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Descabezar cárteles no frenará la violencia en México, advierte David Saucedo

“Pensaron que la captura del Mayo Zambada traería consigo una reducción de los flujos de drogas ilícitas hacia Estados Unidos, pero tuvo un efecto contrario”

infobae.com

El pasado 25 de julio el Cártel de Sinaloa se quedó sin su principal líder: Ismael El Mayo Zambada fue detenido -algunas versiones apuntan a la intervención de Estados Unidos en colusión con Joaquín Guzmán López- en un avión que aterrizó en suelo estadounidense. Contrario a lo que se podría pensar, la violencia en Sinaloa no disminuyó, por el contrario, el intento por descabezar a la organización criminal originó una guerra en busca del nuevo líder del narco mexicano.

Mucho se ha señalado respecto a la “traición” de Los Chapitos al Mayo Zambada y la respuesta -de manera concreta el 9 de septiembre- de Ismael Zambada Sicairos (Mayito Flaco) a sus exaliados, iniciando una guerra que ha dejado más de 400 homicidios dolosos en tres meses de enfrentamiento.

“Descabezar cárteles no funciona, no tiene un impacto real: matan o arrestan a una dirigencia y surge una nueva inmediatamente”, indicó David Saucedo, especialista en temas de seguridad pública, en entrevista para Infobae México.

Ejemplos como los del Cártel de Sinaloa son muchos, desde las capturas de Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero, líderes del Cártel de Guadalajara, que tras sus arrestos se incrementó la disputa por los controles de las plazas y rutas del narco; hasta las muertes de Amado Carrillo Fuentes y Heriberto Lazcano o las detenciones de Osiel Cárdenas Guillen y Joaquín El Chapo Guzmán: sus organizaciones -Cártel del Golfo, Los Zetas y Cártel de Juárez- entraron en guerras intestinas para encontrar a sus nuevos líderes.

“Pensaron que la captura del Mayo Zambada traería consigo una reducción de los flujos de drogas ilícitas hacia Estados Unidos, pero tuvo un efecto contrario: como los cárteles necesitan dinero para financiar la guerra, están produciendo más fentanilo”.

Hoy en la guerra civil del Cártel de Sinaloa no sólo se empoderaron dos narcojuniors (Iván Archivaldo Guzmán Salazar e Ismael Zambada Sicairos), también resurgieron otros capos que estaban eclipsados por la figura del Mayo Zambada y que ahora podrían reclamar un lugar en la cúpula de la organización: Fausto Isidro Meza Flores, Alfredo Beltrán Guzmán, José Gil Caro Quintero y los hermanos José Luis y Alejandro Cabrera Sarabia, son sólo algunos de ellos.

FOTO DE ARCHIVO: Una vendedora de periódicos ordena los diarios que informan sobre la detención en El Paso, Texas, Estados Unidos, del narcotraficante mexicano Ismael «El Mayo» Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo de «El Chapo» Guzmán, en Ciudad de México, México. 26 de julio de 2024. REUTERS/Gustavo Graf/Archivo

Combate al narco, un asunto de elecciones

En febrero de 2024 el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que algunos políticos de Estados Unidos -también mexicanos- estaban utilizando el tema del narcotráfico con tintes electorales

“Es parte de lo mismo y tiene que ver con las campañas, no sólo en México, también en Estados Unidos. Los políticos, en vez de enfrentar el problema del consumo de droga, el origen de la adicción y por qué los jóvenes ven como salida el uso de drogas, siempre están denostando a México para sacar raja electoral: es propaganda el tema del intervencionismo”.

Y es que uno de los temas centrales de políticos republicados estadounidenses y replicado por opositores a la 4T es el calificar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas, lo que podría abrir las puertas para que Estados Unidos envíe tropas -como lo ha propuesto el presidente Electo Donald Trump- a México.

¿Quién es El Pelón o El 08, el líder de Los Pelones en Sonora al servicio de Los Chapitos? (Anayeli Tapia/Infobae)

David Saucedo agrega que, en ese contexto electoral, le convenía a Estados Unidos presumir la detención de un capo de la talla del Mayo Zambada y enfatiza por qué algunos integrantes del Gobierno de México tenían una actitud derrotista y con “los brazos caídos”.

“No querían la captura del Mayo Zambada porque sabían lo que iba a producir esa detención: un cisma, una guerra civil al interior del Cártel de Sinaloa. No querían que en la recta final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador se generara la violencia que hoy estamos viviendo”.

Tras la captura del Mayo Zambada la guerra civil en el Cártel de Sinaloa no estalló de manera inmediata: en agosto los homicidios dolosos se contabilizaron en 39 -acorde al promedio nacional que tenían en ese momento-; para septiembre la guerra catapultó los asesinatos a 103 y en octubre crecieron a 141, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; en noviembre, datos preliminares con informes de las fiscalías, se contabilizan 169 homicidios dolosos, más 50 cometidos durante el mes de diciembre: 463 en tres meses de guerra.

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