para la economía estadunidense.
El funcionario refirió que es posible que las diversas tensiones comerciales afecten a la vigorosa economía estadunidense. Yo no lo niego, debemos controlarlo, señaló.
No es culpa de Trump. Es responsabilidad de China, Europa y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Es consecuencia de quienes no quieren intercambios comerciales, aranceles y protección recíproca. El presidente estadunidense reacciona a décadas de abuso, sentenció.
La semana pasada, el gobierno de Estados Unidos anunció aranceles a las importaciones de acero y aluminio, de 25 y 10 por ciento, respectivamente, provenientes de Canadá y México, sus socios en el TLCAN, así como de la Unión Europea.
El presidente Donald Trump asegura que su país ha sido el perdedor con la apertura comercial, a la que responsabiliza de haber generado un enorme déficit comercial para la economía estadunidense.
Los países afectados por los aranceles, que entraron en vigor el primero de junio, anunciaron medidas espejo a las compras que realicen de algunos productos estadunidenses, lo que desató temores de una guerra comercial. Previamente, Estados Unidos ya había tenido diferencias comerciales con China.
Se espera que hoy el gobierno mexicano defina los productos provenientes de Estados Unidos a los que impondrá arancel.
La imposición de este tipo de tarifas implica un incremento en el costo que pagan los consumidores por esos productos.
Este domingo, la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, declaró a CNN que las políticas proteccionistas no funcionan: Es la lección de los años 1920 y 1930. Espero realmente que la gente se tomará el tiempo para aprender de la historia y que no volvamos a todo eso, señaló.
Estados Unidos ha persistido en entrar en confrontación con sus socios, incluso en el seno del G-7, lo que afecta a sus industrias del acero y el aluminio.
Su aislamiento en la reunión del G-7 de Finanzas, que finalizó el sábado en Canadá con una protesta unánime de los principales aliados de Washington, fue tan evidente que exhortaron a Trump a revocar los aranceles.
Ayer, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, calificó de insultante e inaceptable la idea del gobierno estadunidense de imponer aranceles al acero y el aluminio con el argumento de que, de no hacerlo, se afectaría su seguridad nacional.
Trudeau también criticó la decisión del presidente de Estados Unidos de imponer el pago de aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
Una de las cosas que debo admitir que me cuesta mucho entender es la idea de que todo esto se debe a que el mandatario y la administración han decidido que Canadá y nuestros acero y aluminio son una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, enfatizó.
Nuestros soldados lucharon y murieron juntos en las playas en la Segunda Guerra Mundial, en las montañas de Afganistán y han estado hombro con hombro en algunos de los lugares más difíciles del mundo, siempre están ahí el uno para el otro, de alguna manera, es un insulto a eso, arguyó el canadiense.