Héctor Berrellez, quien supervisó la operación “Leyenda” en México, dio detalles sobre el trabajo que hacía el fundador del Cártel de Sinaloa antes de convertirse en el narcotraficante más buscado del mundo
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Una persona que conoce la carrera de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, antes de convertirse en narcotraficante más buscado del mundo, es el ex agente de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), Héctor Berrellez.
Berrellez, uno de los agentes más condecorados en la corporación, fue quien supervisó la operación “Leyenda” creada por la DEA para investigar el secuestro, tortura y asesinato de quien fuera su compañero y amigo, Enrique Camarena Salazar “Kiki”, quien después de haber logrado infiltrase en las filas del Cártel de Guadalajara perdió la vida a mano de sus fundadores.
En entrevista con Infobae México, Berrellez relató que uno de los implicados en el asesinato de Camarena, al que no se le han fincado cargos ni en México ni en Estados Unidos por ese delito, es El Chapo Guzmán, quien en aquel entonces –1985– era un “sirviente” al mando de Miguel Ángel Félix Gallardo, uno de los fundadores de la organización criminal.
Berrellez causó recientemente polémica por su aparición en la docuserie The Last Narc (El último infiltrado) en el que señala a la CIA por el asesinato de Camarena al mismo tiempo que se presentan testimonios del ex guadaespaldas del Cártel de Guadalajara, que involucran a ex presidentes de México con narcotraficantes como el mismo Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto” y Rafael Caro Quintero “El Narco de Narcos”.
El ex agente señaló que, al igual que todos los sicarios que participaron en el asesinato de Camarena, El Chapo Guzmán lo abofeteó y le escupió, pero también, junto con Félix Gallardo y Héctor “El Güero” Palma Salazar, se habría encargado del piloto de “Kiki” Alfredo Zavala, a quien fueron a esperar a la ciudad de Monterrey y que después fue llevado a la casa de Guadalajara en la que los dos fueron torturados y asesinados.
Recuerda que aunque “Chapo Guzmán es un psicópata que con una mano puede estar comiéndose una hamburguesa y con la otra estar decapitando a una persona”, fue también víctima de maltratos por parte de Félix Gallardo, junto con el Güero Palma y otra serie de sicarios a los que se conocía como “Los Dormidos”.
“Eran los que lavaban los carros, les servían los tragos, en los primeros tiempos andaban queriendo hacer favores. Lo usaban (al Chapo) cuando mataban a alguien para echarles cal o ir a comprar un cartón de cerveza”, recordó Berrellez.
Félix Gallardo, incluso se negaba a recibirlo en privado, pues lo consideraba como alguien inferior, a pesar de la buena relación que tenía con Caro Quintero y con “Don Neto”.
Aunque actualmente está sentenciado en Estados Unidos a una cadena perpetua más 30 años adicionales, el ex agente de la DEA aseguró que aún existen delitos por los que no se ha juzgado el fundador del Cártel de Sinaloa, entre ellos, un crimen en un hotel de Guadalajara en la década de los ochenta, en el que además de asesinar a la persona, la descuartizaron, sacaron los órganos y dejaron irreconocible.
“Esto pasó en el Hotel las Américas, cuando no era nadie (el Chapo). No se sabía si era mujer u hombre porque el cuerpo estaba desmembrado y apestaba a excremento humano, como huele cuando te cortan las tripas.
“Estaban el Chapo y el Culichi llenos de sangre y drogados, cuando llega la policía el comandante González les dice que se vayan, que no hagan arrestos ni nada y nunca se resolvió quién era la persona”, dijo. En ese lugar también estuvieron Jorge Gordoy, ex policía y ex guardaespaldas del cártel, y Ernesto Fonseca.
Aseguró que Guzmán Loera también estuvo involucrado en el asesinato de turistas estadounidenses en un restaurante llamado “La Langosta”, en Zapopan, propiedad de Caro Quintero, al confundirlos con agentes de la DEA.
A uno de ellos, Caro Quintero le habría destrozado la cabeza con un picahielos y a otro El Chapo lo degolló, según las declaraciones de Berrellez.
El testimonio del ex agente es considerado muy valioso por la operación “Leyenda”, sin embargo, tuvo que guardar silencio durante décadas ya que en México existía una orden de aprehensión en su contra por el secuestro de Humberto Álvarez Machaín, quien fue levantado en México y llevado a Estados Unidos.
Álvarez Machaín fue el doctor señalado de haberle suministrado medicamentos a Camarena para que se mantuviera con vida mientras lo seguía torturando.