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Disciplina, foco de malestar para estudiantes y docentes: encuesta

jornada.unam.mx

Las escuelas primarias y secundarias no sólo son espacios para generar procesos de aprendizaje, también de convivencia, aunque no siempre cuentan con los mecanismos necesarios para su desarrollo. Una encuesta del Seminario de Investigación en Juventud (SIJ), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a más de 12 mil alumnos y 5 mil 500 docentes de planteles públicos de Ciudad de México revela que las normas y la disciplina escolar exigidas por autoridades educativas son un foco de malestar para 22 por ciento de los menores.

Más de uno de cada cinco estudiantes consideran que las normas y reglas disciplinarias son absurdas y rara vez se aplican a todos por igual. Los profesores también muestran un creciente malestar ante los códigos de conducta impuestos en los centros escolares, ya que 63 por ciento mencionó no haber participado en la elaboración de los reglamentos.

En el estudio Cuando los maestros nos interrumpen dando clases. El malestar en la escuela, la investigadora Martha Páramo Riestra, especialista en el estudio del acoso escolar, destaca que las consignas en torno a la violencia y el miedo en las escuelas se han globalizado. Directores, docentes, padres y ciertos sectores de estudiantes viven como una comunidad amenazada por ese abuso.

Frente a ello, explica, se tejen lazos de solidaridad, pero también vínculos persecutorios, reglamentaciones, programas de prevención, intervención, narrativas, roles y modelos identificatorios.

Destaca que el estudio revela que 34 por ciento de los docentes encuestados señaló tener problemas con las normas y la disciplina escolar. Al menos 46 por ciento considera que a la escuela le falta libertad para poner sus propias normas, porque son dictadas por las autoridades, mientras otro 38 por ciento de los maestros de secundaria considera que algunos alumnos desobedecen porque nadie tiene autoridad sobre ellos.

En cuanto a las normas y disciplina, 18 por ciento de estudiantes considera que pocas veces o nunca el profesor trata por igual a todos sus alumnos; 12 por ciento dice que su maestro se burla de los estudiantes; 53 por ciento admite que hace todo lo posible porque el docente no dé la clase, mientras sólo 29 por ciento afirma que siempre se respetan las reglas de la escuela.

Otro 35 por ciento considera que a los docentes les falta autoridad para disciplinar a los alumnos; y aunque 95 por ciento considera que son justas las reglas que se aplican para la convivencia en el salón, 58 por ciento cree que son absurdas, 34 por ciento las cumple pocas veces o nunca, y sólo 37 por ciento dijo que participó, junto a su profesor, en la elaboración de las mismas.

Páramo Riestra, quien participó en el equipo de investigadores del SIJ de la UNAM para analizar el acoso y los conflictos escolares, destaca que ante los nuevos desafíos que se enfrentan en la escuela y en la enseñanza debemos recordar que educar no es una propuesta idealista que busca construir entre los miembros de la comunidad educativa un pacto de llevarnos bien y entendernos.

Debemos comprender que hay nexos profundos entre una cultura en la que la transgresión, la corrupción, el individualismo, la injusticia y la inequidad brutal se han constituido desde la crisis de la institución familiar y con lo que ocurre en los salones, lo que demanda, agrega, estar abiertos a que no siempre tenemos todas las respuestas ni como maestros ni como comunidad escolar

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