Por Mauricio Lira Camacho
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No es lo mismo manejar que conducir.
Son días vacacionales, habrá estrés.
Nula educación vial y carente paciencia para conducir.
A partir de hoy, las calles y avenidas de Puerto Vallarta, se convierten en un muladar con tanto movimiento de camiones y automóviles, más allá de lo normal y habitual.
Por ello, los ciudadanos vallartenses, se abstienen de salir a pasear a los lugares comunes.
La razón, son territorios propiedad de los visitantes, salvo de aquellas familias que deben salir por la sencilla razón de que reciben visita.
En tanto, como sea el tráfico es denso, pesado y provoca malestar.
Desde temprano, los visitantes nacionales e internacionales abarrotan los principales puntos de interés, saturando las pocas vialidades existentes.
En el centro del destino, por las cuestiones geográficas es imposible tener alternativas viales, por ello a mayor cantidad de visitantes y de autos con las mismas calles y avenidas los conflictos de tránsito están a la orden del día.
Es por la tarde noche, que el camino al centro de Puerto Vallarta es prácticamente imposible llegar en poco tiempo.
Las largas filas de autos camiones es interminable y pocos cajones de estacionamiento, ya que hay una saturación de estos bajo concesión o que cuidan los particulares como si fueran dueños de las banquetas, un aspecto que ha sido duramente criticado en los últimos años.
Todo este panorama en un contexto que provoca estrés y que el automovilista que visita Puerto Vallarta, procedente de otras partes del país, conduzca de manera irresponsable.
Como la invasión de carriles, no respetar señalamientos, semáforos e incluso los límites de velocidad.
Incluso de carriles laterales, con tal de llegar más rápido al destino dentro del municipio de Puerto Vallarta, es usual brincar abruptamente hacia los carriles centrales sin importar los señalamientos del semáforo en turno.