Los investigadores están trabajando en la identificación de los factores que han propiciado esta situación, para poder establecer medidas que permitan minimizar su impacto
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En los últimos tiempos, se ha llevado a cabo una serie de acciones encaminadas a reducir la cantidad de partículas de aerosol liberadas a la atmósfera, lo que ha tenido un impacto rápido y efectivo. No obstante, hay un aspecto importante que ha despertado preocupación entre los expertos: los aerosoles también contribuyen a reflejar el calor hacia el espacio, por lo que su eliminación puede haber provocado una mayor entrada de calor en las aguas.
En un nuevo estudio que fue publicado la semana pasada, se resaltó que en los últimos 15 años, el calor acumulado en la Tierra ha aumentado en un 50 por ciento, y la mayor parte de ese aumento ha ido a parar a los océanos.
Por otro lado, el patrón climático ENOS, también conocido como El Niño-Oscilación del Sur, ha sido objeto de seguimiento constante por parte de la comunidad científica. Durante los últimos tres años, este fenómeno natural ha estado en una fase más fría denominada La Niña, lo que ha contribuido a mantener bajo control las temperaturas globales.
Sin embargo, se ha detectado que se está formando un El Niño poderoso que tendrá importantes consecuencias para el mundo. Los investigadores están trabajando en la identificación de los factores que han propiciado esta situación, para poder establecer medidas que permitan minimizar su impacto.
ONU: 2022 fue un año horrible, mortífero, costoso y caluroso
Tras meses de análisis del clima de 2022, la Organización Meteorológica Mundial concluyó que el año pasado realmente fue tan desastroso como le pareció a la gente que lo padeció.
Y no podría ser peor… salvo que haya un mayor calentamiento.
Inundaciones, sequías y olas de calor mortíferas azotaron diversas partes del mundo y causaron daños por miles de millones de dólares.
El calor y la acidez de los océanos ascendieron a niveles récord, y el hielo antártico y los glaciares alpinos disminuyeron también a niveles sin precedentes, según el informe Estado del Clima Mundial en 2022 de la OMM.
Aunque estos niveles han estado más elevados antes de la civilización humana, el nivel global del mar y la cantidad de dióxido de carbono y metano en el aire alcanzaron la cantidad más elevada desde que se llevan registros.
Los glaciares clave en que se basan los científicos para verificar la salud del planeta se encogieron más de 1,3 metros en apenas un año, y por primera vez en la historia no hubo nieve que sobreviviera al derretimiento estival en los glaciares suizos, de acuerdo con el informe.
El nivel del mar está incrementándose al doble de velocidad de lo que lo hizo en la década de 1990, dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, en una conferencia de prensa.
El nivel de los océanos puede aumentar entre medio metro y un metro ( para fines de siglo a medida que se derriten las capas de hielo y los glaciares y se expande el agua como consecuencia de una mayor temperatura, advirtió.
“Desafortunadamente, estas tendencias negativas de los patrones climáticos y todos estos parámetros podrían continuar hasta la década de 2060”, a pesar de los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, debido a la contaminación ya emitida, dijo Taalas. “Ya hemos perdido este juego de derretimiento de estos glaciares y el juego del incremento en el nivel del mar. Es una mala noticia”.
El año pasado estuvo cerca de ser el más cálido del que se tenga registro, pero finalmente fue el quinto o sexto más caluroso, según la técnica de medición empleada. Pero los últimos ocho años han sido los más cálidos desde que se llevan registros globales. El mundo mantuvo ese nivel de calor a pesar de que La Niña, un enfriamiento natural temporal de partes del Pacífico que altera el clima mundial, se prolongó inusualmente por tercer año en fila.
Gran Bretaña, Francia, Irlanda, Portugal, España, Bélgica, Luxemburgo, Italia, Alemania, Suiza y Nueva Zelanda tuvieron sus años más calurosos de los que se tenga registro. La medición del calor global y otras estadísticas climáticas se remontan a 1850.
