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CHILPANCINGO, Gro. (apro).- El problema de la violencia en la Sierra no es la amapola, sino las mineras, y las autoridades lo saben, aseguró este viernes Isaac Navarrete Celis, señalado por el gobierno de Héctor Astudillo Flores como líder del grupo delictivo Cártel del Sur.
En entrevista, Navarrete Celis consideró que la problemática ha rebasado al gobierno estatal por el interés económico que existe en el corredor minero Xochipala-Mezcala-Carrizalillo, donde operan empresas canadienses con el aval de autoridades de los tres niveles de gobierno.
Por ello, lanzó un llamado al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que intervenga y resuelva ese conflicto que ha dejado decenas de muertos, desaparecidos y desplazados por la violencia que se agudizó a finales del año pasado en los municipios de Chichihualco y Tlacotepec.
La semana pasada, dirigentes de la guardia comunitaria de Tlacotepec, Salvador Alanis y Humberto Moreno, dieron un plazo de 30 días al gobierno de Astudillo para detener a Isaac Navarrete, o de lo contrario, advirtieron, irrumpirán en Chichihualco y Chilpancingo.
Navarrete Celis rechazó el señalamiento del gobierno estatal y del grupo armado de Tlacotepec al señalar que “no es líder” del Cártel del Sur porque en Guerrero –subrayó– “no existen cárteles”.
No obstante, admitió que, de conductor de camiones que trasladan madera a los aserraderos, se dedicó al negocio de la amapola porque “es la única actividad económica en la sierra”, aunque ahora –dijo– “ya no es redituable porque se terminó el mercado”.
Añadió: “Si tuve que tomar las armas fue porque nos traían a raya la gente de Los Rojos, hace cuatro o cinco años. Secuestraron a miembros de mi familia y nos mantenían arrinconados, sometidos al pago de cuotas. No aguantamos más y por eso estoy en eso”.
Asimismo, advirtió que ante el emplazamiento del grupo de Tlacotepec para que lo detengan, “habrá más muertos” en la sierra en caso de que el gobierno federal no intervenga a tiempo, porque “el pueblo se tiene que defender”.
Isaac Navarrete consideró que el problema de la violencia actual en la Sierra no es el negocio de la amapola, sino el control de las ganancias que generan las empresas mineras canadienses asentadas en el poblado de Carrizalillo, y la expansión que pretenden en la comunidad de Xochipala, ambas del municipio de Eduardo Neri.
El avance del grupo de Tlacotepec, abundó, es dirigido por Onésimo Marquina Chapa, con el objetivo de tener el control absoluto del corredor minero que conecta la región Centro con la Sierra.
También aseguró que el gobernador Astudillo tiene pleno conocimiento del problema en la Sierra, porque ha recibido información directa de los comisarios municipales, pero nada ha hecho para resolver el conflicto.
Sobre la iniciativa de legalizar la amapola con fines medicinales como estrategia para resolver la violencia en la Sierra, destacó que ésta no es la solución, porque el mercado de este opioide “ya se vino abajo”.
Explicó que la violencia en la Sierra se dio tras la masacre y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, hace cuatro años, en la ciudad de Iguala.
Y dijo que, ante el embate del gobierno federal, el grupo Guerreros Unidos hizo alianza con los remanentes del grupo delictivo Los Rojos que opera en Tlacotepec y que dirigen Onésimo ‘El Necho’ Marquina Chapa, Juan ‘El Teniente’ Castillo, Zenén ‘El Chaparro’ Nava y Santiago ‘El Carrete’ Mazari.
Finalmente, Navarrete Celis expresó que tiene temor de ser detenido porque nadie quiere estar en esa condición, y anunció que está dispuesto a deponer las armas en caso de que el gobierno federal resuelva el problema en la sierra.