Los agentes federales acudieron al departamento del ahora detenido con una orden de registro y, al preguntarle si había alguien más en casa, este respondió: “solo mis amigos muertos”
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El FBI halló 40 cráneos humanos y otros restos como decoración en la casa de un hombre, identificado como James Nott, en el estado de Kentucky en Estados Unidos y lo vinculan a una red de personas que supuestamente se dedica a la compra y venta de partes del cuerpo en la que participaba un gerente de la morgue de la Escuela de Medicina de Harvard.
Los agentes federales acudieron al departamento del ahora detenido con una orden de registro y, al preguntarle si había alguien más en casa, este dijo que “solo mis amigos muertos”, según la declaración jurada del FBI compartida por la cadena CNN.
Los cráneos estaban esparcidos por toda la casa, uno de ellos con un pañuelo en la cabeza y otro en el colchón en el que dormía. Los agentes también encontraron médulas espinales, fémures, huesos de la cadera y una bolsa de la Facultad de Medicina de Harvard.
El detenido no ha sido acusado de delitos relacionados con las partes del cuerpo, pero enfrenta un cargo federal de posesión de un arma de fuego siendo una “persona prohibida” debido a su condición de delincuente convicto.
Ya en 2011 el acusado se declaró culpable de posesión de un dispositivo destructivo no registrado, luego de que se le encontrara un cordón detonador, dispositivos de ignición, fusibles cronometrados y otros materiales que podrían usarse para ensamblar “un dispositivo destructivo”.
Durante el verano pasado, la policía de East Pennsboro, Pensilvania, recibió un aviso sobre posibles restos humanos encontrados en la residencia de un hombre llamado Jeremy Pauley, según la denuncia. Tras registrar su casa, los agentes del FBI descubrieron órganos, piel y otros restos humanos, según reseñó la citada cadena estadounidense.
Tras la investigación llevada a cabo por el FBI, Pauley reveló la existencia de una red de individuos dedicados a la compra y venta de partes del cuerpo humano. Uno de los implicados identificado fue Cedric Lodge, quien trabajaba en la morgue de la Facultad de Medicina de Harvard. De acuerdo con las autoridades, Lodge robaba partes de cadáveres con el fin de venderlas en Internet.
En mayo, Lodge fue despedido de su trabajo y ahora enfrenta cargos federales por robo, venta y envío de partes del cuerpo humano.
Hallazgo de los cuerpos
Según los documentos judiciales, Lodge, de 55 años y residente de Goffstown, New Hampshire, se apropió de porciones disecadas de cadáveres donados a la escuela entre 2018 y principios de 2023.
Las partes del cuerpo, que incluían cabezas, cerebros, piel y huesos, fueron sustraídas sin el conocimiento ni el consentimiento de la escuela. Lodge solía llevar estos restos a su casa, donde vivía con su esposa Denise, de 63 años. Algunos de ellos eran enviados a los compradores a través del correo, mientras que otros tenían la opción de acudir personalmente a la morgue para seleccionar los restos que deseaban adquirir.
Pero, ¿cuál era el propósito de estos restos humanos robados? Según la acusación, los compradores los utilizaban con fines diversos, algunos más macabros que otros.
Katrina Maclean, dueña de Kat’s Creepy Creations (Creaciones Espeluznantes de Kat) en Peabody, Massachusetts, supuestamente pagó a Lodge USD 600 por dos rostros disecados en octubre de 2020. Esto sugiere que estos restos humanos podrían haber sido utilizados con fines decorativos o incluso en la industria del entretenimiento macabro.
Joshua Taylor, otro de los implicados, supuestamente realizó numerosos pagos a los Lodge a través de PayPal, sumando más de USD 37,000. Según el expediente, Taylor envió un pago de USD 1,000 con la nota “cabeza número 7″, y otro de USD 200 con el mensaje “braiiiiiins” (“cerebroooos”). Estos detalles sugieren que los restos humanos podrían haber sido utilizados en actividades relacionadas con el horror o la subcultura zombie.
Además de Maclean y Taylor, se acusa a otras personas de comprar y revender los restos robados. Según los fiscales, estas personas formaban parte de una red nacional que traficaba con restos humanos robados, provenientes tanto de la escuela de Harvard como de una funeraria en Arkansas.
Maclean también está acusada de vender restos robados a otros compradores en varios estados, incluida la presunta venta de piel humana a Jeremy Lee Pauley en Pensilvania, quien la curtió para crear cuero.