El colesterol alto, o hipercolesterolemia, puede generar graves problemas de salud si no se controla. Afortunadamente, la solución podría estar en su cesta de frutas
El colesterol alto o hipercolesterolemia es una elevación de los niveles de colesterol en sangre por encima del rango de valores que se considera “ideal” u “óptimo”, señalaron desde el Ministerio de Salud argentino. En ese sentido, indicaron que cuando hay un exceso en la sangre se produce una acumulación dentro de las arterias que puede compromete la llegada de sangre, oxígeno y nutrientes a los órganos y tejidos.
El colesterol es una sustancia que circula en la sangre y es una grasa natural presente en cualquier organismo, imprescindible para su funcionamiento. En contraposición, según indicaron desde el Ministerio de Salud argentino, la obesidad y una dieta no saludable, con abundancia de comidas procesadas y ricas en azúcares, es la causa más frecuente de la hipercolesterolemia, siendo que el Colesterol-LDL (colesterol malo), cuando se encuentra en valores elevados, tiende a depositarse en las paredes de las arterias formando placas de ateroma (arteriosclerosis) y favoreciendo el desarrollo de enfermedad coronaria, ictus y enfermedad arterial periférica, según indican desde Sociedad Española de Medicina Interna.
Sin embargo, los cítricos pueden ayudar ante el “desequilibrio entre el aporte de colesterol y lo que necesita el organismo”. La dieta juega un papel fundamental en el control de los niveles de colesterol. Dentro de los alimentos con mayor influencia, los cítricos como la naranja, el limón, el pomelo y la mandarina ocupan un lugar destacado. Estas frutas, ricas en vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, contribuyen a la conversión del colesterol en ácidos biliares en el hígado, lo que evita la obstrucción de las arterias.
“Una dieta rica en frutas y verduras puede aumentar las sustancias importantes que reducen el colesterol en su dieta. Estas sustancias, llamadas estanoles o esteroles vegetales, funcionan como fibra soluble”, indicaron desde los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Asimismo, indicaron que la vitamina C podría interferir con ciertos medicamentos, como las estatinas y la niacina, comúnmente recetados para esta condición, por lo que recomendaron consultar a un profesional de la salud si se está bajo tratamiento médico, más aún mediante suplementos.
En lo que se refiere a la lucha contra el colesterol, los cítricos son aliados inestimables, ya que la vitamina C favorece la conversión del colesterol en ácidos biliares por parte del hígado, lo cual puede ayudar a reducir los niveles de colesterol en el cuerpo; ya que además contienen pectina, un tipo de fibra soluble que reduce el LDL.
Al respecto, la doctora Monique Tello explicó, en un artículo para Harvard Health, que la fibra soluble “se convierte en un gel espeso en nuestros intestinos, ralentizando la digestión y capturando las grasas, evitando así su completa absorción. Esto reduce los niveles de colesterol”. De hecho, un estudio en The Lancet sugiere que la ingesta diaria de, al menos 25 gramos, de fibra alimentaria puede asociarse con menores niveles de colesterol, además de menor peso, presión arterial y azúcar en sangre.
Por ejemplo, se recomienda entre 15 y 20 gajos de naranjas todos los días antes del desayuno. Además, se pueden ingerir en jugos exprimidos o mediante infusiones con su cáscara, ya que contiene fitoquímicos y flavonoides que contribuyen a reducir el exceso de colesterol en la sangre; siendo que su consumo regular puede ayudar a mantener las arterias limpias y prevenir la formación de placas lipídicas.
En tanto, la mandarina ayuda a eliminar el colesterol LDL gracias a su contenido de fibra. Además, su bajo valor calórico la convierte en una opción ideal para el control del peso y los niveles de colesterol.
Mientras que consumir pomelo o toronja, específicamente de la variedad roja, puede contribuir a la prevención de enfermedades cardíacas, según un estudio realizado en pacientes con estas afecciones. Según advirtieron, quienes ingerían una cantidad equivalente a una de estas frutas al día presentaban una reducción significativa en sus niveles de colesterol, en relación con aquellos que no la incorporaron a su dieta diaria.
El limón también muestra un efecto beneficioso sobre el colesterol, gracias a su contenido de naringenina, un componente que previene la acumulación de placa en las arterias, según un estudio publicado por los NIH.
Vale destacar que la vitamina C también se encuentra en otras frutas y verduras, como las bayas, las papas, los tomates, los pimientos, el repollo, las coles de Bruselas, el brócoli y las espinacas.
Además del colesterol, la vitamina C desempeña un papel primordial en la formación de vasos sanguíneos, cartílagos, músculos y colágeno en los huesos, según explicaron desde la Clínica Mayo. Además, es esencial, incluso, en el proceso de curación del cuerpo y en la absorción y almacenamiento del hierro; y funciona como un barrera contra bacterias y virus.
Incluso, actúa como un antioxidante, protegiendo las células contra los efectos dañinos de los radicales libres, los cuales se generan cuando el cuerpo descompone los alimentos o se expone al humo del tabaco y la radiación y puede tener un papel negativo ante enfermedades cardíacas, cáncer y otras enfermedades.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la vitamina C en forma de suplementos puede no ofrecer los mismos beneficios que los antioxidantes naturales presentes en los alimentos, según advirtieron desde la Clínica Mayo.
Mientras que en términos de interacciones, es importante mencionar que la vitamina C podría interferir con ciertos medicamentos, como las estatinas y la niacina, que son comúnmente recetados para reducir los niveles de colesterol alto. Por tanto, es fundamental consultar a un profesional de la salud antes de incorporar esta fruta si se está bajo tratamiento médico, más aún cuando se incorpora en forma de suplementos.