El 30 de mayo de 1984 quedó grabado en la historia del país, no sólo por el raro evento cósmico, sino también por la muerte de un personaje emblemático
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El eclipse solar del 30 de mayo de 1984 fue un evento astronómico notable que capturó la atención de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, este eclipse no solo dejó una impresión en el firmamento, sino que también está vinculado a un evento trágico y resonante en la historia de México: el asesinato del periodista Manuel Buendía.
El 30 de mayo de 1984, una porción significativa de la Tierra fue testigo de un eclipse solar parcial. Este fenómeno astronómico se caracteriza por la alineación precisa de la Luna, la Tierra y el Sol, que resulta en la proyección de una sombra lunar sobre la superficie terrestre. El eclipse fue visible principalmente en América del Norte, América del Sur y algunas partes de Europa y África.
En México, el eclipse pudo ser observado en varias regiones del país, desde la península de Baja California hasta la costa del Golfo de México. Miles de personas salieron a las calles equipadas con gafas especiales y telescopios para presenciar este espectáculo celestial único.
El crimen
Manuel Buendía fue un periodista mexicano reconocido por su valentía y dedicación en la búsqueda de la verdad. Es especialmente conocido por su trabajo en el campo del periodismo de investigación, destacando su columna “Red Privada” en Excélsior, donde expuso numerosos casos de corrupción y crimen organizado en México. Su estilo incisivo y su determinación para exponer la corrupción le ganaron tanto admiradores como enemigos.
Buendía era una figura polarizante en la sociedad mexicana. Para algunos, era un héroe que luchaba contra la injusticia y la opresión. Para otros, era una amenaza que ponía al descubierto los secretos más oscuros de los poderosos. Sin embargo, su trabajo periodístico indiscutiblemente influyó en la conciencia pública y en la política del país.
Trágicamente, el 30 de mayo de 1984, el mismo día del eclipse solar, Manuel Buendía fue asesinado a tiros en la Ciudad de México. Este crimen conmocionó a la nación y envió ondas de choque a través de los círculos políticos y periodísticos.
Buendía fue emboscado por un sujeto armado mientras salía de su oficina, cerca del Monumento a la Revolución, en el cruce de Avenida Insurgentes y Paseo de la Reforma. Según registros, un sujeto que fue descrito como un hombre alto, fornido, de corte y gorra militar, le disparó en cuatro ocasiones por la espalda, lo que ocasionó su deceso de forma inmediata.
Los motivos detrás de su asesinato fueron objeto de especulación, pero muchos sospecharon que estaba relacionado con sus investigaciones sobre el narcotráfico y la corrupción en México.
Se han presentado varias versiones sobre la identidad del asesino de Buendía. Algunas fuentes mencionan a un hombre llamado Manuel Ávila Moro, supuestamente un agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y nieto de Maximino Ávila Camacho, como el presunto cómplice del verdadero perpetrador. Se afirma que este individuo ayudó al asesino a escapar en una motocicleta. Sin embargo, otras fuentes señalan a un agente de la DFS llamado Rafael Moro Ávila como el verdadero asesino, quien supuestamente actuó bajo las órdenes de su jefe, el director de la DFS José Antonio Zorrilla Pérez.
El asesinato del periodista ha dado lugar a diversas teorías y especulaciones. Se ha sugerido que el crimen fue orquestado por el entonces secretario de Defensa, Juan Arévalo Gardoqui, en una reunión que habría tenido lugar a principios de abril de 1984. Esta teoría sugiere que la reunión, a la que también asistieron altos funcionarios del gobierno y proveedores de armas para el ejército, se llevó a cabo en respuesta a las denuncias de Buendía sobre corrupción en los círculos de poder mexicanos, especialmente en relación con el tráfico de drogas.
El asesinato de Buendía tuvo repercusiones significativas en el gobierno mexicano. José Antonio Zorrilla Pérez, entonces director de la DFS, fue encarcelado como resultado del crimen, aunque algunos lo consideran un “chivo expiatorio” de un crimen de Estado más amplio. Zorrilla Pérez fue liberado en varias ocasiones debido a su estado de salud precario, pero nunca se logró una resolución definitiva del caso.
Juan Rafael Moro Ávila, otro de los presuntos implicados, fue liberado después de cumplir 18 años en prisión, pero siempre mantuvo su inocencia.
El asesinato de Buendía dejó un vacío en el periodismo mexicano y provocó un clamor por justicia y transparencia en el país. A pesar de los esfuerzos para resolver el caso, muchos aspectos del crimen quedaron sin esclarecer.
La coincidencia del eclipse solar del 30 de mayo de 1984 con el asesinato de Manuel Buendía ha generado una serie de interpretaciones simbólicas y especulaciones, pues algunos consideraron que el eclipse pudo haber sido un presagio del trágico evento que iba a tener lugar ese día.